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Un informe oficial dice que la DANA solo dio la puntilla a la fauna del Mar Menor, que ya estaba al límite de su resistencia

La degradación ecológica de muchos años del Mar Menor hizo que las precipitaciones de la DANA supusieran un golpe definitivo para una gran parte de la fauna que habitaba en la laguna. La gran cantidad de agua dulce cargada de restos de fertilizantes convirtió una extensa área del Mar Menor en una bolsa sin oxígeno incompatible con la vida, según concluye el informe sobre el estado de la laguna realizado por el Instituto Español de Oceanografía y firmado el 28 de octubre al que ha accedido eldiario.es.

El IEO explica en su análisis que el problema, cuyo último episodio se registró el 12 de octubre con la aparición de decenas de miles de peces y crustáceos muertos en las orillas del Mar Menor, no solo puede atribuirse a la entrada de agua dulce (que favorece la desaparición de oxígeno en el fondo y que ha matado masivamente a la fauna) sino a “lo que ha introducido este agua a la laguna que es el combustible del proceso eutrófico”. Es decir, más nutrientes en el agua que hace que crezca el fitoplancton lo que provoca que no llegue la luz y que no crezca la vida en el fondo del mar.

Lo que ha introducido es una gran cantidad de restos de fertilizantes: de 35 a 60 toneladas de nitratos, 100 de fosfatos y de 25 a 45 toneladas de amonio, calculan los técnicos del instituto. “La eutrofización ha supuesto una degradación profunda del Mar Menor que se está cronificando y lo ha hecho críticamente vulnerable a otros factores (la DANA sería un ejemplo pero no el único)”, especifican. “En cualquier momento pueden volver a desencadenar episodios masivos de mortandad”, avisa el trabajo.

Así que, la lluvia torrencial de la DANA en septiembre derivó en una corriente de agua dulce que impedía la llegada de oxígeno desde la atmósfera. Además, la gran cantidad de restos agrícolas exacerba el plancton. Un cóctel demasiado letal para un ecosistema ya muy dañado.

La DANA “ha agravado notablemente el estado ecológico del Mar Menor”, concluye el informe. Y puede decirse que fue la causa última y directa, es “responsable de episodio de mortandad masiva”. Pero “antes ya se había registrado una tendencia muy clara hacia un nuevo episodio de eutrofización, que es la verdadera causa del deterioro del Mar Menor”, remata el IEO.

Sin caso a las alarmas

Los técnicos del organismo dependiente del Ministerio de Ciencia explican que durante 2018 y 2019 se recuperaron niveles de transparencia del agua previos a la famosa sopa verde de 2016 que hizo que se detectara que había desaparecido un 86% de los vegetales del fondo. Esto derivó en que “desde ciertos ámbitos” se interpretara que ya había una “recuperación del estado ecológico del Mar Menor”, afean.

Sin embargo, tanto el IEO como otras instituciones, describe el informe, “consideramos que la evidencia científica y las circunstancias reales no apoyaban un diagnóstico de recuperación”. Ocho asesores científicos del Gobierno murciano dimitieron al considerar que había uso político y manipulación del comité que debía guiar la acción de recuperación del espacio.

De hecho, prosiguen los investigadores del IEO, los niveles de clorofila –que indican cómo ha explotado la multiplicación de fitoplancton que impide el paso de la luz y la vida vegetal en el fondo de la laguna– estaban en valores parecidos a los de 2015-2016 justo antes de las precipitaciones de la DANA, describe el informe.

La llegada de una gran cantidad de agua debido a las precipitaciones torrenciales de septiembre asestó la puntilla: aportó agua con poca salinidad y arrastró una gran cantidad de nutrientes procedentes de los cultivos alrededor del Mar Menor. “Entrada masiva de nitrógeno y fósforo [restos típicos de los fertilizantes aplicados en la agricultura de regadío] asociada a la entrada de agua y sedimentos terrígenos procedentes de los terrenos de cultivo”, en palabras del informe del Instituto.

La combinación era mortal. El agua más dulce impide la transferencia de oxígeno desde la atmósfera hacia el agua más profunda. Los nutrientes favorecen más aun el plancton. Todo eso hizo, según este análisis, que se creara una capa de agua profunda a partir de los tres metros “en la que el oxígeno se ha agotado en su totalidad”. Eso causó la muerte de casi toda la vida lagunar en esa zona profunda y que los supervivientes huyesen a zonas más superficiales.

Cuando esa bolsa anóxica afloró a la superficie, cargada de productos tóxicos resultado del metabolismo de organismos que no precisan oxígeno (anaerobios) “debieron contribuir a la muerte de toda la fauna presente en una extensa área al norte de la laguna”, concluyen. Esa capa de agua sin oxígeno y cargada compuestos nocivos “mata a todos los peces y crustáceos” que se habían refugiado a menos profundidad.

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