Investigadores españoles identifican una nueva forma genética de alzhéimer
Más del 95% de las personas mayores de 65 años que tienen dos copias del gen APOE4 presentan biomarcadores de alzhéimer en el líquido cefalorraquídeo y en las exploraciones PET, lo que significa que tienen muchas papeletas para desarrollar la enfermedad. Es el principal hallazgo que publican este lunes un grupo de investigadores del Hospital de Sant Pau, en Barcelona, que se publica en la revista Nature Medicine.
Hasta ahora solo se consideraban como formas genéticas de alzhéimer algunas alteraciones poco frecuentes en tres genes. Lo que propone el equipo liderado por Juan Fortea, director de la Unidad de Memoria del Servicio de Neurología del Hospital Sant Pau, es una nueva forma, mucho más frecuente, de desarrollar la enfermedad por factores genéticos. El hallazgo lo han realizado tras analizar datos de más de tres mil cerebros donados y datos clínicos de más de diez mil pacientes y comprobar que casi todas las personas que portan dos copias de la variante APOE4, que antes solo se consideraba factor de riesgo, terminan también por desarrollar la enfermedad.
El hallazgo lo han realizado tras analizar datos de más de tres mil cerebros donados y datos clínicos de más de diez mil pacientes
No solo un factor de riesgo
Los científicos ya sabían que APOE era uno de los genes considerados el factor de riesgo genético más potente para el alzhéimer de aparición tardía. Basándose en los nuevos resultados, los autores sugieren que la variante genética del gen (APOE4) no es sólo un factor de riesgo para el alzhéimer, como se pensaba anteriormente, sino que también representa una forma genética distinta de la enfermedad. “Estos datos representan una reconceptualización de la enfermedad o de lo que significa ser homocigoto para el gen APOE4”, subraya Fortea.
“Los datos muestran claramente que tener dos copias del gen APOE4 no sólo aumenta el riesgo, sino que también anticipa la aparición del alzhéimer, lo que refuerza la necesidad de estrategias preventivas específicas”, asegura Alberto Lleó, investigador del Grupo de Neurobiología de las Demencias del Instituto de Investigación Sant Pau y director del Servicio de Neurología del mismo hospital. Los autores señalan que estos hallazgos podrían ser útiles para el desarrollo de estrategias de prevención individualizadas, ensayos clínicos y enfoques de tratamiento específicos.
Tener dos copias del gen APOE4 no sólo aumenta el riesgo, sino que también anticipa la aparición del alzhéimer, lo que refuerza la necesidad de estrategias preventivas específicas
Para Eloy Rodríguez, neurólogo en Hospital Universitario Marqués de Valdecilla-IDIVAL y profesor en la Universidad de Cantabria, se trata de un estudio de muy alta calidad y fruto de un gran esfuerzo. “Realmente, que los homocigotos e4 tienen una altísima probabilidad de alzhéimer no es ninguna novedad, lo conocemos desde hace años y lo vemos en nuestras consultas”, explica en declaraciones a SMC España. Pero hasta ahora no había datos de tamaños poblacionales grandes, ni estaban analizados los datos con el enfoque necesario para valorar este aspecto.
“El estudio aporta evidencias sólidas para cambiar el marco conceptual: pasamos de pensar en los homocigotos e4 como un factor de riesgo a considerarlo un factor determinante de la enfermedad”, asegura Rodríguez. A su juicio, “quizás, en un futuro próximo, estos sujetos puedan ser candidatos a un cribado poblacional para tratarlos desde edades muy precoces, evitar este acúmulo de beta-amiloide y retrasar o evitar la enfermedad”.
Dado que 2 de cada 100 europeos del norte son portadores de dos copias del gen, se convierte en uno de los trastornos genéticos mendelianos más comunes
“Los resultados obligan a cambiar la idea de que APOE4 es simplemente un factor de riesgo de alzhéimer”, asegura Paul Matthews, director del Instituto Rosalind Franklin y jefe de grupo en el Instituto de Investigación de la Demencia del Reino Unido en el Imperial College en declaraciones a SMC. “Dado que 2 de cada 100 europeos del norte son portadores de dos copias del gen, los autores destacan que este descubrimiento convierte a la enfermedad de Alzheimer APOE4 en uno de los trastornos genéticos mendelianos más comunes”.
“No veo nada en este artículo que justifique la afirmación de que ser portador de dos copias de APOE4 represente alguna ‘forma genética distinta’ de la enfermedad de Alzheimer”, discrepa David Curtis, catedrático honorario del Instituto de Genética de la UCL (University College London) al mismo medio. “Independientemente del número de alelos de APOE4 que uno porte, los procesos subyacentes de la enfermedad parecen similares en todos los casos de alzhéimer, lo que sugiere que cualquier estrategia eficaz de tratamiento y prevención, aún por desarrollar, tendría una amplia aplicabilidad”, reconoce.
“Se trata de un estudio sólido que confirma un vínculo importante entre APOE4 y alzhéimer; sin embargo, no es en absoluto una sorpresa”, recalca Tara Spires-Jones, presidenta de la Asociación Británica de Neurociencias e investigadora de la Universidad de Edimburgo, a SMC. “De cara al futuro, este estudio y otros ponen de relieve la importancia de realizar más investigaciones básicas para comprender cómo los genes modifican la susceptibilidad de nuestros cerebros a la enfermedad de Alzheimer a medida que envejecemos”.
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