Te necesitamos
Si te gusta nuestro trabajo, apóyanos para poder seguir. Ahora más que nunca se demuestra que la desinformación debilita la democracia. Ayúdanos a combatir las mentiras.
El periodista Javier Moreno vuelve a la dirección de El País y reemplazará a Soledad Gallego-Díaz. La que fuera la primera mujer en dirigir el periódico de Prisa deja el cargo después de dos años. Su contrato vencía a principios de junio. Durante el anterior mandato de Moreno, quien ya ocupó ese puesto entre 2006 y 2014, la empresa aplicó el primer ERE de su historia, despidiendo a casi 130 redactores.
El nombramiento de Gallego-Díaz llegó después del mandato de Antonio Caño (entre 2014 y 2018), en el que la cabecera había sufrido una intensa caída de ventas y fuertes críticas por la salida de firmas emblemáticas.
En una entrevista concedida a última hora del lunes en la Cadena SER, Gallego-Díaz ha explicado que cuando recibió en 2018 la llamada del Consejero Delegado de PRISA, Manuel Mirat, ofreciéndole la dirección de El País, ella aceptó con una condición: “Le dije que tenía que ser un proyecto de dos años. Porque lo que no haga en dos años no lo voy a hacer en tres. No tengo edad para proyectos muy largos. Quiero hacer lo que hay que hacer y luego recuperar mi vida”.
Tras elogiar a los profesionales que forman la redacción de El País, Gallego-Díaz ha confirmado que conservará su vinculación con la cabecera: “Me han pedido que recupere la columna semanal que tenía antes de hacerme cargo de la dirección. La hice durante muchos años y me lo pasé muy bien”. Finalmente ha admitido que echará de menos el ambiente de la redacción: “Tengo muchísimos amigos allí y cuando me entre morriña iré a visitarlos”.
Una semana antes de decretarse el estado de alarma por la pandemia, en el mes de marzo, El País lanzaba su nuevo modelo de suscripción digital, que se topó con la crisis del coronavirus, por lo que tuvieron que retrasar hasta mayo la implantación del nuevo modelo, que se halla en su fase inicial.
Pese a lo crítico de este movimiento, los dueños del periódico, un conglomerado de bancos y fondos de inversión, no han dudado en aplicar un relevo en la dirección del medio. Los principales accionistas de Prisa son la familia Polanco, el fondo oportunista Amber, Telefónica, el grupo Herradura, el banco HSBC, Caixabank, Santander, así como miembros de la familia real catarí.
Con Gallego-Díaz, periodista ampliamente respetada y reconocida, la dirección del Grupo Prisa pretendía enderezar el rumbo impuesto primero por Moreno y luego por Caño: un alineamiento editorial cada vez más próximo a ciertos sectores de la derecha (lejos, por tanto, del sentir mayoritario de sus lectores) y una dependencia estrecha de los acreedores de la empresa editora.
Ese cambio de rumbo posibilitó que firmas históricas del periódico, que habían abandonado la cabecera, volvieran a escribir en ella: Enric González, Ramón Lobo y Maruja Torres, entre otros. Hoy mismo la escritora catalana, poco después de trascender la noticia del nombramiento de Moreno, ha comunicado que vuelve a abandonar El País.
En abril, Manuel Mirat, envió una carta a todos los trabajadores del grupo pidiéndoles un “sacrificio” ante “el daño económico” que estaba sufriendo la compañía por el coronavirus. Fuentes del grupo explicaron entonces que lo que se plantea la dirección eran “dos expedientes de regulación temporal de empleo por causas económicas que serán comunes y transversales para todas las compañías que integran Prisa”.
Por un lado, un ERTE de tres meses “para un porcentaje de la plantilla que en este momento no tiene actividad” y otro “de reducción de jornada hasta diciembre de 2020” que implicaría una “reducción de entre el 10% y el 15% de salario y jornada laboral para el resto de los colectivos”.
Según información de la propia compañía, el impacto de la pandemia ha tenido un efecto negativo estimado de 25,5 millones en los ingresos del Grupo y de 20,8 millones en el Ebitda en el periodo comprendido entre enero y marzo de 2020.
Si te gusta nuestro trabajo, apóyanos para poder seguir. Ahora más que nunca se demuestra que la desinformación debilita la democracia. Ayúdanos a combatir las mentiras.