José María Peña Sánchez de Rivera, catedrático de Medicina en la Universidad Autónoma y Jefe Clínico de Medicina Interna en el Hospital Universitario La Paz de Madrid, ve un futuro prometedor en los nuevos tratamientos contra la enfermedad Covid-19, a la vez que define de “pesadilla” la situación actual de su hospital, en el que ha llevado durante 30 años la unidad de pacientes con VIH, luchando contra “bichos”, como él los define, como este coronavirus, “un microorganismo simple” pero que es “un reto histórico”.
¿Nos salvarán de la pandemia las pastillas o la vacuna?
La vacuna no estará antes de un año. Todos tenemos prisa y cuando la realidad no encaja con nuestro deseo surge la frustración y la rabia. Pero es lo que hay. Por ejemplo: virus del sida, 1983, y aquí estamos, sin vacuna. La buena noticia es que este virus muta poco y la sensación es que se va a conseguir una vacuna magnífica. Mientras tanto, tratamiento, y hay varias posibilidades.
¿Inyectar plasma obtenido de sangre de pacientes infectados es uno de ellos?
Exacto. Es volver a la historia: sabemos que el organismo, si le das tiempo y el bicho no te mata, fabrica unas moléculas que se llaman anticuerpos, que son superneutralizantes, pero hay que dar al cuerpo unas tres semanas, y claro hay microorganismos que te matan antes. Lo que se hizo antes de que existieran los antibióticos era inyectar microorganismos en animales, caballos por ejemplo. El animal fabricaba anticuerpos, extraías este suero y lo dabas a los enfermos y los curabas, aunque aprendimos hace tiempo que es mejor usar plasma de nuestra propia especie. Eso es más viejo que la tos. También se hizo en el ébola. Pero para eso tienes que estar seguro de que esos anticuerpos son neutralizantes, porque no todos los anticuerpos eliminan bichos, y el prototipo de nuevo es el sida, donde vimos que el anticuerpo no bloqueaba. Este bicho es sencillo y hay una esperanza muy razonable. El asunto es cuánto se puede conseguir, la logística, aunque por ahora hay miles de donantes.
Están probando otras pastillas, por ejemplo las usadas para artritis...
Es que hay distintas aproximaciones. Tú a un virus lo puedes atacar cuando está circulando antes de entrar en la célula, cuando entra en la célula y cuando sale. Antes de que entre, los fármacos no sirven porque lo que hacen es bloquear la replicación y cuando el virus está fuera está quietecito. En esta fase los anticuerpos neutralizan, son estupendos en ese momento porque así el virus no me va a lesionar. Los fármacos directos pueden bloquear la entrada del virus, la lectura del RNA, la reestructuración y la salida. Se descubrió que la hidroxicloroquina cambia cosas dentro de la célula que dificultan que el virus se replique, es un clásico de la malaria, también del lupus y la artritis reumatoide, porque regula la respuesta inmunológica. Se están probando muchos fármacos, habrá que verlo, porque el riesgo de error es alto ante los pocos casos, aunque hay ensayos clínicos muy bien planteados, también en España. Los ensayos deben ser doble ciego, ni el paciente ni el médico que lo administra sabe qué esta dando, para evitar sesgos de interpretación. Vamos a tener respuestas en un par de meses.
¿Hay más opciones para los enfermos?
Sí. El bicho en sí mismo no da mucho la lata, no da mucha fiebre, es nuestro sistema inmune el que reconoce que ha entrado algo raro y pone en marcha mecanismos conectados para eliminarlo, que son los que provocan los efectos de fiebre, malestar... A cambio de eso matan al bicho, pero en un porcentaje pequeño de enfermos y sin que sepamos exactamente por qué, el sistema inmune se entusiasma y produce una tormenta de citoquinas, y mata al bicho y mata al huésped. Por eso la gente empeora repentinamente, no porque el virus sea más dañino o agresivo, sino por la hiperrespuesta de algunos pacientes. Por eso se usan monoclonales para la gente más grave, bloqueas esa respuesta y el enfermo sale adelante, porque demasiada respuesta inmunológica mata.
¿Se sabe en qué perfiles de paciente hay demasiada respuesta?
Todavía no. Ahora estamos trabajando en UCI y hospitales precozmente en identificar criterios de gravedad.
¿Es posible que los jóvenes se contagien menos, como dicen las cifras proporcionadas por el Gobierno?
No es así. Lo sabremos con certeza en un par de meses, porque cuando pasas la enfermedad quedan unas proteínas en la sangre y a posteriori, cuando se hagan estudios poblacionales, tendremos un mapa estupendo que confirmará que un porcentaje altísimo de la población juvenil ha pasado Covid-19 sin enterarse. Es como la hepatitis A, que en el 95% de los casos se pasa de modo asintomático. Esto cambiará también el porcentaje de mortalidad, porque ahora hay un mínimo de 250.000 personas infectadas en España, seguro.
Que la incubación sea tan larga, hasta 14 días, ¿complica el tratamiento y la lucha clínica contra el virus?
Yo no tengo nada claro eso. Por lo que estamos viendo, la incubación son 5 días, súmale más menos 2, y si nos ponemos muy estupendos estamos entre 2 y 12 días.
¿Por qué se habla de plazos tan largos, entonces?
Porque es política para millones de personas y no todos son igual de conscientes o responsables. La OMS publica para 7.000 millones de personas en el mundo, y se ponen mucho margen de seguridad. Clínicamente no está demostrado ese margen de 14 días.
¿Existe el riesgo de reinfección de pacientes que se han curado?
No. La revista 'Science' empezaba un artículo diciendo “no digan tonterías”. Tajantemente, no hay posibilidad de reinfección en curados.
Entonces, ¿por qué la ministra Irene Montero hará cuarentena después de pasar la enfermedad?
Si vuelve a salir positivo después de pasar la enfermedad, hay varias opciones, entre ellas que está produciendo una eliminación intermitente residual de elementos genéticos del virus, no de virus con plena capacidad infectiva. Este fenómeno es muy habitual en muchas otras infecciones y se soluciona explicando y tranquilizando al paciente. No aislándolo.
¿Es un riesgo el contagio en superficies donde se mantiene el virus, como metal o cartón? ¿Hay que desinfectar?
En superficies sí es una realidad absoluta que se mantiene el virus, habría que desinfectar razonablemente. Pero en aerosoles [de menor tamaño a las expulsadas al toser o estornudar] no. Bueno, en este caso sí hay riesgo si soy médico y estoy intubando a un enfermo. El médico sí debe llevar máscara con buen filtro. Pero en la vida normal, en la calle, con el metro de distancia sobra.
Entonces, tantas mascarillas que se ven por la calle ¿no sirven realmente de nada?
Es difícil que prenda la idea de que no hacen falta porque casi todos las llevan. Tampoco sé quién aconsejó a Felipe VI que fuera el otro día con mascarilla a Ifema, porque abunda en esta idea y esa imagen hunde cualquier razonamiento. Si yo soy sanitario o cuidador y me voy a aproximar a una persona, entonces sí, mascarilla y gafas.
¿Qué incidencia puede tener la Covid-19 en embarazadas y neonatos?
Había mucho miedo con esto, porque inmunológicamente la situación del embarazo es especial. Una mujer tiene en su interior algo que solo es genéticamente suyo en la mitad, por lo que debe tener un sistema de inmunosupresión para no matar a lo que tiene dentro. Afortunadamente este virus no afecta a embarazadas especialmente, el virus de la gripe, sin embargo, era horrible. Este se queda en el árbol respiratorio y no llega a la sangre y a neonatos parece que tampoco les afecta, aunque hay pocas experiencias estudiadas. Y tampoco se han reportado malformaciones, que eso es una pesadilla y es lo que pasó con el zika.
¿Cómo es un día en el Hospital de La Paz ahora?
Una pesadilla. El 95% de las camas son de pacientes con coronavirus, tenemos residentes dedicados a esto. Llevo sexto en la facultad y se ha hecho un listado de voluntarios que van a ayudar, la gente está dándolo todo. Claro, el resto de las enfermedades no se han tomado vacaciones, y con los puñeteros recortes que arrastramos ya estábamos al 98% de ocupación. Aunque la gente va ahora poco a Urgencias, sigue habiendo infartos, hemorragias digestivas... Y te encuentras con 200 ingresos diarios, y eso es una pesadilla. Es especialmente duro porque los enfermos están solos por el riesgo de contagio.
¿Cómo imagina la vida después del confinamiento y cuando se supere la crisis?
Intentando ver algo positivo, la gripe del año que viene nos va a parecer una tontería, porque la gente se va a lavar las manos y va a tener cuidado. Hay una reflexión sobre la sanidad pública y los recortes que se han hecho. A ver si aprenden. Esto es algo histórico, porque nunca en la historia de la humanidad una sociedad civilizada ha intentado bloquear una enfermedad infecciosa, me recuerda a la peste negra del siglo XIV, cuando no lo consiguieron, claro. Es un reto colectivo.
¿Ni siquiera supera este reto la llamada gripe española?
Tampoco, no había tecnología suficiente y era otra sociedad. Epidemiológicamente lo hicieron muy bien por lo del aislamiento, pero no fue tan concentrado en el tiempo como ahora. En este caso ha sido histórico. ¿Te imaginas que en una sociedad libre y democrática no te dejen salir? Era algo inconcebible, pero la gente lo ha asumido con un sentido de responsabilidad extraordinario, con un alto nivel de solidaridad, aunque también de miedo.