Juan Cuatrecasas, víctima de abusos en Gaztelueta: “La Iglesia española debe abandonar el negacionismo y limpiar lo que esconde”
Algo cambió en el corazón de Juan Cuatrecasas cuando el 12 de agosto pasado recibía una carta manuscrita del Papa Francisco en la que le anunciaba su decisión de reabrir el 'caso Gaztelueta', once años después de que su vida cambiara tras sufrir abusos por parte del numerario del Opus Dei José María Martínez Sanz (condenado por el Tribunal Supremo a dos años de prisión), pero ninguneado por los jueces vaticanos, cuya última palabra oficial fue la de “reponer el buen nombre del profesor injustamente acusado”.
Ahora, cuando la justicia civil ha fallado de manera inapelable y, tras conocer de primera mano el caso, Bergoglio ha decidido tomar cartas en el asunto y nombrar una comisión, presidida por el obispo de Teruel José Antonio Satué, con la misión de “depurar responsabilidades y sanar las heridas causadas”. Y las de la víctima del 'caso Gaztelueta' hoy siguen muy presentes.
Estudiante en una universidad madrileña, Juan acaba de ganar un premio relatando su experiencia con el que pretende, asegura, “que la gente que ha pasado por situaciones similares se de cuenta de que no está sola, de que denunciar estos delitos debería afrontarse con calma y respaldo y de que por muchos agresores, encubridores y negacionistas que haya, siempre seremos más los que busquemos justicia”.
“Me pone contento que, por fin, la Iglesia decida coger las riendas de mi caso, con el fin de reparar”, cuenta a elDiario.es. “¿Es el único caso? No. Espero que sirva para abrir la veda”, reflexiona en conversación con este medio. Juan quiere pensar que la investigación ordenada por el Papa “sirva”, aunque reconoce que “con la Iglesia soy desconfiado”. Respecto a una petición de perdón por parte del Opus Dei, “no es algo que me preocupe porque sé que no ocurrirá, pero les devolvería algo de dignidad, si es que tienen de eso”.
El superviviente de los abusos en el Gaztelueta no teme volver a enfrentarse con el relato de las atrocidades sufridas. “He hecho tantas que casi me han hecho sentirme inmune al dolor, y digo casi porque recordarlo y revivirlo siempre remueve”, sostiene. Lo que sí pide a la comisión de investigación es “que sea transparente, eficaz y empática”. Y aclara con firmeza que “las víctimas no queremos venganza, solo sentirnos apoyadas y escuchadas”.
Para Juan, su caso “debería suponer” un antes y un después en el trato de la Iglesia española a las víctimas de pederastia clerical. “La iglesia española debe abandonar el negacionismo y limpiar lo que esconde bajo la alfombra que es mucho. Eso le reforzaría”, concluye la víctima, que no puede evitar sentir cierta esperanza ante la posibilidad de que, por fin, también se haga justicia en el seno de la Iglesia. Y de que, por muy duro que parezca, su horror no haya sido en vano.
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