La farmacéutica Gilead ha recibido un revés que pone en cuestión la exclusividad que disfruta sobre su medicamentos contra la hepatitis C: Sovaldi y Harvoni. Un jurado estadounidense acaba de establecer que se aprovechó sin permiso de los hallazgos previos ya patentados de otro laboratorio, Merck-MSD, para crear la molécula base de sus productos llamada sofosbuvir. De momento, la factura le cuesta 180 millones de euros.
Desde que Gilead lanzó el Sovaldi a finales de 2013, la empresa ha recibido críticas por el alto precio que impuso a su antiviral que elimina la enfermedad. En España rondó los 35.000 euros por tratamiento y en EEUU salió a 74.000. Siempre lo justificó en el alto valor que aportaba y los años de investigación que conllevó. Estos compuestos fueron la clave para los 28.700 millones de euros que ingresó en 2015.
Sin embargo, casi al mismo tiempo, surgieron dudas sobre si Gilead había conseguido un gran hallazgo o si había aplicado descubrimientos generales anteriores. La patente sobre la molécula sofosbuvir le permite exigir el precio que considere. Pero India no le concedió ese blindaje y, además, tiene pendiente una decena de reclamaciones ante la Oficina Europea de Patentes.
Millones de afectados por hepatitis C
Con todo, este golpe no le ha llegado desde las iniciativas para conseguir un acceso más universal a los medicamentos. Se ha tratado de un batalla en la guerra por copar parte del mercado farmacéutico gigantesco que representa la hepatitis C: la OMS calcula entre 130 y 150 millones de infectados en el mundo. Más de 400.000 en España.
El veredicto se ha dado en California (EEUU) en medio de la disputa comercial de dos gigantes de la industria farmacéutica: la propia Gilead y Merck-MSD. El fallo considera que la primera aplicó los descubrimientos de la competidora para obtener sus productos. Gilead debe abonar a Merck esos 180 millones por las ventas generadas desde enero de 2015. La denunciante había pedido el 10% de los ingresos totales en ese periodo.
En este caso Merck había blindado algunos “compuestos y metodologías” que luego sirvieron a Gilead para sintetizar los remedios a base de la famosa molécula sofosbuvir. “Conseguir estos avances supuso muchos años de investigación e inversión”, ha subrayado Merck que asegura que su patente le garantizaba “un periodo de retorno para la inversión” y que esto supone “un incentivo para la investigación y el desarrollo”.
Aunque la disputa entre laboratorios se encuadra en la carrera comercial, no deja de haber expuesto algunas debilidades del en la posición que disfruta la dueña de los fármacos más exitosos: sin exclusividad se abre la puerta a la producción a precios más bajos.
Medicamentos más asequibles
A finales de febrero pasado, comenzaron las vistas en la Oficina de Patentes de La India que debe decidir si el sofosbuvir –que dio origen a Sovaldi– merece exclusividad. En principio, el país asiático no concedió a Gilead la patente y ahora debe dirimir la oposición presentada por la asociación internacional Iniciativa de Medicamentos, Acceso y Conocimiento.
El abogado especialista en procesos internacionales de patentes Lionel Vial pone una nota de cautela al relacionar ambos casos: “Lo que reclamó Merck-MSD es que sus patentes cubrían la creación de la molécula sofosbuvir mediante una fórmula general” no que la patente de Gilead sea incorrecta.
Al mismo tiempo, la Oficina Europea ha convocado a Gilead para que defienda su postura en una vista oral los próximos 4 y 5 de octubre. Tiene en contra diez oposiciones, entre ellas, la presentada por Médicos del Mundo, que considera que “la supuesta contribución” de Gilead “no justifica tal recompensa” que impide producir la cura de manera más asequible.
El caso dirimido este mes en EEUU no buscaba universalizar el acceso a los remedios contra la hepatits C. Los infectados por este virus siguen constituyendo un vasto mercado para las farmacéuticas. De hecho, solo el Plan Estratégico Español para esta dolencia prevé un techo de gasto de 786 millones de euros para tratar a 51.900 pacientes destinados a dos únicos laboratorios: AbbVie y Gilead. Ambas farmacéuticas han acordado ir rebajando el precio por tratamiento según se hagan encargos más voluminosos.
De hecho, el laboratorio ganador del caso, Merck-MSD, consiguió el 28 de enero pasado la licencia para comercializar su propio medicamento en EEUU Lo ha llamado Zepatier y pretende entrar con fuerza en el negocio: anuncia que lo venderá por la mitad de lo que marca Gilead.