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Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

46 lecciones para “llevar en la mochila” a una crisis humanitaria

EFE

Madrid —

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Médicos, enfermeros, psicólogos, pediatras y también abogados, periodistas o ingenieros han reunido sus experiencias en una guía práctica “para llevar en la mochila” en la que los profesionales humanitarios tendrán respuestas rápidas para actuar y coordinarse ante las catástrofes que asolan el planeta.

“Asistencia sanitaria en crisis humanitarias” es un manual que aglutina las lecciones de vida sobre el terreno de 46 expertos para no “repetir los errores” cometidos en casos como la epidemia del ébola, que se llevó por delante la vida de centenares de médicos y personal sanitario una vez fue controlada.

Éste es uno de los motivos que llevaron a las doctoras Pilar Estébanez, que preside la Sociedad Española de Medicina Humanitaria (Semhu) y Carolina Jiménez, médico de terreno con gran experiencia con Médicos sin Fronteras en el África Subsahariana, y a Jorge Alvar, que dirigió el Centro Nacional de Medicina Tropical del Instituto de Salud Carlos III, a emprender este proyecto.

Y es que los desastres naturales y los conflictos armados que actualmente copan el mundo, que vive la mayor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial, con más de 300 millones de personas afectadas, no han hecho más que aumentar, y sus particularidades han despertado una serie de retos hasta ahora desconocidos.

Sirva de ejemplo el terremoto de Haití, que destapó “intervenciones humanitarias cuanto menos discutibles” o “completamente inadecuadas” como “amputaciones innecesarias”, aseguran los autores en el epílogo de la obra.

Pero también una “errónea planificación” de los organismos oficiales: la ONU dio pie a que volviera el cólera años después de haber sido erradicado, portado por los cascos azules nepalíes que se lo transmitieron a la población.

Mientras, las guerras de este siglo, como la de Siria, que suma ya más de 350.000 muertos, y el recrudecimiento de otros conflictos como el de Irak o Gaza, tienen una característica en común, y es que la población civil, incluido el personal sanitario, es el principal foco de los ataques armados.

La complejidad de las situaciones que todo ello genera exige de profesionalidad, coordinación y una visión multidisciplinar de la asistencia sanitaria.

Por eso, la medicina humanitaria, “la medicina que salva vidas”, debería convertirse en una disciplina que aglutine la asistencia en salud con otros aspectos como la logística, la administración, la planificación, la antropología, la evaluación y la investigación, comentó Estébanez en la presentación del libro la pasada semana.

De todo ello se dio cuenta Carolina Jiménez en la República Centroafricana, donde fue con Médicos sin Fronteras “pensando que iba a hacer algo parecido a lo que hacía aquí”, y acabó inmersa en una maraña de tesituras distintas que la obligaban a saber no solo de medicina, también de logística o planificación farmacéutica.

Los 32 capítulos divididos en ocho bloques del manual analizan estos aspectos de la coordinación del personal médico con otros actores humanitarios y militares, la medicina de emergencia para víctimas en masa, la prevención de epidemias, el manejo de brotes de enfermedades emergentes, el control de otras altamente transmisibles como el Sida o la malaria, la malnutrición o los problemas mentales.

Además, dedica una de sus partes a los más vulnerables -mujeres, niños y mayores o adultos con enfermedades crónicas-, con apartados específicos para la violencia de género o sexual, que muchas veces son los grandes olvidados por la asistencia sanitaria por no considerarse prioritarios.

Sin olvidar un enfoque jurídico sobre el Derecho Internacional Humanitario y una perspectiva antropológica de las intervenciones sanitarias con consejos para trabajar desde el respeto a la cultura de la población en la que se está actuando.

En suma, un libro práctico para “llevar en la mochila” que ayudará a los médicos humanitarios a “aprender, enseñar, especializarse, reflexionar y sensibilizarse” y que, como dicen los autores en su final, “nos sirva a todos para tratar de mejorar el mundo”.