Laura Fernández tiene 27 años y es trabajadora social. Esta madrileña reconoce que, cuando terminó sus estudios secundarios y entró a la universidad, se dijo: “Ahora tienes un momento de partida, un cero. Puedes salir del armario cuando quieras”. Aclara que antes no había sentido rechazo, pero que no se había sentido cómoda para hablar claramente de su homosexualidad. Abierta o tácitamente, la discriminación en la escuela existe, e impide a muchos jóvenes vivir con naturalidad su sexualidad. De acuerdo con los resultados de una encuesta de COGAM (Colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Madrid) y FELGTB (Federación estatal de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales), más de un 76% de los entrevistados reconocen haber sufrido un trato discriminatorio en el ámbito educativo.
La estadística contempla 762 experiencias de personas lesbianas, gays, transexuales o bisexuales (LGTB) residentes en España. “El 44,6% sintió un trato de exclusión en algún establecimiento privado abierto al público y el 30%, en hostelería, casos en los que sólo uno de cada tres tomó medidas, la mayoría pone una queja al local”, afirma Boti García, presidenta de FELGTB.
El 31% de los participantes en la encuesta también han afirmado ser víctimas de un trato diferente en el ámbito laboral, lo cual “es muy difícil de probar y denunciar”, según Santi Rivero, presidente del área joven de la FELGTB. De las denuncias formalizadas en lo laboral, “un tercio se resuelve positivamente, otro negativamente y el resto responde no sabe/ no contesta, con lo que suponemos que están en trámite” explica el joven representante.
Teniendo en cuenta que entre los datos se observa que “sólo el 5% ha acudido a la Justicia tras la LGTBfobia, aunque más del 40% cree que debería haberlo hecho”, se percibe “una inseguridad del colectivo, un desconocimiento de las leyes y cierta desconfianza en las instituciones”. La presidenta de FELGTB, ante estos “datos, muy preocupantes,” advierte que “hace falta una ley de igualdad de trato, y no discriminación”. “Estamos luchando por destapar problemas, y ahora toca que las instituciones actúen, sin entrar en temas partidistas ni ideológicos”. Mientras, la presidenta de COGAM, Esperanza Montero, expone que “la homofobia, la bifobia y la transfobia son problemas reales que la administración se niega a abordar”.
Los recortes empeoran la situación
El dato más preocupante que arroja esta “investigación motivada por las sospechas de una igualdad legal pero no real” es que más de un 76% de las personas entrevistadas han sufrido el trato discriminatorio en el ámbito educativo, lo que demuestra que los centros escolares son el principal lugar de diferenciación. Las víctimas, en su mayoría menores, se encuentran en una situación de vulnerabilidad y sólo el 16% tiene el arrojo suficiente para tomar medidas, quejándose al centro educativo.
“Es un asunto de enorme delicadeza”, explica Carmen Guaita, vicepresidenta estatal del sindicato de profesores ANPE. “La labor educativa del profesor con el alumno, que pasa muchas horas en el centro, debería ir más allá de las materias, por eso era importante la acción tutorial”, asegura Guaita. “Antes había un horario dedicado a la tutoría que se basaba en las necesidades del grupo, en transmitir valores, e incluso dinámicas familiares” –explica la defensora del profesor–. “Desde que comenzaron los recortes, una de las primeras medidas ha sido despojarnos del tiempo dedicado a la tutoría, perdiendo un factor de calidad. La nueva ley de educación no lo contempla y tampoco se enfrenta a esta realidad de discriminación, no sólo por orientación sexual o género, si no por cualquier otra razón, como raza, cultura o sexo”.
La LOMCE, que acaba de ser aprobada por el Congreso y sigue su trámite parlamentario en el Senado antes de su aprobación definitiva, elimina la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que planteaba el tema de la homoxualidad y los nuevos modelos de familia en las aulas. El PP se había quejado muchas veces de su contenido calificándolo de “adoctrinamiento”. Tanto el Consejo de Estado como el Consejo de Europa han recomendado a España no eliminar esta asignatura por la importancia de sus contenidos para la convivencia.
“Existe una especie de tabú en cuanto al tema LGTB, y solucionarlo sería muy fácil incorporando esta realidad, ya cotidiana para muchas familias, en los currículos”, opina Belén de la Roza, responsable de formación sindical de la Federación de Educación de CCOO. Los docentes se quejan de que no se proporciona un entorno seguro ni un espacio para informar. “Las charlas de sexualidad son hetero-normativas y no suelen incorporar otras orientaciones”, resalta De la Roza.
“Cuando tú normalizas esa situación, la gente también lo toma como algo normal”, resumen Laura y su novia Yolanda. “El cerco que quizá me ha asfixiado más ha sido la familia, donde tardé más en contarlo, pero ha sido culpa mía”, admite una de las chicas. “La familia tiene miedo a que la sociedad te haga daño cuando, si no lo entienden, son ellos los únicos que te van a hacer daño”, sostienen ambas. Precisamente, en los casos en los que el apoyo familiar no existe, o al menos no en un primer momento, el papel de la escuela es fundamental. Y según la encuesta de COGAM, está muy lejos de cumplirlo.