Los líderes mundiales reunidos este lunes en Glasgow (Reino Unido) para iniciar las negociaciones de la cumbre climática (COP26) han admitido que “la ventana de oportunidad” para evitar las peores consecuencias del recalentamiento de la Tierra “se cierra rápidamente”. La todavía canciller alemana, Angela Merkel, ha reconocido que “los planes no nos llevan donde deberíamos”.
El objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5ºC se aleja. “Han pasado seis años desde el Acuerdo de París y no estamos en el camino”, ha afeado el presidente francés, Emanuel Macron. “Nuestra trayectoria va hacia los 2,7ºC”, como ha calculado la ONU con los planes nacionales remitidos para esta COP en la mano. Eso haría fracasar ese acuerdo parisino, orgullo de la diplomacia francesa.
Macron ha puesto deberes a las delegaciones en Glasgow. “Se han dicho palabras muy fuertes hoy, pero lo que hace falta es que surja suficiente compromiso como para que la meta del 1,5ºC sea alcanzable”, ha reiterado. “La clave de esta cumbre es que los grandes emisores [de Co2] que no están en esa trayectoria suban su ambición”. Pero, ni China, ni Rusia ni Brasil se han presentado, al menos, en esta jornada de la COP26.
“Dirigiéndonos al desastre”
Un poco antes, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha defendido la conclusión del trabajo de sus técnicos: “Seguimos dirigiéndonos al desastre climático. El fracaso no es que no sea una opción, es que significa una sentencia de muerte”, ha expresado delante de los jefes de Estado y Gobierno presentes en la ciudad escocesa.
Con este panorama, y al mismo tiempo, la Organización Meteorológica Mundial (OMS) ha dibujado el estado global del clima de esta año. Con los datos ahora disponibles, 2021 quedará solo entre “el quinto y el séptimo año más cálido registrado”. El fenómeno de La Niña ha contenido el termómetro un poco. Aun así, todos los años más calurosos registrados se han dado después de conseguirse el Acuerdo de París contra el cambio climático en 2015.
Al menos en este arranque de los trabajos parece que hay consenso sobre el retraso que se ha acumulado. “El cambio climático está causando estragos y cada día que nos retrasamos el precio es mayor así que Glasgow debe ser un comienzo para aumentar la ambición”, ha dicho en su intervención el presidente de EE UU Joe Biden. “Un punto de inflexión, un cambio de rumbo”, ha resumido el presidente del Gobierno Pedro Sánchez que ha inaugurado las intervenciones.
“Los fenómenos meteorológicos extremos son ya la nueva norma”, ha afirmado este lunes el secretario general de la OMS, Petteri Taalas, tras ver el informe de la organización. Ahí entran las olas de calor extremo que recorrieron la parte oeste de América del Norte y también los países de la cuenca del Mediterráneo. También las lluvias recibidas en la ciudad china de Zhengzhou que, en un solo en un día (el 20 de julio), equivalieron a la media anual total de precipitaciones en esa latitud. En Alemania y Bélgica, las lluvias en verano causaron inundaciones con 200 víctimas mortales.
La COP26 de Glasgow tiene unos cuantos puntos clave para luego evaluar si este ambiente se ha traducido en acciones más concretas: que pueda atajarse el recalentamiento del planeta en 1,5ºC (lo que obliga a reducir drásticamente las emisiones de gases invernadero esta década). Que haya financiación para los países que pagan las consecuencias de la crisis climática y que haya un sistema común para evaluar a los países.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, también ha criticado el rumbo que ha tomado la lucha contra el cambio climático: “¿Cuánta ciencia más necesitamos? Los líderes debemos hacerlo mejor”. A lo que la dirigente alemana Merkel parece haber respondido al decir que “tenemos que acabar esta cumbre mejor de lo que la empezamos e implementar el Acuerdo de París”. Son los planes climáticos de los estados los que, en este momento, hacen imposible cumplir ese acuerdo.
El análisis de la Organización Meteorológica ha vuelto a plasmar las evidencias que prueban la alteración climática y sus consecuencias. Las mediciones del nivel medio del mar muestran que los océanos siguen elevándose a un ritmo de más de tres milímetros al año y que las aguas marinas absorben el 23% de las emisiones de CO2 cada año lo que incrementa su acidez e impide la vida.
“¿Es este el final de nuestra historia?” Se ha preguntado el naturalista David Attenborough durante la ceremonia de apertura de la cumbre. “Las generaciones venideras mirarán a esta cumbre y considerarán una sola cosa: ¿se detuvo la concentración de CO2 y se redujo por los compromisos que tomaron aquí? Tienen todas la razones para pensar que la respuesta puede ser que sí. Si cada uno por su lado ha podido desestabilizar el mundo, juntos tenemos el poder para salvarlo”.