Un verano más corto –con las temperaturas más altas ceñidas a julio y agosto– ha aliviado la contaminación por ozono troposférico en casi toda España. Excepto en la Comunidad de Madrid, donde la capital ha registrado, de hecho, los peores datos para la salud desde que hay registros, según la recopilación realizada por Ecologistas en Acción.
Este lunes, el Consejo de la Unión Europea aprobó definitivamente la revisión de la directiva de Calidad del Aire. La norma rebaja a casi la mitad los límites máximos de muchos tóxicos que respiramos como el dióxido de nitrógeno o las micropartículas (las PM). Hay un plazo de dos años para trasladar la regulación a las leyes españolas y deben cumplirse esos nuevos topes el 1 de enero de 2030. Los umbrales legales de concentración de ozono troposférico también se han revisado para rebajar los días permisibles en los que se supera la concentración máxima.
Este ozono malo (O3) se genera cuando los rayos del sol inciden sobre otros gases liberados a la atmósfera, como el dióxido de nitrógeno de los tubos de escape. Por eso los picos se producen en los meses veraniegos y pueden medirse lejos de núcleos urbanos. “Ese es un problema del ozono porque en esa época del año muchas personas están en lugares donde nunca pensarían estar respirando aire contaminado y sí lo están haciendo”, matiza el responsable de calidad del aire de Ecologistas, Juan Bárcena. Y por eso también, un verano “cálido y húmedo”, como calificó la AEMET el de 2024, ha aliviado la situación en muchos sitios: “Durante 2024, los niveles han caído por la menor duración de las altas temperaturas y radiación solar estivales”, concede el análisis de la organización ambientalista.
Esta situación no deja de confirmar la relación entre el ozono troposférico, un contaminante fotoquímico, y el cambio climático generado por las actividades humanas. Este tóxico presenta, en general, una tendencia al alza en la Europa mediterránea justo donde los veranos se están volviendo más largos, con temperaturas más altas y picos de calor agudos en forma de olas. Es decir, la radiación solar golpea más tiempo y con más fuerza lo que multiplica el O3. Cuando hay algún curso algo más suave, también se suaviza la generación del contaminante.
Sin embargo, “hoy en día no hay territorios libres de contaminación atmosférica”, sentencian en Ecologistas en Acción. Se refieren a que el ozono troposférico (un oxidativo que irrita sobre todo las vías respiratorias) invade todo el mapa de España. La Agencia Europea del Medio Ambiente atribuye más de 2.000 muertes anuales prematuras en el país debido a este compuesto.
Si se mide respecto al límite legal todavía vigente, seis millones de personas viven en áreas con una concentración de O3 superior a este umbral que ya se considera obsoleto por demasiado alto. Las zonas donde se han medido estas concentraciones especialmente nocivas son la Comunidad de Madrid, la aglomeración de Guadalajara, el Valle del Tiétar y Alberche abulense, la Plana de Vic y el Prepirineu catalanes y Villanueva del Arzobispo (Jaén). Si se atiende al nuevo máximo –más exigente– ya aprobado por la Unión Europea y que se activará en 2030, son casi nueve millones de personas en esa situación. Uno de cada seis ciudadanos en España.
Pero, con el criterio de la Organización Mundial de la Salud en la mano, son 46 millones de personas, el 96% de la población, los que han estado expuestos este año a concentraciones dañinas de ozono troposférico.
La coordinadora de Ecologistas en Acción, Carmen Duce, insiste en que “no podemos permitirnos el lujo de tardar casi 15 años entre que se aprueban los límites de calidad del aire en la Unión Europea y cumplirlos, que es lo que ha pasado con la anterior normativa. Ahora, además, quedan solo seis años para cumplir con límites más bajos (que además no son los de la OMS)”.
En la capital, 11 de las 13 estaciones que miden ozono y la media de toda la red municipal han excedido el valor marcado por la normativa en más de 25 días, el tope máximo.
La Comunidad de Madrid aparece como el epicentro de la contaminación por ozono troposférico en España: “Todas las estaciones medidoras han registrado numerosas superaciones del valor diario máximo trazado por la legislación”, confirman los ecologistas tras revisar los registros de las redes de vigilancia del Gobierno regional y el Ayuntamiento de Madrid.
Los niveles en la comunidad son más altos que otros años “por las altas temperaturas y las horas de radiación solar alcanzadas durante el verano”. Esto confirma la tendencia que hace que esta región se está colocando como líder de este contaminante (aunque haya caído el volumen total de, por ejemplo, dióxido de nitrógeno).
A la cabeza del problema en 2024 está la ciudad de Madrid. En la capital, 11 de las 13 estaciones que miden ozono y la media de toda la red municipal han excedido el valor marcado por la normativa en más de 25 días, el tope máximo. Las 35 superaciones del límite máximo legal diario en 2024 son un 28 % por encima del promedio del periodo 2012-2019. El máximo desde 2010. El punto negro ha estado en la Casa de Campo (superó el límite 70 veces) lo que confirma el riesgo para los usuarios del gran parque de la ciudad.
Además de en la principal urbe de la Comunidad, los peores datos se concentraron en el Corredor del Henares, la Sierra Norte y la cuenca del Tajuña.
El análisis de la organización indica que la contaminación primaria generada por el tráfico del área metropolitana de Madrid y el aeropuerto de Barajas “se extiende por todo el territorio” lo que provoca que, al darles el sol, se forme el ozono troposférico “en zonas muy alejadas de la capital”, en un ejemplo de cómo es el ciclo negativo de este contaminante.
Con todo, todavía no se ha redactado el Plan Nacional de Ozono, cuya elaboración por parte del Ejecutivo se arrastra desde 2015. “Inaceptable”, rematan los ecologistas.