La Asociación Americana de Medicina pide que la marihuana sea tratada como medicamento

En un editorial publicado este martes en la revista de la Asociación Americana de Medicina (JAMA, por sus siglas en ingés), dos investigadores llaman la atención sobre la falta de regulación de la marihuana medicinal y piden que sea tratada como cualquier otro medicamento, pasando los controles y ensayos clínicos necesarios para su aprobación.

Según Deepak Cyril D'Souza y Mohini Ranganathan, investigadores de la Universidad de Yale, si el debate se centra en una posible despenalización de la marihuana para uso recreativo “la comunidad médica debe quedar fuera del proceso”. Sin embargo, “si el objetivo es utilizar la marihuana para fines médicos, no está claro por qué el proceso de aprobación debe ser diferente a la de otros medicamentos”. Ambos investigadores concluyen que “se debería esperar antes de adoptar ampliamente su uso a que existan más y mejores evidencias sobres sus efectos”.

El editorial se apoya en dos estudios publicados hoy en la misma revista sobre el uso de este tipo de sustancias. El primero pone en duda la eficacia de la marihuana como tratamiento para mitigar ciertas dolencias, como la ansiedad o la mejora de los efectos secundarios de la quimioterapia en enfermos de cáncer. En el segundo, un análisis de productos comestibles de marihuana medicinal muestra que las cantidades de cannabinoides (compuestos químicos contenidos en la marihuana) no se corresponden a las que vienen indicadas en el etiquetado del producto.

Se necesitan más estudios

El primer estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Bristol (Inglaterra), concluye que “se necesitan más ensayos clínicos aleatorios para confirmar los efectos de los cannabinoides, sobre todo en lo referente al aumento de peso en pacientes con VIH/SIDA, depresión, trastornos del sueño, trastornos de ansiedad, psicosis, glaucoma o síndrome de Tourette”.

Para llegar a esta conclusión los investigadores analizaron 79 ensayos clínicos previos, realizados con más de 6.400 pacientes. Los resultados de este meta análisis mostraron que, pese a que la mayoría de los estudios previos sugerían que el consumo de cannabinoides estaba asociado con una mejoría en ciertos síntomas, esta relación no queda clara en todos los casos, ya que los resultados no son estadísticamente significativos.

De entre todos los estudios analizados, algunos resultados sí justifican el uso de marihuana para ciertos tratamientos, como para mitigar los dolores crónicos provocados por varios tipos de cáncer o para mejorar algunos de los efectos secundarios de la esclerosis múltiple. Sin embargo, el estudio mostró que las pruebas que relacionan el consumo de cannabinoides con mejoras en las náuseas y vómitos debido a la quimioterapia, la ganancia de peso en el VIH, los trastornos del sueño o el síndrome de Tourette, son de “baja calidad”, según los autores.

Otra de las debilidades de los ensayos analizados, según los investigadores, es que en la mayoría de ellos no se han realizado estudios en función del tipo de los cannabinoides o su modo de administración. Los principales cannabinoides utilizados en el ámbito médico son el tetrahidrocannabinol, más conocido como THC, y el cannabidiol. Este último es el más utilizado ya que, a diferencia del THC, no es psicoactivo y tiene un efecto sedativo que puede inhibir la transmisión de señales nerviosas asociadas al dolor.

Los alimentos con marihuana no están regulados

En la actualidad este tipo de sustancias se puede tomar directamente fumando la planta o introduciéndolos artificialmente en ciertos alimentos, como pasteles, caramelos, chocolates o bebidas. Se estima que entre el 16% y el 26% de los consumidores de cannabis terapéutico recurren a este tipo de alimentos. Sin embargo, la falta de regulación en este ámbito hace que muchos de ellos no contengan las cantidades adecuadas para un tratamiento.

Investigadores de la escuela de medicina de la Universidad John Hopkins han encontrado que la mayoría de los productos comestibles de marihuana medicinal analizados tenían cantidades de cannabinoides que no se correspondían a lo que ponía en la etiqueta. Los resultados de este estudio mostraron que solo un 17% de los productos tenía las cantidades precisas, mientras que un 23% tenía más de lo estipulado y un 60% tenían menos.