La manifestación feminista en la capital andaluza ha desbordado las calles y las plazas, como lo hizo hace un año, en aquel 8 de marzo histórico en el que miles de mujeres vieron “un punto de no retorno”. La Policía Nacional ha calculado en torno a 80.000 personas, la Policía Local contabiliza unos 130.000 manifestantes en las 23 concentraciones y protestas convocadas en la ciudad, y los organizadores duplican esa cifra. La sensación general es que la pulsión feminista que se vivió el histórico 8M de 2018 no ha menguado. Quienes repiten en la marcha comparan esta marea con las movilizaciones del No a la guerra de Irak, en 2004, y con el 4 de diciembre de 1977, cuando un millón de andaluces se manifestó en las calles para reclamar una autonomía plena que sacase a Andalucía del pozo de pobreza en que se hallaba.
Había dos comitivas multitudinarias que confluían en un punto emblemático de Sevilla: el puente de Triana. “Me ha costado cruzarlo más que con la bulla que acompaña a Nuestra Señora de la Esperanza”, dice Paqui, 58 años. Paqui y miles de mujeres más han tardado tres horas en recorrer a pie los dos kilómetros que separan el inicio y el final del recorrido de la manifestación principal. Las grandes avenidas del centro de Sevilla -el Paseo Colón, la Puerta de Jerez, la Avenida de la Constitución y la Plaza Nueva- han desaparecido bajo los pies de centenares de mujeres en un ambiente de júbilo y exaltación. “¡Somos más, somos más!”, se repetían entre ellas en medio del tumulto.
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El feminismo ha vuelto a hacer historia este 8 de marzo en Canarias. Más de 27.000 personas, según la delegación del Gobierno de Canarias, han marchado en las capitales isleñas para poner “juntas” el colofón a una jornada por la “igualdad” y contra el “patriarcado” y el machismo. Las voces de las mujeres se han hecho escuchar en las calles inundadas de mareas violetas.
“Si las mujeres paramos, se para el mundo”. “Somos imparables”. “No es no, lo demás es violación”.“Llueven mujeres desafiando el poder”. “Ni locas ni santas”. “Arriba el feminismo que va a vencer y abajo el patriarcado que va a caer”. “No es un caso aislado, se llama patriarcado”. “Juntas paramos, juntas avanzamos”.
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El movimiento feminista se supera año a año con cada huelga y cada manifestación que propone y prácticamente es la única marea que en la actualidad puede sacar a decenas de miles de personas a la calle por un mismo motivo: la igualdad y la lucha contra el machismo y la violencia de género.
Si en 2018 la marcha reventó las previsiones con una asistencia de más de 30.000 personas, en 2019 la manifestación vespertina casi ha triplicado a la del año pasado llenando de gente 3,5 kilómetros de las principales vías de la ronda interior de Valencia, desde el Parterre, pasando por Colón, Xàtiva, Guillem de Castro y finalizando en las torres de Serranos. Dos horas y cuarto después de salir la primera comitiva desde la Estació del Nord todavía pasaban miles de mujeres y hombres llenando la amplia calle de Xàtiva de acera a acera.
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Málaga sumó ayer a la ola feminista con una manifestación que reunió a más de 17.000 personas, según la Policía. Entre cánticos, pancartas más o menos afiladas, más o menos duras (las referencias a las mujeres asesinadas) y más o menos ingeniosas (“Soy mujer y me gusta meterme en un pogo”), había muchos niños y niñas correteando, mayores y jóvenes, y muchas parejas que acudieron juntos a proclamar que ellas, por ser mujeres, aún sufren discriminación.
El ambiente era festivo, pero también de profunda conciencia de estar reivindicando algo que es justo. Esa conciencia se transmite. Mónica (40 años) y Nacho (37) han venido con Camilo, su hijo de tres años. “Vengo sobre todo para qué él [señala a Camilo] viva esta lucha. Es su primera manifestación y se tiene que empapar de esto”, explica ella. Mónica dice que no concibe su día a día sin ser feminista. “Es un acto diario. Creo que lo privado es político, y las decisiones que tomamos en casa, como elegir colegio, también son actos políticos”.
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La manifestación feminista en la capital andaluza ha desbordado las calles y las plazas, como lo hizo hace un año, en aquel 8 de marzo histórico en el que miles de mujeres vieron “un punto de no retorno”. La Policía Nacional ha calculado en torno a 80.000 personas, la Policía Local contabiliza unos 130.000 manifestantes en las 23 concentraciones y protestas convocadas en la ciudad, y los organizadores duplican esa cifra. La sensación general es que la pulsión feminista que se vivió el histórico 8M de 2018 no ha menguado. Quienes repiten en la marcha comparan esta marea con las movilizaciones del No a la guerra de Irak, en 2004, y con el 4 de diciembre de 1977, cuando un millón de andaluces se manifestó en las calles para reclamar una autonomía plena que sacase a Andalucía del pozo de pobreza en que se hallaba.
Había dos comitivas multitudinarias que confluían en un punto emblemático de Sevilla: el puente de Triana. “Me ha costado cruzarlo más que con la bulla que acompaña a Nuestra Señora de la Esperanza”, dice Paqui, 58 años. Paqui y miles de mujeres más han tardado tres horas en recorrer a pie los dos kilómetros que separan el inicio y el final del recorrido de la manifestación principal. Las grandes avenidas del centro de Sevilla -el Paseo Colón, la Puerta de Jerez, la Avenida de la Constitución y la Plaza Nueva- han desaparecido bajo los pies de centenares de mujeres en un ambiente de júbilo y exaltación. “¡Somos más, somos más!”, se repetían entre ellas en medio del tumulto.
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Es difícil pensar en un movimiento social y político que sea capaz de hacer historia desbordando las calles de las principales ciudades y villas dos veces en doce meses en la Galicia de la segunda década del siglo XXI. En un movimiento que no sea el feminismo. La masiva manifestación unitaria del pasado domingo en Lugo anticipaba ya una previsión de alta participación en la jornada de huelga y movilización de este 8 de marzo. Pero, como hace un año, el movimiento feminista se desbordó en calles y plazas de villas y ciudades gallegas. Informa David Lombao.
Apenas había transcurrido la mitad del día y la jornada ya apuntaba a éxito de movilización. Las centrales sindicales avanzaban que los turnos de noche emitían buenas señales y en ciudades como Vigo o A Coruña, monumentos emblemáticos y lugares muy visibles llamaban a la huelga “por todas las mujeres, por todos los derechos”. Desde el Parlamento llegaba también una significativa señal política; las dos comisiones que estaba previsto celebrar este viernes tuvieron que ser suspendidas por falta de quórum. No había acudido ninguna diputada, tampoco las del PP, cuyo líder clamaba casi al mismo tiempo en Madrid contra “los organizadores” de la huelga.
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Una nueva ola feminista ha vuelto a tomar las calles y plazas de las capitales, ciudades y pueblos de Castilla-La Mancha con motivo del 8 de Marzo, convertido ya en una jornada histórica en todo el país. Pero este año, en esta comunidad autónoma, han sido las jóvenes las protagonistas de las concentraciones y manifestaciones que se han sucedido durante todo el día, acompañadas también por otra multitud de mujeres y de muchos hombres clamando por la igualdad. Estudiantes, trabajadoras, paradas, pero ante todo, mujeres luchadoras y reivindicativas que han alzado la voz por una sociedad igualitaria en derechos con uno de los cánticos que más se han repetido: “¡El patriarcado me da patriarcadas!”.
Puntualmente a las 18.30 horas arrancó la manifestación feminista en Toledo, desde el Parque de La Vega, y que llegó a abarrotar la plaza del Ayuntamiento. Miles de personas unieron los sitios más emblemáticos del Casco Histórico toledano en la gran manifestación con la que culminaban semanas de trabajo del movimiento feminista de la capital. Centenares de personas se han quedado fuera de la plaza del Ayuntamiento donde se ha leído el manifiesto de los colectivos feministas. Una sábana cubierta de manos moradas simbolizaba a las víctimas de la violencia de género en el espacio no-mixto que encabezaba la marcha, tal como lo dispuso la Comisión 8M a nivel estatal.
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“Están resurgiendo movimientos que nos reducen a mucho menos que personas, es un momento en el que hay que decir '¡Ni hablar!'”. El diagnóstico es de una mujer vestida de violeta que aguarda a que comience un acto del 8M en Madrid, pero resume el sentir de cientos de miles, las que otra vez este viernes salieron a la calle en otra demostración de fuerza del feminismo en toda España. Informa Marcos Pinheiro.
Si la convocatoria de 2018 se reveló como un auténtico estallido por la igualdad y los derechos de las mujeres, este 8M ha supuesto la consolidación de aquel impulso para hacer frente a nuevos retos que el año pasado no estaban. O al menos, no con la misma fuerza: la lucha contra el auge de la extrema derecha que amenaza no solo con frenar la conquista de nuevos derechos, sino con volver a atrás algunas de las conquistas históricas del movimiento.
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Las calles murcianas se han copado con la marcha feminista del 8M. Decenas de miles de personas se han unido a la concentración, que ha comenzado en la céntrica Plaza de la Fuensanta a las 19:00 horas. Desde la primera hora de la mañana se han sucedido actos reivindicativos en torno al Día Internacional de la Mujer en diferentes puntos de la ciudad. En este sentido, CCOO se ha mostrado satisfecho por la gran acogida que ha tenido el paro laboral durante la jornada. Las cifras del seguimiento que maneja el sindicato muestran que el 35% en el sector público y 65% en el privado han secundado la huelga. Informan Santiago Cabrera Catanesi y Víctor Peñalver.
La manifestación ha contado con la presencia de los principales representantes de casi todos los partidos, sindicatos, movimientos sociales, estudiantiles y asociaciones vecinales. Pero las auténticas protagonistas han sido las asistentes sin insignas partidistas de ningún tipo.
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