Más de la mitad de los científicos (51%) asegura haber sufrido algún ataque tras comunicar sobre ciencia en los medios, una circunstancia que se da de manera más frecuente en las mujeres (57%) que en los hombres (46%). Son datos de un informe realizado por el Science Media Centre España (SMC) de la FECYT, en colaboración con el grupo de investigación Gureiker, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en el que han participado 237 investigadores.
Según este trabajo, que ha analizado la relación con los medios y redes sociales de los expertos desde marzo de 2022 hasta julio de 2024, la red social X (antes Twitter) es el escenario más habitual de los ataques, que van desde los insultos (30,38%) a los comentarios sobre su capacidad profesional (28,69%) y las opiniones sobre la integridad profesional (17,72%).
Varios informes anteriores habían puesto el foco en este tipo de experiencias. Una encuesta realizada por la revista Nature entre 300 expertos, por ejemplo, indicaba que en torno al 60% de ellos recibió algún tipo de acoso y abuso en redes sociales durante la pandemia, mientras que el 38% de los científicos encuestados por la revista Science relataban haber sido acosados por informar sobre la Covid-19.
Queríamos analizar la incidencia y las diferentes tipologías de experiencias negativas, así como saber qué tipo de consecuencias tienen y el apoyo que reciben
“El tema es relevante, más aún cuando se habla cada vez más de la desinformación y de la necesidad de que las fuentes expertas participen a la hora de elaborar las noticias”, asegura Maider Eizmendi Iraola, investigadora de la UPV/EHU y directora científica de la encuesta. “Queríamos analizar la incidencia y las diferentes tipologías de experiencias negativas, así como saber qué tipo de consecuencias tienen y el tipo de apoyo reciben desde las instituciones en las que trabajan”, describe.
Estereotipos de género
Entre los aspectos más preocupantes, subraya Eizmendi, están las diferencias de género, ya que se observa con claridad el peso de los estereotipos machistas a la hora de juzgar la labor de los expertos. “Las mujeres sufren más comentarios sobre su aspecto físico y también sobre su capacidad profesional”, asegura. En este apartado concreto, la diferencia entre hombres y mujeres es muy llamativa, de más de 10 puntos: un 34% en ellas frente a un 24% en ellos.
A los hombres se les presupone una capacidad científica que aún no se les reconoce a las mujeres, por este motivo ellas reciben más comentarios relativos a su capacidad
“A los hombres se les presupone una capacidad científica que aún no se les reconoce a las mujeres y por este motivo ellas reciben más comentarios relativos a su capacidad”, destaca Eizmendi Iraola. “Y en el caso de los hombres, como sí se les presupone esta capacidad científica, se les ataca más con respecto a su integridad profesional”.
La encuesta se ha formulado en su mayor parte a través de preguntas cerradas, pero los científicos tuvieron la oportunidad de expresar su experiencia en ciertas cuestiones. “Me he sentido peor cuando otros profesionales han criticado falta de profundidad en el contenido divulgado tratando de aminorar mi capacidad como científica”, dice una de las investigadoras. “Los comentarios negativos más frecuentes eran insultos a mi físico o a mi capacidad como científica”, comenta otra.
Los comentarios negativos más frecuentes eran insultos a mi físico o a mi capacidad como científica, dice una investigadora
“En mi caso sufrí un ataque, odio y menosprecio alucinante cuando contradije en Twitter una afirmación de Pablo Motos sobre los hemisferios cerebrales”, recuerda Conchi Lillo, neurocientífica de la Universidad de Salamanca (USAL) que no ha participado en este informe. “La vía de ataque era que cómo iba a saber yo más que Motos sobre el cerebro”.
“A mí me han llegado a decir que yo estaba donde estaba porque me había acostado con mi director de tesis”, asegura Clara Grima, matemática y divulgadora de la Universidad de Sevilla (US). “Otro ataque habitual cuando me daban un premio era decir que yo era la cuota femenina, que es algo que sigo escuchando”.
A mí me han llegado a decir que yo era matemática y que estaba donde estaba porque me había acostado con mi director de tesis
El porcentaje de científicos y científicas que sufren ansiedad u otros problemas psicológicos o inseguridad personal tras estos ataques también es significativo, resalta la directora del estudio del SMC, especialmente en el caso de las mujeres (un 25% de ellas frente a un 21% de ellos).
“Sobre las medidas que adopta cuando sufren alguna de estas experiencias negativas, la mayoría opta por actuar en lo que respecta a las redes sociales, bien reportando o bloqueando las cuentas, eliminando, convirtiendo en privado sus perfiles o dejando de leer los comentarios que reciben”, apunta. “El porcentaje de investigadores e investigadoras que piden ayuda es relativamente bajo y las mujeres son, en este caso, quienes optan por esta opción en mayor proporción”.
Una oportunidad con riesgos
En términos generales, la mayoría de los científicos encuestados tiene una percepción positiva o muy positiva sobre su participación en los medios de comunicación (83,12%) y el principal beneficio que les aporta es hacer llegar su mensaje a la sociedad, junto con la oportunidad de que sus estudios tengan mayor visibilidad e impacto.
En cuanto a los obstáculos, el principal miedo de los científicos respecto a los medios es la posibilidad de que se tergiverse su mensaje. El mayor acoso lo reciben las personas que comunican sobre temas medioambientales y de salud: un 74,19 % de las personas encuestadas que comunicaron sobre covid-19 recibieron ataques frente al 53,33 % entre quienes comunicaron sobre el cambio climático.
Más apoyo en comunicación de la ciencia
Los investigadores encuestados consideran que las instituciones deberían fomentar y respaldar su tarea comunicativa y solicitan a las instituciones formación e información sobre comunicación de la ciencia con el objeto de evitar experiencias negativas. También piden mecanismos de protección ante ataques y la implicación de las instituciones o empresas.
Los autores del informe esperan que las conclusiones sean útiles para generar recursos de apoyo en comunicación de la ciencia ante posibles experiencias disuasorias, especialmente en un momento en el que se fomenta la participación del personal investigador en estas actividades de comunicación como parte de su carrera.