Burgos, 8 sep (EFE).- Conseguir que el agua que llega al mar Mediterráneo esté lo más filtrada posible, para revertir la contaminación química de sus aguas, es el objetivo del proyecto europeo IMermaid, que cuenta con un presupuesto de 9 millones de euros para desarrollar soluciones tecnológicas de monitoreo y descontaminación de ríos, lagos y mares.
Financiado con Fondos Next Generation dentro del programa Horizone Europe, está liderado por el Instituto Tecnológico de Castilla y León (ITCL), y en él participan socios de Francia, Holanda, Finlandia, Italia, Grecia, Chipre, Bélgica, Túnez, Irlanda, Serbia, Austria, Alemania y Ucrania, unidos para revertir la contaminación de los mares en la Unión Europea.
“Los objetivos específicos son monitorizar la cantidad de contaminantes que se pueden encontrar y eliminarlos”, ha explicado a EFE Rodrigo Sedano, responsable del proyecto en el Centro Tecnológico, con el que se busca “erradicar el problema desde mucho antes de que el río desemboque en el mar”, y no solo de revertir la contaminación propia del Mediterráneo.
Alta contaminación química
El informe ‘Monográfico sobre Presencia de Nitratos y Plaguicidas en las Aguas Continentales de 2022’, elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, recoge que ríos, embalses y acuíferos españoles presentan problemas de contaminación, que las estaciones de tratamiento de agua potable no siempre pueden solucionar.
Llegan cargados de nitratos, fosfatos y metales pesados, como el plomo, el arsénico o el mercurio, además de microplásticos y otros componentes orgánicos como herbicidas, pesticidas, fármacos o productos de cuidado personal; además de contaminantes nuevos para los que no existe todavía regulación.
Monitoreo y descontaminación
El proyecto IMermaid busca revertir esta situación desarrollando tecnología innovadora que permita prevenir, monitorear y remediar la contaminación química persistente en el mar Mediterráneo, y plantear además soluciones rentables, sostenibles y reproducibles.
La iniciativa, a desarrollar en 36 meses, se enfoca en el desarrollo de nuevas tecnologías, con plataformas autónomas sensorizadas, ha indicado Sedano, que permitirán detectar contaminantes orgánicos y los metales pesados, con un sensor electroquímico, o monitorizar los vertidos de petróleo.
Además, se están desarrollando sistemas de eliminación de contaminantes: un sistema microfluhídrico para el tratamiento del agua; un sistema de plasma de descarga pulsada -tecnología de oxidación avanzada-; tecnología para atrapar los metales pesados; y una tecnología de filtración basada en membranas recicladas mediante ósmosis inversa.
Proyecto piloto en la cuenca del Ebro
Estas nuevas tecnologías se aplicarán, a continuación, en cinco proyectos piloto, ubicados en diferentes puntos de la cuenca del Mediterráneo: Túnez (contaminantes farmacéuticos); Turín, Italia (concentración de metales pesados); Creta, Grecia (lixiviados, sustancias líquidas que circulan entre los residuos de vertederos); Chipre (un boya de monitorización).
En España, el piloto se ubicará en la planta depuradora de San Esteban de Litera, en Huesca, que pertenece al Instituto Aragonés del Agua, donde la empresa vallisoletana Socamex realizará el análisis y detección precoz de contaminantes (microplásticos, pesticidas, mercurio) y se establecerán acciones para aminorar los efectos de estas sustancias en el agua.
“Este piloto en concreto está más destinado a lo que es el análisis y el estudio de los contaminantes que provienen de la agricultura”, ha indicado Sedano, y dentro del mismo el ITCL va a desarrollar un gemelo digital del agua para una mejor y más eficiente monitorización de las instalaciones de la depuradora.
Ahora mismo se están realizando estudios y análisis de las muestras de agua para saber qué contaminantes están presentes, y en qué porcentajes; cuáles llegan cuando se producen, por ejemplo, fuertes lluvias; y cualquier variable que afecte a la entrada y salida de agua, información clave para el desarrollo del gemelo digital, ya de cara a 2025.
Imágenes de satélite
A todo esto se une el desarrollo de una tecnología basada en las imágenes de los satélite de la Comisión Europea para hacer una correlación con datos derivados de las tecnologías de monitorización, los que aporten los sensores, y así definir en rutas marítimas en el Mediterráneo zonas de mayor concentración de contaminación.
En España, se analizará el Delta del Ebro, “una de las entradas de contaminantes en el mar Mediterráneo”. De este modo, ha insistido Sedano, se pretende no solo eliminar los contaminantes del agua del mar sino evitar que lleguen, eliminándolos de otras masas de aguas previas, como ríos o embalses.