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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las mujeres están llamadas a la huelga en una movilización feminista sin precedentes

Como un momento histórico. Así afrontan las mujeres este 8 de marzo, una cita sin precedentes en España en la que están llamadas a la huelga en cuatro ejes: laboral, estudiantil, de cuidados y de consumo. Las mujeres pararán para demostrar que “sin nosotras, se para el mundo” y llenarán las calles en las manifestaciones que se han convocado por la tarde en decenas de ciudades españolas. Con un escenario de feminismo en alza, la movilización se ha perfilado como un hito que puede marcar un antes y un después en la lucha por los derechos de las mujeres.

Son muchas las feministas que estos días recuerdan lo que ocurrió en la Puerta del Sol de Madrid en 2011 durante el 15M. Una pancarta que rezaba “la revolución será feminista o no será” fue colgada en una de las bocas de metro de la plaza y después, arrancada. Siete años después se ha convocado en España la primera huelga feminista con visos de ser secundada –el año pasado ya registraron la convocatoria algunos sindicatos minoritarios– y el feminismo es protagonista.

La convocatoria de huelga en España no se entiende sin este contexto y tampoco sin el internacional. A finales de 2016 las polacas protestaron de forma masiva contra un proyecto del Gobierno que pretendía restringir todavía más su derecho al aborto. Ya lo habían hecho las argentinas con el movimiento #NiUnaMenos y el luto de las mujeres vestidas de negro para protestar por los feminicidios en el país. Unos meses más tarde, la victoria de Donald Trump en Estados Unidos estalló en la calle en la Women's March.

Unos años antes, en 2014, en España se articuló el Tren de la Libertad, una manifestación contra la reforma del aborto que planeaba el entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que superó las expectativas. También lo hizo el 7N, una marcha celebrada en Madrid en noviembre de 2016 a la que acudieron mujeres de todos los puntos de España y que ayudó a que la violencia machista entrara en la campaña electoral de las elecciones generales del 20 de diciembre. Nadie era ya indiferente al feminismo.

Prendió la mecha

Tras las grandes movilizaciones estaban las organizaciones, colectivos, asociaciones y feministas, jóvenes y mayores, que tras años de presencia residual en los medios, habían acabado introduciendo la igualdad y la lucha contra el machismo en la agenda. En estos dos últimos años, el empuje en la calle ha aumentado, cada vez con más chicas jóvenes, y mayor presencia en las manifestaciones que se convocan.

A pesar del caldo de cultivo, no hubo margen de tiempo suficiente para que en España cuajara una convocatoria de huelga en 2017 y por eso se quedó en paros puntuales. Pero ya se había prendido la mecha.

La manifestación del pasado 8M superó las expectativas y los ojos de las organizadoras se pusieron en 2018. “Nos quedamos con el gusanillo de que fuera una huelga real. La manifestación en Madrid y en otras ciudades fue tan masiva que nos vimos con ganas y con fuerza de hacerlo al año siguiente”, explicaba Viviana Dipp Quitón, una de las portavoces de la Comisión 8M. Con esta idea celebraron su primera asamblea un mes después, el 8 de abril de 2017: “¿Cómo hacer una huelga feminista?”, se preguntaban.

Todos los días 8 de cada mes hicieron una asamblea en un centro social de Madrid, y también en otras ciudades, hasta converger en un encuentro estatal en Elche en septiembre y convocar oficialmente la huelga feminista tras una asamblea en Zaragoza a la que asistieron unas 400 mujeres el pasado mes de enero. El movimiento feminista ya estaba en conversaciones con los sindicatos tras un profundo debate sobre si debían ser el instrumento que vehiculizara la protesta.

El pulso sindical

El año pasado, algunos sindicatos minoritarios sí convocaron huelga general para apoyar la llamada del movimiento feminista, pero el llamamiento fue poco rotundo. CCOO y UGT se limitaron a apoyar las movilizaciones y a sugerir paros simbólicos. En un solo un año, las cosas han dado un giro: CGT, CNT y Conferedación Intersindical vuelven a convocar huelga de 24 horas y, esta vez, los mayoritarios han registrado paros parciales de dos horas por la mañana y por la tarde.

Aunque la convocatoria de CCOO y UGT es relevante (son los sindicatos con más capacidad de convocatoria y también de apoyar a quien decida parar) para muchas mujeres, también en sus propias organizaciones, ha quedado corta. Son, eso sí, los primeros paros generales convocados por los sindicatos mayoritarios en años: ninguna de las últimas grandes medidas aprobadas había generado esta respuesta sindical.

Que las dos convocatorias (huelga de 24 horas y paros de dos) se solapen ha generado confusión en muchas empresas. Quien secunde la primera no irá a trabajar en todo el día. Quien secunde la segunda acudirá a su centro de trabajo pero parará dos horas. En ambos casos, las convocatorias están registradas legalmente y tienen, por tanto, todo el amparo. Y en los dos casos las empresas detraerán el sueldo y la cotización correspondiente a quien decida hacerlo.

Una huelga diferente

En el seno del movimiento feminista los debates se sucedieron durante varios meses y se fueron creando las diferentes comisiones: de organización, legal, sindical, de comunicación, estudiantil, internacional etc. El argumentario tomó forma para dar lugar a un enfoque global: “Necesitamos un instrumento que logre visibilizar todo aquello que hacemos las mujeres, algo que la concepción tradicional de huelga no ha incluido nunca”, contaba la portavoz Inés Gutiérrez.

Ahí se escondía el reto: la huelga feminista tiene sus peculiaridades y no se trata de una convocatoria al uso. “Hay que ampliar esas herramientas para visibilizar tanto el trabajo de cuidados que solemos hacer las mujeres como la desigualdad que sufrimos en todos los ámbitos”, decía Gutiérrez. Al final, las asambleas consensuaron que el sujeto de la huelga serían las mujeres. “Queremos que sean ellas las que vayan a la huelga porque la idea es parar todas un día para visibilizar que lo que hacemos tiene un impacto si no estamos”.

Las empresas públicas ya tienen fijados sus servicios mínimos y el ambiente general es de apoyo a los motivos de la huelga. Mujeres de diferentes sectores se han organizado, entre ellas las periodistas, las académicas o las 'mujeres del libro', para reivindicar su presencia este 8 de marzo y pequeños negocios han decretado un cierre patronal. ¿El motivo? Denunciar la desigualdad y el machismo. Algo que hace ocho años, en el mayo que fue arrancada la pancarta feminista de la Puerta del Sol, costaba imaginar.