La violencia de género en el ámbito de la pareja o expareja es una de las causas más frecuentes por las que las mujeres acaban siendo asesinadas en España. Solo en lo que va de verano, diez hombres han matado a mujeres con las que mantenían o habían mantenido una relación sentimental y otros dos a sus propios hijos. Según los datos disponibles, desde 2003, año en que el Gobierno empezó a contabilizar la violencia de género, y 2017, último del que el Instituto Nacional de Estadística (INE) cuenta con cifras de causas de muerte, un 51,9% de las mujeres asesinadas en nuestro país lo fueron por sus parejas o exparejas.
Así, y aunque España es uno de los países con menores tasas de homicidios, 1.786 mujeres perdieron la vida por este motivo en estos 14 años. De ellas, 927 engrosan la estadística oficial de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género. Por años, el porcentaje nunca ha bajado del 40%, pero en los últimos ha experimentado un descenso vinculado a la caída de los asesinatos por violencia de género. La cifra se quedó a las puertas del 50% entre 2013 y 2016.
El pico se alcanzó en 2008, cuando de 118 mujeres víctimas de homicidio, 76 lo fueron a manos de su pareja o expareja, un 64,4%. Por su parte, el porcentaje más bajo se registró en 2004 (34,1%). Ese año se produjeron los atentados del 11M, por lo que la tasa de homicidio en general –tanto de hombres como de mujeres– se incrementó y, por lo tanto, el porcentaje de víctimas de violencia de género fue mucho menor que otros años. Por detrás se sitúa 2017, cuando ante la misma cifra de homicidios que en 2008 (118), 51 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas, un 43,2%.
“Cuando estas cifras coinciden con una sociedad tan crítica y tan negacionista de la violencia de género, lo que ocurre es que en vez de 'echarse las manos a la cabeza' y preguntarse qué está pasando para que la mitad de las mujeres que son asesinadas lo sean en sus casas, nos encontramos con lo contrario”, señala el médico forense y exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente. El experto explica que los datos “demuestran” la necesidad de tratar de forma específica este tipo de violencia, algo que choca “con las voces que nos encontramos en los parlamentos intentando negarla”, dice en clara referencia a Vox.
En lo que va de año, 38 hombres han matado a sus parejas o exparejas y otros tres a sus propios hijos. Este verano está siendo especialmente cruento y solo desde el 21 de junio la lista ha aumentado en diez mujeres y dos menores. El primer caso ocurrió el 2 de julio, cuando un hombre de 42 años confesó que había acabado con la vida de su mujer, de la misma edad, en el domicilio familiar de Rute (Córdoba). El último ha sido el de un joven de 16 años asesinado a manos de su padre, que también hirió a su mujer, en Andorra (Teruel).
Para la fiscal delegada de Violencia sobre la Mujer de Andalucía, Flor de Torres, las cifras evidencian que “estamos ante un problema de salud pública y es algo estructural, tal y como lo define la Organización Mundial de la Salud”. La experta insiste, al igual que Lorente, en que “la política criminal” debe seguir “el camino ya emprendido desde hace años” que se basa “en medidas específicas”. “No es una violencia más. Tiene unos objetivos concretos, que no son dañar, sino controlar. El daño es el instrumento. Además, está revestida de normalidad, algo que no ocurre con otros tipos”, añade el exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género.
El hogar, el lugar más peligroso
El recuento oficial del Gobierno incluye los casos de hombres que matan a mujeres con las que mantenían o habían mantenido una relación y son calificados como violencia de género, es decir, una inmensa mayoría. Sin embargo, no toda la violencia de género está en estas estadísticas. De hecho, hay consenso en que la foto que retrata la violencia machista se amplíe y aborde la que se da más allá de la pareja o expareja, algo que incluye el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, pero que no se ha desarrollado ni legislativa ni judicialmente.
Crímenes como el de Laura Luelmo, la profesora asesinada y agredida sexualmente en El Campillo (Huelva) en diciembre de 2018, o el de Diana Quer, asesinada cuando volvía a casa y cuyo cadáver fue hallado en la Nochevieja de 2017, siguen sin engrosar las cifras oficiales. En el plano estadístico, el Gobierno anunció que daría los primeros pasos y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) incluyó en su último estudio sobre sentencias de asesinatos por violencia de género nueve casos de 2016 fuera del marco de una relación sentimental. Entre ellas, una prostituta asesinada por un cliente o el caso de una mujer asesinada por un hombre tras negarse a mantener relaciones sexuales con él.
Lorente señala la necesidad de incorporarlos en una concepción global de la violencia machista y, en este sentido, apunta a que el porcentaje de mujeres asesinadas por esta causa respecto del total ascendería de forma considerable. Al fenómeno del homicidio con víctima mujer se ha acercado un reciente informe del Ministerio del Interior que trata el tema en términos generales pero reserva un apartado para concluir que una gran parte de mujeres víctimas de homicidio en España lo son por parte de familiares, fundamentalmente parejas o exparejas.
Según los datos que aporta la investigación, que analizó casos ocurridos entre 2010 y 2012, las mujeres son asesinadas a manos de un familiar o de sus parejas o exparejas en mayor proporción que los hombres, entre los que aumentan los homicidios por parte de conocidos o vecinos y de personas con las que no tenían relación. El informe señala también que la mayor parte de víctimas de homicidios son hombres y que son también la mayor parte de autores –los homicidas de hombres son en un 89% hombres y de mujeres en un 90%–.
Estas cifras coinciden con la contundente conclusión a la que llegó la ONU en el Estudio Mundial sobre el Homicidio 2019, publicado el pasado mes de julio, en el que apuntaba a que ellas “soportan la mayor carga de los homicidios cometidos por sus parejas íntimas y por su familia” como resultado “de la desigualdad y los estereotipos de género” existentes. El hogar, concluyó Naciones Unidas, “sigue siendo el lugar más peligroso para las mujeres”.
En el artículo se utiliza indistintamente 'asesinato' y 'homicidio' porque aunque son dos figuras jurídicas diferentes, el primero es un tipo de homicidio y la diferencia se determina en cada caso en al ámbito judicial. El Instituto Nacional de Estadística (INE) emplea el término 'homicidio' al contabilizar los casos por causas de muerte.