El aprendizaje por memorización o la expresión “la letra con sangre entra” podrían ser desterrados de las aulas con la introducción de la neuroeducación, una nueva disciplina que aprovecha los conocimientos sobre el funcionamiento cerebral para diseñar estrategias que permitan enseñar y aprender mejor.
Si a esta nueva herramienta se añade una educación en virtudes cordiales que favorezcan el diálogo, el reconocimiento recíproco o la creatividad para buscar soluciones a distintas situaciones, también podría acabarse con graves problemas como el acoso escolar o “bullying”.
La fusión de estos dos conceptos -neuroeducación y virtudes cordiales- es la base sobre la que la doctora en Filosofía María José Codina sustentó su tesis doctoral, que en junio del pasado año obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude, y posteriormente ha reflejado en el libro “Neuroeducación en virtudes cordiales: cómo reconciliar lo que decimos con lo que hacemos”.
La tesis, la primera de España que aborda el tema de la Neuroeducación, ha sido codirigida por la catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universitat de València Adela Cortina y el profesor titular de Filosofía Moral de la UV, Juan Carlos Siurana.
En una entrevista con EFE, Codina ha destacado que la neuroeducación es “una herramienta muy útil que no implica la necesidad de grandes cambios estructurales ni un coste económico importante, solo cambiar la metodología que el docente lleva a clase”.
Sin embargo, “sí cambia mucho la manera de aprender dentro del aula y de cómo los alumnos conciben la educación. Es fundamental que vayan a clase con ganas de aprender”, asegura Codina, que imparte clases de Filosofía a alumnos de Secundaria.
Codina explica que las clases se pueden estructurar aprovechando los conocimientos que existen sobre el cerebro. La concentración de los alumnos es mayor durante los primeros quince o veinte minutos de clase, tiempo durante el cual deben explicarse los conceptos centrales.
A partir de ese momento la concentración se dispersa y el docente debe instar a los alumnos a reflexionar sobre los conceptos que previamente se han explicado o realizar una actividad que los consolide.
“Es muy sencillo de hacer y tiene una base neuroeducativa, saber cómo funciona la atención de los alumnos”, asegura Codina, quien agrega que esta nueva metodología permite también una mayor empatía entre profesor y alumno, lo que podría reducir los casos de insultos o agresiones a los docentes.
El cerebro también cuenta con un sistema de activación reticular, un mecanismo de supervivencia que al detectar una amenaza centra toda la actividad cerebral en ella e impide que le lleguen otros estímulos.
Esto es lo que ocurre en los casos de acoso escolar. Los alumnos que lo sufren son incapaces de concentrarse en otra cosa y por eso en muchos de ellos hay fracaso escolar.
“Es responsabilidad de los docente modificar ese ambiente en la clase para que baje el nivel de alerta y ese alumno pueda estar tranquilo para recibir la información que le está llegando del exterior”, asegura Codina a EFE.
Aboga por aplicar la neuroeducación desde la edad infantil, porque si desde los 3 años se acostumbra a los niños a razonar o a cuestionarse conceptos como la amistad, llegarán con unos hábitos adquiridos a Secundaria, un momento crucial en su vida porque empiezan a conformar su identidad.
Según afirma, aunque memorizar es importante para el aprendizaje, “no son palabras sinónimas. Se puede sacar un diez en un examen, pero si a las dos semanas no te acuerdas prácticamente de nada de lo que estudiaste eso no es aprender, solo es memorizar. Las cosas que se recuerdan son porque han sido significativas, te han tocado la fibra o porque las utilizas”.
Señala que hay profesionales de la educación que abogan por un cambio porque se ve que “la cosa no está funcionando”, pero también los hay que “no tienen justificado el sueldo que cobran. No es lo mismo un oficio que una profesión, que es aquella que implica vocación”. La docencia, proclama, ha de ser únicamente vocacional.
“Si continuamos actuando igual que hace veinte años no tendremos resultados distintos, es absurdo pensar eso. Habrá que tomar actuaciones distintas”, advierte Codina, para quien los cambios legislativos en Educación cuando se forma un nuevo gobierno “son lavados de imagen o sirven para agradar a sus votantes”.