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No, la ley de Bienestar Animal no te quitará tu hámster

Laura Galaup

18 de febrero de 2023 22:36 h

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Adiós a los hámsteres y a los periquitos. Este es uno de los bulos más difundidos que ha protagonizado la Ley de Bienestar Animal. Esta afirmación, que desmienten tajantemente desde el Ministerio de Derechos Sociales, impulsor de la norma, circula desde hace meses en redes sociales, medios de comunicación y tertulias televisivas. Esa asunción también ha llegado a las conversaciones diarias. “Me ha parado gente por la calle, e incluso algún funcionario en el Ministerio, y me ha dicho: Mi hijo tiene un hámster y está asustado porque le han dicho que se lo vais a quitar”, relata Sergio G. Torres, director general de Derechos de los Animales y uno de los promotores de la norma. 

Su respuesta a aquellas personas que le piden auxilio para sus mascotas también sirve para poner fin al bulo: “Lo que se va a impedir, a partir de ahora, es la venta o la comercialización de ciertos animales que, por supuesto, no van a ser ni hámsteres ni periquitos”. “Todos esos listados positivos que se han ido publicando en los medios son mentira. No sabemos de dónde han salido. Somos los primeros sorprendidos”, apunta José María López, vocal de la junta de la federación Fauna, una organización que se define como un conjunto de “asociaciones unidas por la naturaleza y los animales” y que se ha mostrado crítica con la Ley de Bienestar Animal. El texto, que se sigue tramitando, debe llegar al Senado en las próximas semanas tras haber recibido luz verde en el Congreso.

Las aseveraciones sobre los periquitos y los hámsteres no se han quedado únicamente en redes sociales, ha saltado a debates parlamentarios. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interpelaba al grupo autonómico de Unidas Podemos el pasado 20 de octubre asegurando que esta formación defiende que los niños “no puedan adoptar periquitos”. Más allá del terreno político, los bulos y las medias verdades vinculadas a la Ley de Bienestar Animal no han ocupado solo minutos en programas de televisión con tertulias políticas, también han protagonizado espacios dedicados al entretenimiento, como Sálvame. La presentadora María Patiño se mostraba dispuesta a ir a la cárcel si tenía que entregar dos chinchillas con las que convive.  

Listado positivo

La polémica gira alrededor de un artículo de la ley que contempla la creación de un listado positivo, es decir, esa clasificación será la que determine qué especies podrán ser adquiridas como mascotas. Como apuntaba el portavoz de Fauna hay ya listas de animales prohibidos circulando por internet, a pesar de que el listado positivo todavía no se ha elaborado, según detallan desde el Ministerio.

La norma no concreta qué animales formarán parte de este listado. Únicamente aclara que perros, gatos y hurones serán considerados mascotas. La elaboración y la publicación de ese trabajo no se realizará de forma inmediata. El decreto por el que se regule tiene varios años para entrar en vigor: dos años para aprobar el reglamento que lo desarrolle y un año más para publicar el primer listado

Un organismo de nueva creación, el Comité Científico y Técnico para la Protección y Derechos de los Animales, será el que evalúe qué animales sí que se podrán incorporar y se podrán adquirir como animales de compañía. Además de un representante del Ministerio de Derechos Sociales, en él habrá altos cargos de otros departamentos como Agricultura, Transición Ecológica y Sanidad.

Por ahora, y a falta de que se avance en los trabajos sobre el listado, hay “tres premisas fundamentales” –tal y como expone Torres– para que una especie sea incluida en el listado positivo: que “no sea un problema para la biodiversidad” ni “para la salud pública” y que tampoco afecte a “la seguridad ciudadana”. 

El futuro de conejos y periquitos

En relación a los animales que dañan la biodiversidad, “el listado de especies exóticas invasoras ya impide tener o comercializar un cerdo vietnamita”, sin embargo –señala el director general de Derechos Animales– si algún ciudadano ya lo tenía en su poder antes de que la prohibición entrase en vigor puede conservarlo, “pero no comercializar ni criar” con el animal. Este será el espíritu de la ley, añade el entrevistado, también para aquellas mascotas que se tengan en casa y queden prohibidos con la entrada en vigor del listado positivo. “No se va a expropiar ningún tipo de animal”, indica Torres. Eso sí, esos animales tendrán que ser registrados y certificar su tenencia.

¿Se van a prohibir los conejos o los hámsteres? “No, en absoluto”, asegura el director general. De hecho, también advierte que estos animales se van a poder “seguir vendiendo en tienda” ya que lo que impide la ley es la presencia de perros y gatos en estos comercios. ¿Y qué va a pasar con los periquitos? Lo mismo porque esta ave “no supone un problema para la seguridad ciudadana, no es un animal en peligro de extinción y no supone un peligro para la biodiversidad”, concluye Torres.

Sin embargo, y amparándose en que la redacción del articulado depende de un Comité, desde Fauna alertan que “la Dirección General de Derechos de los Animales no está en condiciones de afirmar si el hámster o el periquito van a ser permitidos”, ya que ellos no van a tener la última palabra.

“No se va a expropiar ningún animal”

El pasado 5 de febrero se celebró una manifestación en el centro de Madrid para protestar por la ley. La concentración estuvo impulsada por comercios especializados y tiendas tradicionales de venta de animales. “No a la prohibición de los animales. Basta de dictaduras ideológicas”, se leía en una de las pequeñas pancartas de la concentración. En algunas tiendas de animales se ha percibido la llegada de la norma con incertidumbre. Así se manifestaba el dueño de una tienda especializada en aves, concretamente en psitácidos: “Nosotros sin duda tendríamos que cerrar”. Fuentes del sector también reconocen que hay desconocimiento sobre el impacto que va a tener la norma en estos comercios, informa Marta Pastrano López

Entre las organizaciones que apoyaron la manifestación estaba la federación Fauna, que ha cargado duramente contra la clasificación que contempla la ley. “El listado positivo no nos parece una buena solución porque no está respaldado científicamente”, indica López, que también asegura que “todos los tratados internacionales” y la “literatura científica” están enfocadas a la “elaboración de listados negativos”, es decir, delimitar aquellas especies que “están prohibidas”. 

Esta argumentación no convence a Torres. El promotor de la Ley de Bienestar Animal apunta algunas objeciones al listado negativo. “Si prohíbes una especie o subespecie, [los criadores] tienden a utilizar otra muy similar. Al final, siguen reproduciendo un montón de especies que pueden suponer un peligro y a la administración no le da tiempo a incorporarlos a esos listados”, reseña . Por esta razón, aboga por crear una clasificación en la que figuran únicamente las especies que sí se pueden comercializar. En esa misma línea también se posiciona Nuria Máximo, directora de la Cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos, al constatar que el listado positivo es un avance para luchar contra el mercado negro de especies.

La última versión del proyecto de ley que se ha hecho pública recoge un desglose muy detallado de aquellos criterios que se van a tener en cuenta para confeccionar el listado positivo. La selección que se elabore estará compuesta por “un conjunto de listados de grupos de animales silvestres”, en la que se incluirán desgloses sobre mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces y animales invertebrados. 

Asimismo, se incluirán aquellas especies que “tengan la consideración de animales domésticos tal como se definen en la Ley 8/2003” de sanidad animal, que determina que las mascotas son “aquellos animales de compañía pertenecientes a especies que críe y posea tradicional y habitualmente el hombre, con el fin de vivir en domesticidad en el hogar, así como los de acompañamiento, conducción y ayuda de personas ciegas o con deficiencia visual grave o severa”. 

Apuestan, también por incorporar “aves de cetrería”, así como “animales de acuariofilia no incluidos en el catálogo de especies exóticas invasoras ni de especies silvestres protegidas, tanto en el ámbito estatal como autonómico”. Todo esto se detalla en el artículo 42 de la norma, donde también se añade una frase que según algunas organizaciones que se manifestaron en contra de la ley puede ser interpretada de forma muy restrictiva. El contenido de la polémica frase señala que no se incluirán en el listado aquellas “especies silvestres de fauna no presentes de forma natural en España protegidas por el Derecho de la Unión Europea y/o los tratados internacionales ratificados por España”.

Algunas tortugas y cotorras sí que podrán estar en la lista negra

El Ministerio de Transición Ecológica tiene un listado publicado de estas especies. El portavoz de Fauna explica que si se aplica esa selección los loros o las tortugas de tierra no podrán ser considerados mascotas. Por su parte, desde Derechos Sociales no son tan contundentes al asegurar que todos los animales que se encuentran en el listado elaborado por el departamento de Teresa Ribera vayan a ser excluidos. Todo dependerá, indica Torres, de que la especie a examinar cumpla “con los tres requisitos básicos”: que no sea un problema para la biodiversidad ni para la salud pública ni para la seguridad ciudadana. Analizando estos factores, se determinará –añade el director general– que “algunas de esas especies se podrán comercializar y otras no”. 

Aún así, Torres sí que se opone a continuar la comercialización de algunas tortugas, como la de Florida, por ser una “especie exótica invasora”. “La semana pasada estuvimos en Getafe vaciando un lago y había cientos de tortugas”, cuenta. Y añade: “Suerte que las soltaron en ese estanquito, pero si las hubiesen echado en un río, ese animal cría, se reproduce y desplaza a los animales autóctonos”. Por un motivo parecido, aboga por prohibir la adquisición de cotorras. 

En sus críticas hacia la ley, desde Fauna critican la redacción del texto. Su portavoz defiende que actualmente hay un “batiburrillo que da lugar a una serie de malentendidos” que en el futuro pueden provocar distintas interpretaciones judiciales. Ese es uno de los problemas que señalan: la evolución que puede tener esta norma. Recuerdan que en Holanda las chinchillas han quedado excluidas de una clasificación similar, según varios artículos publicados por la prensa neerlandesa.