Una persona que se retire hoy perderá alrededor de 350 euros mensuales de poder adquisitivo a lo largo de su vida como jubilado, después de las últimas reformas llevadas a cabo en España y según un estudio de AFI presentado hoy junto a la patronal del seguro, Unespa.
Como solución al problema de sostenibilidad del actual sistema de pensiones, tanto AFI como Unespa abogan por la contratación de un seguro que garantice una renta vitalicia al ser el “instrumento idóneo para complementar la pensión pública de jubilación”.
Además, permitirían “aliviar las presiones que existen sobre el sistema público de pensiones y contribuyen a su sostenibilidad”, han destacado durante una rueda de prensa.
Desde AFI calculan que serían “suficientes” unos 63.000 euros por persona para constituir una renta vitalicia que en la práctica es un “complemento” económico de la paga de la pensión y estiman que esa cantidad equivale a una tercera parte del patrimonio medio actual de los hogares encabezados por mayores de 65 años.
El estudio analiza el impacto medio anual medio de la reducción en las rentas de la población jubilada entre 2016 y 2035 y llega a la conclusión de que la reducción del poder adquisitivo de las pensiones públicas podría provocar “un descenso anual medio del empleo de un 1,5 % entre 2017 y 2035”.
Esto supondría una pérdida de 330.000 empleos a tiempo completo.
La presidenta de Unespa, Pilar González de Frutos, ha resaltado que las rentas vitalicias son una solución “flexible” y permiten “instrumentalizar la mutualización del riesgo de longevidad”, algo “muy caro” y muy “difícil” de cubrir por las compañías aseguradoras.
En su opinión, las rentas vitalicias son eficientes porque permiten ajustar el consumo de los jubilados durante toda su vida a la cantidad de ahorro disponible, sin dejar de atender el deseo de los titulares de hacer legado a sus herederos.
Las rentas vitalicias se constituyen a partir del ahorro realizado gradualmente durante la vida laboral o a partir de un patrimonio acumulado también previamente.
Para AFI y Unespa, una de las singularidades de este producto es que evitan que una persona sobreviva a sus ahorros o que haya un exceso de estos acumulado cuando fallece, lo que “implicaría que ha tenido una calidad de vida inferior de la que se podría haber permitido”.
Los recursos que se pueden destinar a constituir una renta vitalicia pueden ser desde el ahorro financiero convencional, ya sea a través de fondos o depósitos, o las propias viviendas, tanto principales como secundarias.
Según la normativa actual del IRPF, las ganancias patrimoniales o plusvalías con la transmisión de elementos patrimoniales de hasta 240.000 están exentas siempre que se dediquen íntegramente a la adquisición de una renta vitalicia y el titular de ese patrimonio tenga al menos 65 años.