España se suma al resto de países europeos donde la mascarilla al aire libre no es obligatoria. Así lo ha confirmado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, después del Consejo Interterritorial de Salud celebrado con los consejeros de las comunidades autónomas. “Todos los indicadores señalan que vamos por el camino adecuado y, con las altísimas tasas de vacunación, es aconsejable empezar a introducir una flexibilización”, ha indicado la titular de Sanidad. No en vano, nuestro país ha alcanzado este miércoles el 50% de población con al menos una dosis de vacuna y ha registrado un nuevo récord de dosis administradas en un solo día.
La medida se ha incluido en el Real Decreto Ley de flexibilización de la mascarilla y lo aprobará este jueves una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros. A continuación, varias preguntas respuestas que ha despertado este nuevo paso hacia una nueva normalidad muy parecida a la antigua.
¿Dónde me puedo quitar la mascarilla y desde cuándo?
A partir del sábado 26 de junio, la mascarilla dejará de ser obligatoria en los exteriores en los que se pueda mantener una distancia de seguridad de metro y medio entre personas no convivientes. La distancia es un requisito que los sanitarios y epidemiólogos piden respetar, aunque la comunidad científica siempre ha mantenido que, mientras exista, la mascarilla al aire libre no es la medida idónea contra la transmisión comunitaria. Se estableció así para familiarizar a la ciudadanía con su uso, pero los espacios más controvertidos siguen siendo los interiores mal ventilados y con poco espacio interpersonal.
También se dispensará de su uso a los residentes de centros sociosanitarios, siempre que el 80% de sus internos y de sus trabajadores hayan recibido la pauta completa de la vacuna. En la piscina o la playa, donde hasta ahora era obligatoria excepto para bañarse o tomar el sol, también deja de serlo.
¿Dónde habrá que llevarla?
Todavía seguirá siendo obligatoria en espacios cerrados de acceso libre, como bibliotecas u hospitales, y en medios de transporte públicos, como avión, tren, tranvía, bus o metro. De hecho, para asegurar que nadie accede a ellos sin mascarilla, habrá que tener siempre una encima obligatoriamente. Otra novedad es que la norma exime de llevarla a los pasajeros de barcos o buques, siempre y cuando permanezcan dentro de su camarote o mantengan el metro y medio de distancia interpersonal en la cubierta. “Son medidas progresivas, graduales y prudentes que vendrán bien porque la ciudadanía las demandaba”, ha celebrado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, después del Consejo Interterritorial.
¿Hay excepciones?
Sí. En cuanto a exteriores, las excepciones son los “eventos multitudinarios”, como conciertos y manifestaciones. Si los conciertos se celebran con gente de pie y sin mantener la distancia de seguridad, la mascarilla será obligatoria. No será así si se organizan al aire libre y en asientos separados por un metro y medio. La nueva norma también exime de llevarlas, como hasta ahora, a las personas que acrediten algún tipo de afección respiratoria o de enfermedad incompatible con su uso.
¿De cuánto es la multa por olvidarla?
Carolina Darias no ha abundado al respecto, pero se detallará en el próximo Boletín Oficial del Estado. La ley establece que no llevar mascarilla o llevarla mal podría conllevar multas de hasta 100 euros, pero las comunidades autónomas tienen la potestad de adaptarla en sus propios decretos. Hasta ahora, la mayoría de las autonomías la han considerado una “infracción leve” y las multas han oscilado entre los 100 y los 3.000 euros. De no establecerse lo contrario en los boletines oficiales, la sanción abarcará la misma horquilla.
¿Y si no me la quiero quitar aún?
La normativa establece los supuestos en los que no será obligatoria, pero no dicta nada para la hipótesis contraria. “Si alguien quiere seguir llevando mascarilla, bienvenido sea. Que te la puedas quitar no significa que te la tengas que quitar. Si alguien siente que hay demasiada gente a su alrededor o existe algún riesgo de transmisión, se la puede poner”, dijo claramente Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias el pasado lunes.
¿Cuándo será el momento de los interiores?
Aún es pronto. Como indican desde Sanidad, esta es una norma paulatina y prudente, y todavía no contempla un escenario en el que no se vaya a usar en espacios cerrados. En hostelería, comercios, discotecas transporte, y centros educativos o centros sanitarios seguirá siendo obligatoria. Los expertos coinciden en que esto no debería cambiar hasta que, por lo menos, el 70% de la población haya recibido la pauta completa. También recomiendan no dar fechas cerradas para no jugar con las expectativas. “Mi miedo es que después de tanto uso y de tanto temor, la gente no quiera ver una mascarilla ni en pintura”, reconocía el portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública SESPAS a este diario.
¿Tampoco es obligatoria en el extranjero?
En muchos países, tampoco. España no ha sido pionera con esta medida. Más bien todo lo contrario. En Austria, Suecia, Dinamarca y Finlandia no se usa mascarilla en espacios abiertos, pero tampoco en cerrados. En ningún momento ha sido obligatoria en Reino Unido siempre que se respetase la distancia de seguridad. Alemania, Portugal, Polonia o Hungría anunciaron esta flexibilización de la norma hace tiempo, y Francia se adelantó por cuestión de una semana. Bélgica la ha impuesto solo en calles comerciales muy concurridas. De Europa, la que todavía no ha tomado una decisión al respecto es Italia. Por el contrario, Estados Unidos ha abierto la puerta a que las personas vacunadas no usen mascarilla ni siquiera en interiores.
¿Es una norma irreversible?
No. Depende de los indicadores epidemiológicos y cabe una vuelta atrás si estos empeoran. Ya ocurrió el año pasado. La obligación de llevarla por la calle se instauró en el verano de 2020 por decreto de varias comunidades, hubiera o no hubiera distancia en exteriores. Las últimas en incorporarlo fueron Madrid y Canarias, pero, a finales de julio, ya era obligatoria en toda España. En marzo de 2021, la norma alcanzó carácter estatal por una enmienda del PSOE. En cuanto a escenarios más cercanos al actual, podemos fijarnos en Israel, que fue de los primeros países en eliminarla en exteriores y esta semana ha vuelto a obligar su uso en las zonas en las que están detectando brotes de coronavirus.
¿Qué recomiendan los epidemiólogos?
Como en todo, hay voces discordantes. También siguen en curso varias investigaciones sobre ellas y no solo sobre su uso, sino también sobre sus compuestos. “Es una herramienta más política que científica, y la ciencia aún no tiene suficientes evidencias de que podamos eliminarla”, explicaba sobre los interiores Gema Escobar, directora del Centro Universitario de Ciencias de la Salud San Rafael-Nebrija. Daniel López-Acuña, exdirectivo de la OMS, por el contrario, apoyaba aún su uso en exteriores, pero piensa que debe haber una “desescalada gradual del uso de la mascarilla”.
Mario Fontán Vela, médico de preventiva y autor de varios estudios sobre la transmisión de la COVID-19, reconocía que él se encontraba entre los escépticos sobre mantenerla al aire libre. En cualquier caso, concluía que “no es una medalla que ningún político se pueda colgar, porque si se quitan las mascarillas, habrá sido mérito de toda la sociedad”.