El Observatorio Español contra la LGTBfobia ha denunciado hoy la “hipocresía” del arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, y le ha reclamado que “reflexione” sobre el acogimiento de homosexuales en la Iglesia.
Este observatorio considera que Asenjo “respalda” al sacerdote de Écija (Sevilla) “que prohibió a un hombre homosexual que vive con su pareja ejercer de padrino de su sobrino” al decir que no se le impide por ser homosexual sino “por llevar una vida no congruente con la fe”.
En un comunicado, el Observatorio señala que ve “con estupor” la “hipocresía” de Asenjo, ya que consideran que “veta” a un hombre homosexual “no por ser homosexual sino más bien por ejercerlo, lo que hace la mayoría de los homosexuales”.
El director del Observatorio, Francisco Ramírez, ha añadido que es “casi como si se nos impidiera ir a la iglesia no por ser negros sino por tener la piel oscura” y ha opinado que se trata de una “clara discriminación” por motivos de orientación sexual.
“El arzobispo nos pide que seamos todos los homosexuales castos para ser aptos, lo que no se pide en cambio a los heterosexuales”, ha agregado Ramírez, quien cree que eso les convierte “sin duda en feligreses de segunda categoría”.
Ha cuestionado qué es llevar una vida congruente con la fe, ya que considera que es “algo bastante subjetivo”, y ha recordado que es “seguir simplemente el mensaje del Evangelio”.
Ramírez ha manifestado que con “estas prohibiciones caducas y fundamentalistas” lo único que se consigue es “mantener la sangría de feligreses y mantener a la Iglesia Católica desfasada en el tiempo respecto a la sociedad”.
Ha reclamado a Asenjo que reflexione “sobre la humillación y el sufrimiento que sus feligreses homosexuales viven diariamente con concepciones discriminatorias y simplistas de la sexualidad” y que “termine de una vez de considerar una fisión fundamentalista sobre la moral cristina”.
La Iglesia de Sevilla ya aseguró que la negativa a un hombre para que pueda ser padrino de bautizo de su sobrino en la localidad de Écija no se debe a que sea homosexual, sino a que lleva una vida que “no es congruente con la fe y con la misión que va a asumir” según el Derecho Canónigo.