Con motivo del Día Internacional del Pueblo Gitano, Pablo Vega presenta en Barcelona su emotiva pieza audiovisual Proud Roma (Orgullo Gitano), en la que apela al reconocimiento de una historia común de resistencia y resiliencia frente al odio, la esclavitud y el genocidio del pueblo romaní.
Vega –artista visual, director de cine, productor y editor– fundó en 2003 su propia productora, Dika-Audiovisual, y su trabajo incluye documentales, piezas de videoarte, montajes teatrales, videoclips musicales y spots publicitarios. Muchos de sus trabajos han sido galardonados –premio a mejor documental en el African Film Festival (Berlín, 2012), la mención especial del jurado en el Pan African Film Festival (Los Ángeles, 2012), el premio de Joven Creador del Instituto de Cultura Gitana (Madrid, 2012), el premio Enrique Maya a las Artes (Madrid, 2013), premio a mejor contenido en los Luxury Advertising Awards (Madrid, 2019), entre otros– y giran alrededor de la idea de conseguir sociedades más abiertas y plurales, que garanticen la igualdad de todos y todas “tanto en el presente como en el futuro”.
En el caso de su último trabajo, realizado con el apoyo del European Roma Institute for Arts and Culture (ERIAC), Vega entra de lleno en el tema del pueblo gitano –él es miembro de la International Romani Film Commission y forma parte del jurado en el Ake Dikhea? Festival of Romani Film– a través del famoso monólogo de Charles Chaplin en El gran dictador, que se actualiza en el cuerpo y la voz de una mujer romaní, Alina Servan, y un joven gitano, Toni Gabarri.
¿Qué conexión cree que existe entre el discurso de Chaplin en 1940 y el de Proud Roma en 2022?
Cuando supe que Chaplin era romaní empecé a entender toda su obra y las historias que creaba con las personas más estigmatizadas de la sociedad, pero en el caso de El Gran Dictador me marcó como un antes y un después. En el contexto de la Segunda Guerra Mundial, que este gran maestro gitano se atreviera valientemente a plantarle cara a Hitler desde el amor y desde la humanidad me llegó al corazón.
En el contexto de la guerra de Ucrania, muchas personas romaníes no solo llevan tiempo arrastrando el peso de sufrir delitos de odio por parte de grupos paramilitares neonazis, sino que además se les sigue discriminando como personas refugiadas cuando intentan cruzar la frontera huyendo de la guerra.
Quiero decirle al mundo amablemente que la cultura pierde cuando miramos desde los estereotipos y los prejuicios antigitanos
En Europa y en España, la situación de las comunidades romaníes hace necesaria la denuncia de las esterilizaciones forzosas, de la segregación de la infancia gitana en las escuelas, de las barreras en el acceso a los derechos fundamentales. Por todo esto, creo que el llamado que Chaplin nos hacía en 1940 sigue más vigente que nunca.
Dices que Chaplin plantó cara a Hitler cuando ningún gobernante europeo tuvo valentía para hacerlo. ¿A quién quiere plantarle cara con esta pieza?
Quiero decirle al mundo amablemente que la cultura pierde cuando miramos desde los estereotipos y los prejuicios antigitanos. Creo necesario reflexionar sobre ello de manera sincera para movilizarnos contra la discriminación antigitana que sufrimos de manera estructural. Es un canto a la unión de las personas payas y gitanas para que cambiemos esta situación porque paraliza el desarrollo social y cultural de todos y todas.
Ismael Cortés en su libro Sueños y Sombras sobre los Gitanos analiza la representación gitana en el cine desde la Guerra Civil al cine quinqui: afirma que el estereotipo gitano siempre está situado fuera de la ley y moviliza reacciones afectivas entre la fascinación y el miedo. ¿Cuál es su opinión sobre la representación gitana en el cine y la que aporta su trabajo?
La representación gitana siempre se hace desde una mirada externa, rígida y pobre porque se basa en estereotipos y prejuicios antigitanos. En mi opinión, no representa la verdad y la cultura de nuestro pueblo. La perspectiva interna es mucho más rica y tiene más matices porque tiene en cuenta los orígenes, los trayectos y los procesos de las personas. Tenemos muchas historias interesantes que contar y estoy seguro de que tendrían un gran impacto en la sociedad.
El cine es una gran herramienta pedagógica para crear, ponerte en la piel del otro y llegar a millones de personas. Quiero romper los estereotipos y dar una imagen estética más humanizada, elegante y sofisticada. Mi mirada tiene una pizca de realismo mágico y drama, pero desde un prisma de sensibilidad que todas las personas gitanas tenemos por nuestra alta capacidad para amar. Cuando tenemos la oportunidad y el espacio para transmitir esto, llega a todo el mundo porque cuentas desde el corazón y desde el amor. Eso es lo que hace Chaplin.
Ahora mismo están sobre la mesa el anteproyecto de Ley del Cine y el proyecto de Ley de Comunicación Audiovisual. ¿Cómo cree que estas leyes podrían mejorar la representación gitana en los productos audiovisuales?
Hay que impulsar medidas de acción positiva, como las cuotas, para que las productoras tomen conciencia y permitan que las personas gitanas puedan contar historias en igualdad de condiciones con las personas que no lo son. En las plataformas de emisión en streaming existe conciencia para incluir estos contenidos; sin embargo, las productoras desaprovechan la oportunidad de apoyar este tipo de historias. Necesitamos impulsar contenidos culturales que reflejen la realidad de las sociedades en las que vivimos y nos permitan soñar con el mundo que queremos. Para ello, es fundamental que se reconozca nuestro derecho a mostrar el arte y la verdad de la vanguardia gitana.