El gremio periodístico de Guatemala, inmerso en una crisis económica y laboral acentuada por la pandemia del coronavirus, ha sido alcanzado por la COVID-19 con varios casos registrados en las últimas semanas.
Desde que el Gobierno de Guatemala hizo público el primer caso positivo en el país, el pasado 13 de marzo han transcurrido más de 100 días de confinamiento y los medios tomaron sus precauciones al respecto con la movilidad de sus reporteros.
Las autoridades afirman estar en el “pico de la pandemia” en el país centroamericano, cuando se contabilizan hasta la última actualización del domingo un total de 13.145 casos positivos y 531 personas fallecidas a causa de una infección que no discrimina y que ha llegado a afectar a periodistas de diversos medios.
Uno de los casos visibles ha sido el de la periodista Claudia Méndez Arriaza, presentadora del programa radial Con Criterio, quien hizo público su caso el pasado 14 de junio, tras contar con el resultado oficial de una prueba luego de unos cuatro días con fiebres de hasta 37,7 grados Celsius
La comunicadora sospecha que pudo haber sido contagiada por una compañera -que tuvo síntomas al igual que su esposo y familia- a la que transportó en su vehículo varios días para acercarla a su casa, ya que en Guatemala el Gobierno suspendió el servicio de transporte público y la movilidad está limitada.
Méndez, quien hizo público su caso para desestigmatizar a quienes padecen el coornavirus, reconoció que en alguno de estos momentos dentro de su vehículo no usó mascarilla.
“Tuve un día crítico y el resto de días dejé fluir los síntomas. Con el paso del tiempo me siento con más fuerza y más recuperada”, menciono, y recordó que también tuvo “sueños muy profundos o siestas y descansos de entre dos y tres horas durante el día”, siempre con el acompañamiento de su médico a distancia.
Por su parte, uno de los diarios de mayor tradición en el país, Prensa Libre, informó el pasado 6 de junio que uno de sus “colaboradores” fue diagnosticado con COVID-19 y puso en cuarentena a otros trabajadores.
Además, el coronavirus ha alcanzado también a otros cinco comunicadores entre reporteros gráficos, locutores de radio, redactores y editores y a varios miembros de las familias de estos, como pudo constatar Efe.
UNA PANDEMIA EN LA CRISIS
Los medios guatemaltecos, esencialmente los tradicionales -con publicidad de por medio- en prensa, radio y televisión, no eran ajenos a la “reconversión” del panorama mediático a nivel mundial, con énfasis en el mundo digital.
A criterio del periodista y sociólogo Gustavo Berganza, “la pandemia lo que hizo fue acentuar la crisis económica de los medios”, arrastrada desde el año pasado y 2018, con una remarcada “ausencia de publicidad”.
Berganza sostiene que “se han acentuado los despidos y cierres”, pues “hay una crisis generalizada de los medios tradicionales y también del periodismo, porque no hay donde ejercerlo debidamente remunerado”, además de que está surgiendo cierta “dependencia” de algunos que han recibido publicidad gubernamental.
RETOS PERIODÍSTICOS
La periodista Ana Carolina Alpírez, coordinadora del medio digital Ojo con mi pisto, que se dedica a fiscalizar municipalidades, narró a Efe la nueva normalidad de su equipo, que consta de cinco personas y que desde el 17 de marzo trabaja cada uno desde su propia casa con asiduas reuniones virtuales y sin salir a la calle a reportear “para evitar contagios”.
En su caso, con una financiación garantizada de dos entidades donantes que asignaron proyectos y que con la pandemia flexibilizaron las temáticas originales del subsidio relativo a temas de gobiernos locales y de contrataciones abiertas en las municipalidades, les permitió “volcarnos a trabajar en la pandemia”.
Alpírez, que ha trabajado en agencias internacionales, revistas críticas, medios de profundidad y diarios locales, advierte que la pandemia aceleró la caída de un modelo que tenía una tendencia a la baja, como el de la venta de espacios publicitarios y el recuerdo de una época “en la que un diario vivía de la venta diaria del ejemplar”.
La sana distancia, el confinamiento y el periodismo fuera de la calle -que es limitado y desnaturaliza al periodismo real, como considera Alpírez-, también trajo consigo una particular mala relación con las fuentes oficiales que, pese a ser fuentes de información, “no quieren cumplir con su parte” al verse cuestionadas y por ello la reducción al mínimo de las conferencias de prensa.