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El Plan que aprobó el Ministerio con las comunidades establecía criterios para restringir la movilidad que Madrid sobrepasa desde hace semanas

El Partido Popular, con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y otras figuras como Ana Pastor a la cabeza, ha argumentado este fin de semana que no hay criterios claros sobre las medidas a seguir durante la segunda ola de COVID-19. El ministro Salvador Illa, que ha estado desde el viernes presionando para que las acciones se endurezcan en Madrid y no solo se limiten a las 45 zonas en las que se aplican desde este lunes, les ha replicado que todo está especificado en el Plan de Respuesta Temprana en un Escenario de Control que aprobaron en julio el Ministerio y las comunidades. Ese documento es genérico en muchos aspectos y no cuenta con umbrales concretos de incidencia a partir de los cuales tomar una u otra acción, pero sí coloca, según los criterios acordados, a toda la Comunidad de Madrid en situación de riesgo alto, el cual apareja medidas de restricción de la movilidad y de control de aforos.

El Plan del Gobierno y las comunidades aborda tres escenarios, previos a una situación de descontrol total que requiriera otro estado de alarma, ya sea territorial o de todo el país. El escenario 1, de riesgo bajo, se refería a cuando solo hay casos esporádicos, con presión solo en atención primaria y contagios sueltos; el 2, de riesgo medio, a cuando hay difusión comunitaria esporádica, con varias agrupaciones de casos y presión sobre camas de hospital comunes. Los datos y los expertos sitúan a Madrid en el tercer escalón de la pirámide, el de riesgo alto, cuando la pandemia es ya preocupante, hay “transmisión comunitaria sostenida con presión creciente” y ya se han sobrepasado los otros dos estadios.

Para calificar un territorio de riesgo alto, las comunidades y el Ministerio se basaban en tres pautas epidemiológicas y dos asistenciales. Las epidemiológicas eran: que hubiese varios casos de origen desconocido, aumento de la transmisión comunitaria, y aumento exponencial de la incidencia. Las asistenciales: que se observase incremento de la mortalidad y que se observase presión sobre las UCI. En Madrid se ha tenido una transmisión comunitaria creciente, con actualmente la incidencia más alta de Europa, y un aumento de la presión asistencial de todos los niveles, con ya el 40% de ocupación de camas UCI con pacientes COVID-19 y el 25% del resto de camas de hospital.

Las medidas asociadas a ese nivel de riesgo alto, según el mismo documento del Consejo Interterritorial, eran acciones simultáneas de confinamiento en todo el territorio o en lugares específicos; control de la movilidad y del transporte y refuerzos para poder llevarlo a cabo; reducción de grupos de reuniones; y cierre de establecimientos con elevada concentración de gente, entre otras. “Hay que tener en cuenta que este tipo de medidas suponen un elevado coste social y económico, por lo que conviene implementarlas estudiando la situación caso por caso”, añadían en el escrito del Ministerio, y por tanto llamaban a no llegar a un confinamiento tan estricto como el de marzo en ningún caso, en la línea de lo que ha propuesto el ministro Illa para Madrid.

El escenario de riesgo medio ya acarreaba algunas medidas que la Comunidad no ha llegado a tomar en toda la región: la reducción de aforos en establecimientos cerrados concurridos al 50%, la limitación de horarios de atención al público o la aplicación de franjas horarias en comercios según grupos vulnerables. También se mencionaba en el escenario 2 el cierre parcial o total de centros de zonas concretas especialmente afectadas, también los escolares.

Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) explica que hay “indicios claros” de transmisión comunitaria sostenida en Madrid desde hace semanas, y que para detectarla se emplean varios parámetros combinados sobre los que estar alerta, los cuales también están detallados en un anexo final del documento. El primero más importante es la incidencia: la del conjunto de la Comunidad de Madrid está por encima de los 700 casos detectados cada 100.000 habitantes los últimos 14 días, con la media española en 282. El gobierno regional ha puesto de límite para restricciones los 1000 casos, y Salvador Illa les ha pedido que lo bajen a 500 y que se diferencien por localidades –incluida la capital–, no por zonas de salud. Hernández incluso cree que el ministro se queda corto: “A partir de 200, es para preocuparse. Y todas las zonas de salud están ahora mismo por encima”. El presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), Pere Godoy, también situaba en ese número la barrera.

El segundo factor que indica la “transmisión comunitaria sostenida” es en sí mismo que haya varios casos de origen desconocido, esto es, que los contagios ya no se puedan asociar a brotes. Hace tiempo que esto ocurre en la Comunidad de Madrid, casi desde el inicio de la 'nueva normalidad', cuando apenas se registraban brotes –que según los protocolos son agrupaciones de a partir de 3 positivos relacionados, o uno si se trata de una residencia de ancianos–. De hecho, los propios informes de la Comunidad de Madrid indican que, entre el día 21 de junio y el 20 de septiembre, se han registrado solo 181 brotes asociados a 1462 casos y 4532 contactos; del resto no se ha encontrado el origen. En ese mismo tiempo ha habido 133.928 positivos en la Comunidad de Madrid. “Es un número reducidísimo, no se ha hecho rastreo de todos los casos ni mucho menos. La cifra de cadenas de transmisión identificadas es muy baja”, sigue Hernández. Otra pista es la positividad, que en Madrid alcanza el 22% cuando la OMS recomienda que se quede en un 5%, “es un factor indirecto pero que asociado a todos los demás, indica transmisión alta”.

El aumento exponencial de la transmisión es lo único que, estrictamente, en estos momentos no se cumple en la Comunidad de Madrid. Un crecimiento de ese tipo, matemáticamente, implica que el número de casos se duplica, o más, cada 24 horas. Desde julio el crecimiento es sostenido, pero no va a ese ritmo. Pedro Gullón, vocal de la SEE y quien también opina que “claramente, en Madrid estamos en el tercer escenario”, razona que “puramente, exponencial implica ese crecimiento de al menos por 2 en 24 horas; en términos prácticos, hay que fijarse en si crece muchísimo o no” y en la tendencia. “Lo exponencial es un criterio relativo porque si pasas de 2 a 4 y luego a 8 casos en una población de 2 millones, es una subida exponencial que ha de controlarse, pero no es como parar un país. Con las tasas de incidencia que hay en Madrid, ahora mismo que se multiplicasen día a día sería una catástrofe. Que se estabilice el crecimiento, a estos niveles, sigue siendo preocupante. Hay que ser previsor y actuar antes”, indica Hernández.

“El problema es que son demasiadas cosas juntas”, sigue el portavoz de SESPAS. Porque hay que añadirle los criterios de presión asistencial, la segunda parte de lo que contemplaba ese Plan. Las UCI han escalado hasta ese 40,12% de ocupación con datos del viernes pasado, cuando la media nacional es del 17%. La de camas normales –un valor a analizar en el escenario 2– es del 25%, sobre la media del 8% de España. El portavoz de Sanidad Fernando Simón había calificado un porcentaje de ocupación de 5% ya como “asumible pero mucho para una sola enfermedad”. El problema asociado es, además, que otros ámbitos sanitarios fuera del COVID se ven afectados, y se produce ya una redistribución de los recursos y una reorganización de los centros hospitalarios, por ejemplo posponiendo citas y operaciones.

La mortalidad, el otro factor, también va aumentando: el 10 de septiembre hubo 96 fallecidos; el 25, 159. Teniendo en cuenta que todas las cifras de la última semana pueden estar infraestimadas ya que muchos casos que iniciaron síntomas en ese periodo pueden no haber sido detectados por las autoridades sanitarias, y por retrasos en notificaciones en defunciones y hospitalizaciones.

Tanto Hernández como Gullón coinciden en que se va tarde en Madrid. “Llevamos un tiempo en el escenario tres” y con necesidad de medidas del escenario 3. “Debería haber habido una respuesta un poco antes; parece que solo ahora se pueda, pero a esto llevamos semanas dándole vueltas”, añade. “Madrid llega a cubrir las capacidades de Salud Pública tarde. El momento era junio. Ahora es tarde para aumentar deprisa y corriendo la capacidad de rastreo: el nivel de transmisión comunitaria impide materialmente completar todos los casos”, lamenta Hernández. Ante las críticas y la confusión de esos días, ambos también reconocen que al Plan le faltaba especificidad. “Se ha visto que faltaban concreciones”, zanja Gullón.