El plan de Sanidad para acabar con las guardias médicas de 24 horas: organizarlo por hospitales y sin perder salario

David Noriega

29 de febrero de 2024 23:31 h

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Hubo una época en la que las guardias suponían permanecer disponible para trabajar. Los y las profesionales estaban localizables o descansando en el propio hospital hasta que había una urgencia y eran reclamados para atender a los pacientes. Hace tiempo que varias generaciones de especialistas no recuerdan o ni siquiera han llegado a conocer esa situación. “Ahora es un trabajo a destajo durante 24 horas seguidas, algo totalmente inasumible”, señala el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla. La ministra, Mónica García, se ha comprometido a darles respuesta en esta legislatura. “Son un anacronismo”, afirmó.

Terminar con las guardias de 24 horas es un objetivo deseable, según reconocen sindicatos y la Organización Médica Colegial, pero puede ser el reto más complicado que se haya marcado el Ministerio. No solo porque la gestión sanitaria corresponde a las comunidades autónomas, sino porque cualquier cambio en este sentido supone una reorganización de cientos de servicios, un aumento de las plantillas y abordar una cuestión que no es menor: los complementos que recibe el personal médico por esta función pueden suponer hasta el 30% de sus ingresos.

“A corto plazo, vamos a plantear un estudio que tendrá dos patas. Por un lado, para abordar cuál es la modificación legislativa necesaria, que consideramos que es una reforma del Estatuto Marco. Por otro, analizar las posibilidades organizativas, sobre el principio fundamental de que, para que esto funcione, cada centro tenga la autonomía de gestión suficiente como para adaptarse de la manera que considere”, explica Padilla a elDiario.es.

Más País ya incluyó la propuesta de eliminar las guardias en su programa electoral de 2019. Sumar hizo lo propio en el de julio de 2023. Y García nunca ha ocultado su oposición a estas jornadas de trabajo exhaustivas que, considera, “ponen en riesgo el descanso, la conciliación y la salud mental de nuestros profesionales sanitarios”.

Con una petición en la plataforma change.org, que acumula más de 86.000 firmas para acabar con estas guardias, las palabras de García han suscitado voces a favor, pero también dudas sobre las implicaciones de la medida, principalmente por la parte salarial. “Tenemos que garantizar que la transición hacia el final de las guardias se tiene que hacer con transformaciones en el modelo de remuneración para que los profesionales no pierdan poder adquisitivo”, tranquiliza Padilla.

“Los sueldos de los médicos, para las exigencias y la responsabilidad, no son competitivos con el resto de Europa. Las guardias vienen a suplir esas cuestiones, así que para plantear su eliminación primero habría que subir los sueldos, que han tenido una pérdida tremenda de poder adquisitivo con la crisis (financiera de 2010)”, indica Vicente Matas, responsable del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada, que ha elaborado un informe con los sueldos netos que reciben tanto los médicos como los residentes. En el siguiente gráfico puede consultarse esa cantidad neta media, según el año de especialidad y el perfil del médico adjunto que trabaja en hospital.

Como puede verse, la cifra varía en función de las comunidades autónomas. Los salarios totales oscilan entre los 1.959 euros netos de un residente de primer año en Asturias y los 5.353 de un adjunto con plaza fija mayor de 55 años en Murcia. Si se analiza el caso de los médicos de hospital, dejando a un lado a los MIR, las guardias suponen durante décadas de carrera una cuarta parte de sus ingresos o más. Como puede verse en la siguiente tabla, a mayor edad, menor proporción de sueldo. A partir de los 55 años, se sitúan en el 20% o menos en prácticamente todas las comunidades autónomas: es a esa edad cuando dejan de ser obligatorias. Sin embargo, Hernández señala que muchos profesionales “las siguen haciendo porque, cuando te acostumbras a unos ingresos, es muy difícil prescindir de esa cuantía económica”.

Pero el asunto va más allá de lo meramente retributivo. “El objetivo final es que, a la hora de desarrollar su actividad asistencial, un médico esté en plenas condiciones físicas y psíquicas. Eso es lo que se tiene que buscar”, indica el presidente del Consejo Estatal de Colegios de Médicos, Tomás Cobo. Él es anestesista y recuerda guardias dramáticas. “Una noche estuvimos en quirófano muchas horas por un accidente de tráfico. Terminamos a las cinco de la mañana y para cuando nos pudimos tumbar un rato, llegó otro accidente con cinco heridos, de los que fallecieron tres”.

Hay diversos estudios que relacionan el número de horas de trabajo con mayores riesgos, tanto para pacientes como para la propia salud de los profesionales. “En Inglaterra se vio un incremento de la mortalidad perioperatoria entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana, debido a que en esas horas había un elemento clave: cansancio”, indica Cobo. Este país sustituyó las guardias de 24 por las de 12 horas. Un estudio, publicado en la revista Annals of Emergency Medicine, mostró que las jornadas de días completos afectaban al rendimiento cognitivo de los médicos.

Somos conscientes, por prevención de riesgos laborales, de que (las jornadas de 24 horas) tienen problemas para la salud mental y física de los facultativos que las realizan

“Somos conscientes, por prevención de riesgos laborales, de que tienen problemas para la salud mental y física de los facultativos que las realizan”, coincide la secretaria general del sindicato Amyts, Ángela Hernández, que apunta también a su “afectación para la conciliación de la vida familiar y laboral”. Según las estimaciones de esta organización, suprimir las guardias de 24 horas implicaría aumentar las plantillas en torno a un tercio. “Lo que sucede es que actualmente se están utilizando para dar una atención continuada de una forma más barata y con plantillas más reducidas de lo que deberían”, explica Hernández.

Tanto Cobo como Hernández coinciden en la necesidad de esa foto fija en la que trabaja Sanidad y en la importancia de contar con cada servicio y la casuística propia de cada especialidad. “Tenemos que abordar el tema, pero con un debate muy cuidadoso, profesional y técnico, en el que no influyan posiciones partidistas ni del Gobierno, ni de la oposición, ni a nivel central ni con las comunidades autónomas, porque nos podemos meter en un lío muy importante”, opina. Hernández apuesta por acabar con las guardias de 24 horas de primera llamada, en las que los médicos atienden al paciente cuando llega al hospital, como las propias urgencias, pediatría o ginecología, y estudiar otras donde puede ser más complicado, por el menor número de profesionales. “Neurocirugía, cirugía plástica o cardiaca están muy subespecializadas y sería muy difícil cubrirlo”, pone como ejemplo.

Con unas plantillas infradotadas, los expertos consultados no ven factible, al menos a corto plazo, un aumento de personal, en un contexto de carencia de profesionales en algunas especialidades. “Ya vamos muy escasos incluso para cubrir las jubilaciones en muchas especialidades”, señala Matas. El secretario de Estado no es ajeno a esta realidad. “Ya habría que hacer contrataciones para la situación actual”, reconoce Padilla, que apuesta por abrir también la conversación a los excesos de horas: “Sabemos que un porcentaje muy alto de los residentes trabajan más horas de las que están permitidas y, muy probablemente, también los adjuntos”.

En el caso de los emolumentos que reciben los profesionales que están realizando su especialidad, la situación es más sangrante. Esa formación se prolonga durante cinco años, en los que reciben un sueldo que va incrementándose año a año y que se completa con lo que reciben por las guardias. Según los datos del sindicato médico andaluz, este complemento supone cerca de la mitad de su sueldo en la mayoría de las comunidades autónomas, con Ceuta y Melilla (dependientes de Sanidad), Madrid, Canarias y Catalunya a la cola. Para interpretar los datos hay que tener en cuenta que en aquellos servicios con menos personal, son menos profesionales para los mismos turnos a cubrir.

Desde el Ministerio apuestan también por “aspectos relacionados con la capacidad de gestión”. “Por ejemplo, podemos mejorar la capacidad resolutiva de la puerta de urgencias, para que los pacientes se vayan con su problema resuelto o que tengan opción a una cita preferente con el especialista, sin necesidad de ser vistos en ese mismo momento por un especialista hospitalario”, apunta el 'número dos' de Mónica García. En cualquier caso, la intención es transitar hacia un modelo de turnos, salvo algunos casos en los que la longitudinalidad tenga más sentido, con la mente puesta en algunos casos ya en marcha. “En Madrid, en el Hospital Infanta Leonor de Vallecas, el servicio de urgencias no hace guardias de 24 horas y tiene una buena valoración de los trabajadores”, indica Padilla. No es el único caso, en el Clínic de Barcelona esta especialidad también trabaja a turnos.

En las urgencias hospitalarias seguramente haya la alternativa de trabajar por turnos y ajustar los facultativos a las curvas de frecuentación. El problema es que, en este momento, la utilización de estos servicios ha aumentado de manera poco apropiada

El experto en planificación sanitaria y economía de la salud José Ramón Repullo apunta en una línea similar. “La puerta de urgencias de los hospitales seguramente tiene la alternativa de trabajar por turnos y ajustar el número de facultativos a las curvas de frecuentación. El problema es que, en este momento, la utilización de estos servicios ha aumentado de manera poco apropiada”, indica. Y aquí señala a dos factores que inciden en las guardias: “La dificultad para ver a los especialistas y los problemas en Atención Primaria están generando una demanda compensatoria e inapropiada”, indica. En ese sentido, reconoce que “tampoco es fácil que deriven a un paciente a consulta al día siguiente” o que “desde Primaria se puedan derivar las descompensaciones de personas mayores a una hospitalización de medicina interna, sin tocar la urgencia, como se ha hecho de forma piloto en algunos hospitales”.

Repullo señala también otro factor. Y todas las variables en un asunto tan complejo y trascendental son importantes. “Tengo la hipótesis de que muchos médicos han migrado de especialidades a subespecialidades, porque dan más prestigio y reputación, además que de esa manera te quitas carga de trabajo. Eso hace más complicada la especialidad, y también que desaparezcan recursos humanos de la tarea de atención generalista”, desarrolla el experto, que reclama “gobernanza y gestión de los centros y profesionalizar a los directivos para que pongan orden en un momento en el que está altamente interferida por criterios políticos”.

En cualquier caso, desde Sanidad reconocen que es el Ministerio el que puede establecer el marco legal y facilitar las herramientas de gestión, pero son las comunidades las que tendrán que aterrizar la decisión, centro por centro: “Es una competencia de las consejerías, pero siempre hemos dicho que nuestro papel es ponerles las cosas fáciles para que individualmente hagan lo que es socialmente deseable. Y lo socialmente deseable es avanzar hacia un modelo sin guardias de 24 horas”.

Gráficos de Raúl Sánchez.