La primera noche que Juan Pablo Carrasco estuvo de guardia atendió a un paciente oncológico, un infarto y un ictus. “Era un chaval de 26 años, a las tres de la mañana y me vi muy solo”, explica.
La imagen es habitual y durante aquel primer año de residencia, se repetía cinco o seis veces al mes. Según un estudio del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, del que Carrasco es coautor, el 80% de estos profesionales en formación trabajan más del máximo de horas de jornada laboral establecida por la directiva europea o no descansan las que deberían. Una situación que se ve agravada por esa repetición de guardias, que llevan al límite del burnout a los médicos jóvenes.
Los médicos internos residentes (MIR) son aquellos profesionales que están realizando su especialidad dentro del Sistema Nacional de Salud. Es decir, es personal en formación, cuya labor debería estar supervisada por un adjunto, de forma más relajada a medida que van adquiriendo competencias durante los cuatro o cinco años que dura este periodo. Sin embargo, no siempre ocurre así, especialmente por las noches.
“Tenemos datos de que en los hospitales donde hay residentes, las plantillas asistenciales son menores, porque se entiende que su función aporta a la del centro”, explica la secretaria técnica de médicos jóvenes y MIR de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), Sheila Justo. Desde las organizaciones sindicales mantienen lo contrario: “Tendrían que tener plantillas suficientemente dotadas o supradotadas para que los facultativos puedan hacer labores asistenciales y de docencia”.
El estudio publicado por la Organización Médico Colegial muestra que los residentes españoles, unos 30.000 según estimaciones, trabajan más horas de las que permite la directiva europea y la legislación laboral propia. Esta señala tres cuestiones que, a tenor de los datos recabados, no se cumplen en muchos casos: la jornada laboral máxima debe ser de 48 horas semanales de media cada semestre, el descanso diario entre jornadas tiene que ser de, al menos, 12 horas, y el semanal, de 36.
“El Real Decreto [por el que se regula la relación laboral especial de residencia para la formación de especialistas en Ciencias de la Salud] dice que los residentes están obligados a hacer guardias, pero no qué es una guardia. Además, establece que se harán tantas como requieran los programas formativos, pero no más de siete al mes”, explica el autor del estudio y miembro de la European Junior Doctors Association, Álvaro Cerame.
Como puede verse en el mapa, ninguna comunidad autónoma llega a las seis guardias de media, pero varias, como Asturias, Extremadura, La Rioja, Andalucía, Galicia, Castilla-La Mancha, Murcia y la Comunitat Valenciana superan las cinco. Y en esa horquilla, explica Cerame, “ya se incumplen los topes de jornada”. Porque la ordinaria suma 148 horas al mes, a las que habría que añadir las de cinco guardias. Incluso con el descanso posterior, que no se respeta en el 10% de los casos, como muestra el siguiente gráfico, se sobrepasan las 48 horas semanales de media, explica el responsable del estudio.
Ramón terminó su residencia hace un año y medio, pero estuvo a punto de no hacerlo. “Era un apasionado y me gustaba mucho, pero hubo un momento de tal crispación que llegué a presentar mi renuncia. Estuvo en un cajón esperando a que la dirección la viera”, explica a elDiario.es. Lo que describe este médico es el conocido como burnout, una sensación de agotamiento laboral físico o emocional que tiene implicaciones en la salud mental y que se ve potenciado por este tipo de situaciones de estrés.
El porcentaje de médicos residentes que padecen o han padecido burnout a lo largo de la última parte de su etapa formativa varía según los estudios, pero la mayoría los sitúa por encima del 30%. “En un momento en el que está habiendo muchos problemas de retención, pensamos que los médicos se marchan fuera de España, pero también hay gente que se dedica a otras cosas, porque esto produce tal impacto en el bienestar de los profesionales, que si no acaban por tener problemas importantes”, explica Cerame.
Ramón es especialista en cirugía torácica, que es en la que más se incumplen los derechos laborales de los residentes, según el estudio. Los autores han elaborado una lista para la que han tenido en cuenta diferentes parámetros, como el número de guardias al mes, el porcentaje de no descanso diario tras ellas y tras las que se realizan en sábado, el número de horas trabajadas o la existencia de listas de sustitución, que permiten recurrir a residentes que no están trabajando y por las que no se remunera.
Dentro del intervalo establecido por la organización médica, el 1 es el “respeto máximo de todos los derechos laborales” y el 8, “el incumplimiento más alto”, que afecta especialmente a las especialidades quirúrgicas. En dos de cada cinco guardias no se descansa al día siguiente, lo que llega a acumular jornadas de más de 30 horas. En el caso de Ramón, que prefiere no decir su nombre real, hizo su especialidad en uno de los hospitales públicos que realizan trasplantes de pulmón.
“Son cirugías muy demandantes en implicación y horas. Entre que se inicia el proceso y termina, suelen tardar 12 horas, porque tienes que desplazarte a hacer la extracción y la operación, que se suman a la jornada laboral que ya has hecho previamente, más las guardias”, explica. “Por suerte trabajamos en equipo y haces pocas actividades de manera individual, así que estás trabajando con personas descansadas, como son los adjuntos”, aclara, antes de remarcar un argumento perverso del sistema: “Te dicen que si participas más, te formas mejor, pero no es real porque estás más cansado, no rindes tanto y tienes que delegar esa responsabilidad”.
Por comunidades autónomas, Cantabria es la que lidera el incumplimiento de los derechos laborales de los MIR, según el estudio de la organización colegial, con una puntuación de 3,8 sobre 8, seguida de Extremadura (3,4), Castilla y León (3,4), Asturias (3,3) y Andalucía (3,2) y Galicia (3,2).
Los datos arrojan luz sobre una realidad que estos médicos ya sacaron a la calle en 2020. Los residentes de la Comunidad de Madrid fueron a la huelga en julio de aquel año, en unas protestas que se replicaron en varias regiones y para las que la gota que colmó el vaso fueron las camas calientes que debían compartir en sus breves descansos en los primeros meses de la pandemia.
“Con la huelga de 2020 la situación mejoró en todas las comunidades que la iniciaron, sobre todo en cuanto a lugares de descanso dignos, sabanas limpias y reestructuración de los espacios de descanso. También hubo algunas mejoras retributivas y se nos reconoció algo que estaba ganado en las sentencias judiciales, que es el descanso de los sábados y el continuado de las 36 horas semanales”, explica la responsable de médicos jóvenes de CESM.
“Se viven situaciones muy extremas”
Juan Pablo está en el cuarto año de residencia de la especialidad de psiquiatría. Explica que ahora está en una situación mejor que cuando empezó, porque hace menos guardias. “Hay noches en las que ves a un paciente y otras en las que ves a 20. Cuando tienes a cuatro o cinco personas muy nerviosas, con cuadros de esquizofrenia agitada queriéndose marchar aún pendientes de valorar o algún intento de suicidio, se viven situaciones muy extremas”, relata.
“Por mi programa formativo estoy obligado a hacer cuatro guardias al mes, justo el máximo para no superar las 48 horas semanales. Al ser muchos residentes, te puedes repartir los 30 días del mes entre todos y en la guardia siempre estamos un residente y un adjunto, pero en UCI, por ejemplo, son 10 residentes para cubrir todo el mes y siempre tiene que haber dos. Mínimo les salen seis al mes”, explica Carrasco.
El primer año cobraba 900 euros netos y paga 400 de alquiler, así que hacía guardias para poder llegar a los 1.800 o 2.000 euros
Este MIR apunta a otra cuestión que ha estado siempre entre las demandas de estos médicos: las condiciones salariales. “El primer año cobraba 900 euros netos y paga 400 de alquiler, así que hacía guardias para poder llegar a los 1.800 o 2.000 euros”, explica. Precisamente, desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos reclaman una revisión del marco retributivo para que la jornada complementaria no suponga el grueso de los salarios y fuerce a los residentes a realizar más guardias de lo legalmente establecido.
Pero, ¿pueden los residentes negarse a hacer guardias más allá de lo permitido o exigir descansar cuando les toca? Sobre el papel, sí, pero la realidad se dibuja en un día a día donde no es tan fácil. “La experiencia que hemos tenido la gran mayoría de residentes es que es una cosa más obligada, porque se generan un tipo de incentivos en los cuales no quieres ponerte de malas con tu responsable, que puede ser el responsable de tu contratación en el futuro, y tienes siempre la espada de Damocles de que si no cumples con las exigencias del servicio se podría justificar tu suspensión o algún tipo de presión extra”, explica Cerame.
“Mis últimos dos años fueron mejor, porque pedí algunas cosas relacionadas con mis derechos laborales, pero también perdí otras. En una especialidad quirúrgica dependes mucho del grado de confianza de las personas con las que trabajas y la confianza en mí... Digamos que hay formas de hacer pagar cuando te quieres salir del aro”, explica Ramón.
Existe la percepción de que la atención en momentos que no son la jornada ordinaria recae en gran parte sobre los residentes
De fondo subyace una cuestión en la que coinciden todas las voces consultadas. Aunque los residentes no formen parte de las plantillas estructurales de los sistemas sanitarios, se les trata como tal y sostienen la sanidad pública en determinados momentos. “Existe la percepción de que la atención en momentos que no son la jornada ordinaria recae en gran parte sobre los residentes”, indica Cerame.
“Se utilizan estos efectivos como si fueran parte de la plantilla, pero no lo son”, insiste Justo, que pone como ejemplo los listados de incidencias. “Cuando un residente falta, el centro busca una persona que le pueda sustituir. Cuando se trata de personal asistencial, como son los adjuntos, tiene sentido, porque si falto, alguien tendrá que cubrir mi función asistencial. Sin embargo, el residente está contratado para obtener un título de especialista. Como su objeto de contratación es obtener un título, si falta, lo lógico sería valorar cómo recuperar esa formación, pero lo que se hace es sustituir su ausencia”, explica.
Un estudio de la Universidad de Harvard, publicado en la JMB Journal en 2017, señalaba que reducir las guardias a 16 horas de trabajo mejora el rendimiento de los residentes en un 32% y reduce las posibilidades de cometer un error fatal hasta en un 63%. “Una persona que trabaja no solo 32 horas, sino más, va viendo reducidas sus capacidades cognitivas según aumentan esas horas y eso puede dar lugar a errores que ponen en riesgo la atención de los pacientes y al propio médico”, explica Cerame, que pone un ejemplo: “Nadie contemplaría que un piloto de avión trabajase 32 horas seguidas”.
Gráficos elaborados por Victòria Oliveres.
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