El poni Dolly, Ursula von der Leyen y la política del lobo en la UE

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —
8 de septiembre de 2023 22:26 h

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Lo personal es político. El 1 de septiembre de 2022, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, se llevó un duro varapalo cuando Dolly, el poni que la había acompañado durante los últimos 30 años, apareció muerto en la finca que la exministra alemana tiene en Baja Sajonia. Un lobo se había cebado con el animal favorito de Von der Leyen durante la noche. El incidente podría haberse quedado ahí, pero la realidad es que la pelea de ganaderos y cazadores contra la estricta legislación que protege a los lobos es un importante caballo de batalla –y nunca mejor dicho– que enfrentan los 27.

“Toda la familia está terriblemente consternada por la noticia”, dijeron entonces en la Comisión Europea sobre el suceso, que hizo correr ríos de tinta en la prensa alemana. El lobo que acabó con la vida de Dolly era un viejo conocido de las autoridades de la región porque había atacado ya a una docena de animales. Identificado como GW950m, fue el principal sospechoso desde el inicio y en diciembre del pasado año las pruebas de ADN realizadas al poni de Von der Leyen lo confirmaron.

A pesar de que la estricta legislación europea impide en términos generales matar a los lobos, existen excepciones y la de GW950m fue una de ellas. El Gobierno regional introdujo al carnívoro en una lista que permitía acabar con él por su largo historial de destrozos en las ganaderías y fincas de la zona. No obstante, la solicitud había llegado la víspera de que atacara a Dolly, por lo que la política europea no tuvo nada que ver en el proceso, tal y como recogió Politico.

El asunto acabó incluso judicializado porque una organización en defensa de los lobos recurrió la decisión, que fue anulada pero luego nuevamente avalada bajo la premisa de que el animal era un depredador que podría volver a actuar. Sin embargo, daba solo una semana de margen para darle caza. Actualmente se desconoce el paradero del animal.

Pero el incidente de Dolly salió de las páginas de sucesos cuando apenas un mes después la Comisión Europea comenzó un “profundo análisis” sobre la situación del lobo en el continente, que ha llevado ahora al Ejecutivo comunitario a replantearse la férrea protección de ese animal, cuya presencia se ha incrementado desde los 12.000 ejemplares de hace diez años hasta los 18.000, según las estimaciones. De hecho, los ganaderos exigen una actualización del censo a nivel europeo como primera medida.

Von der Leyen se implica en primera persona

Lo curioso es que ha sido la propia Von der Leyen la que se ha implicado en primera persona en una política tan sectorial. “La concentración de manadas de lobos en algunas regiones europeas se ha convertido en un peligro real para el ganado y potencialmente para los humanos. Insto a las autoridades locales y nacionales a actuar donde sea necesario. De hecho, la actual legislación europea ya les permite hacerlo”, expresó la presidenta en un comunicado el lunes, en el aniversario de la muerte de Dolly.

Las palabras de Von der Leyen se produjeron el día en que la Comisión Europea abrió un plazo para que científicos, comunidades locales y partes interesadas proporcionen datos actualizados sobre el asunto con el objetivo claro de acabar rebajando el actual nivel de protección al lobo en la Directiva Hábitat. “En base a los datos recogidos, la Comisión decidirá una propuesta para modificar, cuando sea apropiado, el estatus de protección del lobo dentro de la UE y actualizar el actual marco legal para introducir, cuando sea necesario, mayor flexibilidad, en función de la evolución de esta especie”, afirmaba la nota de la Comisión.

Ese planteamiento choca radicalmente con el que defendió el Gobierno comunitario hace menos de un año cuando el asunto se debatió en la Eurocámara. “Basándose en los últimos datos científicos y de acuerdo con el marco legal actual, la Unión Europea debería oponerse a la propuesta de Suiza para mover al lobo del listado de especies estrictamente protegidas”, defendió Bruselas, cuando ese país llevó al Parlamento Europeo la propuesta de rebajar su estatus. La Eurocámara avaló esa postura en favor de los intereses de ganaderos y cazadores.

El viraje se produce a las puertas de unas elecciones europeas que tienen como antesala movilizaciones de ganaderos y agricultores por todo el continente, y cuando la continuidad de Von der Leyen está aún en el aire. El PP europeo, del que forma parte Von der Leyen, se ha revuelto contra la ambiciosa agenda verde impulsada por la UE para que la desafección del sector primario no le pase factura en beneficio de la extrema derecha. Hasta ahora Bruselas aguantaba el tirón, pero la propia Von der Leyen pisó el freno hace unos meses al afirmar que se debería tener en cuenta “la capacidad de absorción” de la regulación por parte de los sectores sociales y económicos.

La rebaja de la protección al lobo es un gesto claro a los ganaderos, que llevan años clamando por esa decisión, y choca con las organizaciones sociales y animalistas. Tampoco existe unanimidad en el seno de los 27. Doce países (Bulgaria, Alemania, Grecia, España, Irlanda, Chipre, Luxemburgo, Austria, Portugal, Rumanía y Eslovenia) enviaron una carta a principios de este año al comisario de Medioambiente, Virginijus Sinkevicius, para cortocircuitar cualquier intento de modificar la legislación al rechazar “inequívocamente la tendencia de la resolución a debilitar la protección legal del lobo”. En contra tienen a un puñado de países y la presión de ganaderos y cazadores.

Incluso en España, donde el Gobierno apuesta por mantener la férrea protección al lobo, hay varias comunidades en pie de guerra (Galicia, Castilla y León, Asturias o Cantabria) y han llevado su oposición incluso a la Comisión Europea. También dentro de los partidos hay distintas posiciones. El líder del PSOE en Castilla y León, Luis Tudanca, por ejemplo, dio la bienvenida al paso de Bruselas para revisar las condiciones de protección de esta especie.