La primera semana de clase acaba con al menos 120 incidencias por COVID-19 en los centros educativos

La primera semana de curso escolar masivo en toda España ha empezado a dejar un goteo de casos de COVID. Según datos enviados por las comunidades autónomas al Ministerio de Educación y recopilados por este periódico han sido más de 120 incidencias las registradas en la primera semana de clase en gran parte del territorio, casi todas relativas a contagios o sospecha de positivos. Como ocurre con los datos epidemiológicos de COVID-19, hay regiones que tardan más en enviar las incidencias a un registro central o que no lo hacen de forma sistemática, máxime cuando ni siquiera están obligadas a hacerlo por el momento.

La ministra Isabel Celaá habló el jueves a primera hora de 53 casos comunicados por las autonomías, pero entre los notificados ese día y el viernes, ya son más del doble. Las incidencias se deben sobre todo a casos de positivos, confirmados o posibles, y de profesores, más que de alumnos. Por ejemplo, el consejero de Educación vasco, Jokin Bildarratz, ha revelado este viernes que hay 30 colegios vascos afectados por casos de COVID, en diferentes niveles, y que cuatro están cerrados: Mungia, Zaldibar, Soraluze y Amezketa. En la vecina Navarra, primera comunidad en la que se iniciaron las clases, ya hay 11 colegios con alumnos confinados.

Hay también situaciones en las que se ha tenido que retrasar el inicio del curso por falta de profesores de refuerzo o de adaptación de espacios (como en el colegio El Jeromín de Leganés, en Madrid), y otros en los que los centros se sitúan en localidades confinadas, como los seis centros del Bolaños de Calatrava (Ciudad Real) donde ha empezado el curso de manera no presencial.

Todavía no están abiertos los más de 28.000 centros educativos de toda España (faltan Catalunya, Murcia, Canarias y Asturias, y Galicia ha anunciado que retrasa el comienzo de algunos cursos). La educación, al igual que la sanidad, es una competencia autonómica.

El verdadero impacto, en una o dos semanas

El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, explicó este jueves que el verdadero impacto de la vuelta al cole se empezará a ver a finales de la semana que viene o principios de la siguiente. “Tenemos que estar muy vigilantes”, subrayaba el portavoz del Ministerio de Sanidad, “tanto en las comunidades donde hay muy baja transmisión y puede incrementarse, como en las comunidades donde hay más transmisión y los niños no afectados deben protegerse para no caer en ese nivel de transmisión”. A su juicio “las comunidades autónomas están muy concienciadas de lo que se nos podría venir encima”.

Simón explicó que las medidas de prevención diseñadas para los centros educativos “son muchas y en principio eficaces”. Incluyen grupos burbuja o lo más cerrados posible, sobre todo entre los más pequeños, el uso de mascarillas a partir de los seis años y medidas de separación entre el alumnado. “Hay 28.000 centros educativos y es normal que en algún momento pueda generarse algún pequeño brote que se tarde un poquito más en controlar, esperemos que no, pero no se puede descartar”, indicó. 

La positividad, es decir, el porcentaje de PCR que da positivo, ha aumentado entre la población entre 10 y 19 años en las últimas tres semanas, algo que puede significar “mayor transmisión entre ellos” y “efectos de los últimos coletazos de botellones o fiestas, asociado al ocio nocturno”, según Simón, para quien “es pronto para achacárselo al colegio”.

La importancia de no bajar la guardia

Coincide con este diagnóstico el epidemiólogo Fernando Rodríguez, que cree que hasta ahora se está viendo el impacto de niños y profesores que se han infectado fuera de los colegios. Su análisis es que esta será “la nueva normalidad colegial” ante tasas de contagio “muy altas” en España: un goteo de casos que en la mayoría de las ocasiones no implicará el cierre de aulas y colegios si se han adoptado las medidas de prevención oportunas.

Ahora bien, Rodríguez alerta sobre el peligro de que se sigan las normas correctamente a corto plazo en los centros educativos y después venga una relajación parecida a la que se produjo con el fin del estado de alarma y la llegada del verano (si el 1 de julio se notificaban 1.902 nuevos casos de COVID en 7 días, el 1 de septiembre la cifra había llegado a 49.399 en el mismo periodo). “Las cosas están diseñadas más o menos para que el impacto sea pequeño, pero hay que ver cómo funcionan a corto y medio plazo”, afirma Rodríguez, para quien nos encontramos inmersos en un “experimento natural en vivo”.

Su opinión es que será importante que las comunidades autónomas tengan preparada a gente cualificada para explicar, por ejemplo, por qué quizá no sea necesario que toda el aula entre en cuarentena si se produce un caso positivo en grupos de más edad donde se hayan tomado las medidas oportunas. Y también cree que habrá que afrontar cuando se den situaciones de alumnos con una enfermedad grave debida a la COVID o de profesores y personal que incluso puedan llegar a fallecer. “Casos que fuera de los centros se están produciendo, pero que en el contexto del colegio serán un asunto sensible que habrá que saber comunicar”, señala.

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