La ministra de Sanidad, Ana Mato, lo advirtió tras el Consejo Interterritorial del pasado verano en el que se fijó la nueva cartera básica de servicios sanitarios: las “razones médicas” serán un requisito indispensable para que las mujeres puedan acceder a tratamientos de reproducción asistida.
Ahora, con el proyecto sobre la mesa, se confirma lo esperado. La nueva cartera deja fuera a mujeres sin pareja y a parejas de lesbianas porque, como también mencionó la ministra tras la reunión con los consejeros autonómicos, “la falta de varón no es un problema médico”.
Con esta nueva cartera, Sanidad se ha encargado de unificar los criterios de acceso a los tratamientos de reproducción asistida. En el texto anterior, el de 2006, este asunto se solucionaba con un escueto “problemas de fertilidad” u otra “indicación clínica”. Y es esta “indicación clínica” la que permitía a las comunidades autónomas aplicar sus competencias para decidir si atendían o no a mujeres sin hombre. Con el nuevo proyecto, según la vocal de igualdad de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Isabel Gómez, “la igualdad viene a la baja”.
Los requisitos principales para acceder a estos tratamientos pasan por la “existencia de un trastorno documentado de la capacidad reproductiva, constatada tras el correspondiente protocolo diagnóstico”, o la “ausencia de consecución de embarazo tras un mínimo de 12 meses de relaciones sexuales con coito vaginal sin empleo de métodos anticonceptivos”.
Pero hay más. Tener un hijo previo y sano o la existencia de alguna patología que pueda suponer un peligro para la mujer durante el embarazo son supuestos que pueden dejar fuera a candidatas. Además, la existencia de una situación documentada que “pueda interferir de forma grave sobre el desarrollo de la descendencia” será “sometida a consideración de un comité de ética asistencial”, señala el proyecto.
Parejas heterosexuales fértiles
Desde la FELGTB, consideran que el ministerio “se ha cubierto las espaldas para no hablar de esterilidad por la incompatibilidad de gametos”. Esto es, que, en ocasiones, entre parejas heterosexuales fértiles los gametos no son compatibles, por lo que no se produce el embarazo. “Si a esa mujer fértil no le piden que se cambie de novio, ¿por qué a mí sí me exigen que me cambie de pareja?”, se pregunta Gómez.
La presidenta de la Asociación de Madres Solteras por Elección, Pilar Castellano, lamenta que, con el requisito de mantener relaciones sexuales durante un año, las mujeres sin pareja “se quedan fuera”. Además, denuncia otro impedimento de la nueva cartera. “Exigen que, en el caso de donantes anónimos, estos estén registrados en el Registro Nacional de Donantes, que ya estaba previsto en la ley de 2006, pero que no existe”.
La responsable de la Secretaría Confederal de Mujer e Igualdad de CCOO, Ana Herraz, hace hincapié en otro punto: “En el proyecto argumentan que el impacto de género es nulo, cuando los requisitos contravienen a estas mujeres”. Así, ha puesto de manifiesto lo que ella considera una contradicción del Gobierno del PP. “No permiten ser madres a quienes quieren serlo y a quienes deciden libremente no serlo se las limita con leyes como la reforma de la ley del aborto”.
El secretario de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Fertilidad, el doctor José Antonio Castilla, ha matizado que, “si las mujeres tienen una causa de esterilidad clara, sí tendrían acceso”, aunque no tengan pareja o sean lesbianas. Pero reconoce que “es poco frecuente” porque “lo normal es no tener causas definitivas”.
Por ejemplo, como explica el doctor, si una mujer sin pareja masculina no tiene ovarios o le faltan las trompas, sí podría someterse a estos tratamientos. Sin embargo, “si no existe una causa de esterilidad extrema, no va a ser clasificada nunca como estéril, puesto que no va a estar 12 meses manteniendo relaciones con un hombre”.
Tanto la FELGTB como la Sociedad Española de Fertilidad han mantenido reuniones con representantes del ministerio para tratar este asunto, algo que también solicitó la Asociación de Madres Solteras por Elección aunque, según indica Castellano, no han obtenido respuesta.
“Población de alta eficiencia”
En esas reuniones, el doctor Castilla explica que manifestaron que las mujeres solteras y lesbianas “son una población de alta eficiencia” en estos tratamientos porque son fértiles, aunque reconoce que “los recortes podrían haber sido mucho mayores” si se rebajan en más los ciclos o la edad. Y es claro en un asunto: “Han sido sólo para ellas”.
Según los calculos de Sanidad, si estos requisitos hubiesen estado vigentes en 2012, el ministerio habría dejado de gastar unos 53 millones de euros. Aunque esta cantidad corresponde a la disminución del límite de edad, que pasa a estar en los 40 años en el caso de la fecundación in vitro o inseminación artificial con semen de donante; y en 38, con semen de la pareja.
No obstante, las comunidades autónomas tienen potestad para ampliar esta cartera de servicios con cargo a sus propios presupuestos. Con este proyecto, que aún está pendiente de alegaciones, se “crea un marco legislativo para respaldar a aquellas que decidan excluir” a estas mujeres, aclara el doctor Castilla.
Tanto Gómez como Castellano coinciden en que este nuevo recorte en los servicios sanitarios “se basa en la ideología”. “Existe voluntad de discriminación”, denuncia la vocal de igualdad de la FELGTB. “Si estas técnicas no curan nada, sino que permiten tener hijos, deberíamos estar todas bajo el mismo rasero”, exige Castellano.