Clara Souto, una de las profesoras del tribunal que supuestamente evaluó a Cifuentes, ha reconocido este viernes que su firma en el acta que Cifuentes presentó como aval de su versión también estaba falsificada, según ha publicado la Cadena Ser citando fuentes de su entorno.
Es la segunda examinadora del tribunal que admite la falsificación, después de que El Confidencial desvelase este miércoles que el acta que presentó la presidenta madrileña contenía dos firmas falsificadas y el jueves confesase la profesora López de los Mozos ante la inspección de la Universidad. Su declaración, presentada hoy por escrito en la comparecencia de Javier Ramos, recoge que no formó parte de ningún tribunal ni tenía “constancia” del TFM.
El rector de la Universidad Rey Juan Carlos ha reconocido también este viernes que “no consta el acta” de la supuesta defensa del trabajo de fin de máster de Cifuentes, pese a que “su archivo” en el servicio de posgrado es obligatorio“. Ramos ha confirmado también las palabras de la docente Alicia López de los Mozos y ha añadido en una comparecencia sin preguntas de periodistas que ”no se puede confirmar que la defensa de dicho trabajo haya tenido lugar“ y que ”tampoco ha sido remitida la memoria“ del mismo. La URJC ha elevado el caso a la Fiscalía al apreciar ”informaciones que pueden ser constitutivas de delito“.
El rector desmiente que mandara reconstruir el acta
Javier Ramos desmintió este mediodía las declaraciones del responsable de los máster, Enrique Álvarez Conde, que le ha acusado de obligarle a “reconstruir” un acta que avalase la versión de la presidenta: “Es rotundamente falso que se haya pretendido interferir, modificar o manipular alguna de las actuaciones del proceso”.
“Entiendo que el profesor Álvarez Conde intente defenderse, pero comprenderán que revisaré las declaraciones y me reservo el derecho a iniciar las acciones judiciales oportunas”, ha afirmado. Según había relatado Enrique Álvarez horas antes en una entrevista en Onda Cero, Javier Ramos habría dado la orden de reconstruir el acta. Luego ha rectificado y ha hablado de “elaboración de un documento para el propio rector”–que habría llevado a cabo una de las “discípulas” que firma el acta, la secretaria del tribunal que no existió, Cecilia Rosado.