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La incidencia acumulada en España a 14 días por 100.000 habitantes superó este jueves los 300 casos y este viernes se ha situado en 323. La última vez que España registró una cifra similar fue el 24 de agosto, con 305 casos. Aquel momento con el de ahora se diferencia por dos cuestiones principales. La primera es la vacunación: a estas alturas ya hay más de un 81% de la población con al menos una dosis puesta. La segunda diferencia es menos halagüeña: nos encontramos en la antesala de las Navidades y todo el mundo quiere reencontrarse con familiares y amigos.
A poco menos de dos semanas de que comiencen las fiestas, Castilla y León, País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón y Catalunya están en riesgo alto de contagio, según el nuevo semáforo COVID. Esto quiere decir que dos de los cinco indicadores epidemiológicos (por ejemplo, las incidencias a 14 o a 7 días) y al menos uno de sus indicadores asistenciales (por ejemplo, la ocupación hospitalaria o en UCI) han pasado a estar en nivel de alerta tres (el penúltimo en una escala que va de 0 a 4), lo cual supone un riesgo alto.
Los expertos llevan tiempo pidiendo no bajar la guardia porque el virus sigue circulando a pesar de la vacuna. Airear los espacios en los que se celebren las cenas y comidas, así como seguir usando la mascarilla, pueden marcar la diferencia.
“Tenemos que estar preocupados en el sentido de que la transmisión comunitaria está aumentando y tiene pinta de que seguiremos en esa onda. En cualquier ola, saber hasta dónde llegamos o saber las consecuencias que tendrá es muy difícil”, explica Javier Segura, vicepresidente de la Asociación Madrileña de Salud Pública. Segura confirma que el impacto de esta onda en cuanto a casos graves y muertes “está siendo menor que en las anteriores” y que esto solo se explica por la vacunación. Además, el especialista añade que las últimas noticias sobre ómicron, la variante que se expande ya a nivel mundial, no es tan alarmante como se dijo en un principio. “Aunque parece ser que tiene un mayor número de reinfecciones, la severidad y la letalidad no es tan alta y los escapes vacunales, por lo que declaró la OMS, según los primeros datos, no son tan preocupantes como podíamos esperar”.
Segura reconoce que la subida de la incidencia “era esperable” puesto que el virus “sube y baja de forma paralela a la sociabilidad que tenemos”. Días de puente, frío, fatiga pandémica y encuentros en interiores son un escenario perfecto para que el virus prospere.
Por provincias, la peor parte se la llevan León, Gipuzkoa, Huesca, Teruel, Lleida y Girona que, según la clasificación por niveles aportada por Sanidad, se encontraría en un nivel 4 de alerta, el más alto que contempla el semáforo.
En Euskadi, la ocupación hospitalaria por pacientes con la infección supera el 6% y la ocupación en UCI supera el 15%. “Ha sido un poco inesperado. Veníamos de anteriores olas, la de Semana Santa, que ya la teníamos un poco olvidada, y la del verano, que no nos había afectado tanto. En septiembre incluso tuvimos cerrada la UCI COVID que tenemos entre siete y diez días. Nos las prometíamos muy felices porque veíamos los datos de vacunación y todo parecía que estaba bien”, explica una fuente sanitaria de la UCI del hospital de Txagorritxu, que añade sin embargo que la situación “no es tan crítica” como la de olas anteriores. En Vitoria la sacudida de las primeras olas “nos pegó muy fuerte” y ahora hay “unas 40 o 45 personas con COVID ingresadas y entre 10 y 12 en UCI”. Hasta este hospital han empezado a llegar pacientes de otras provincias vecinas y eso sucede cuando otros hospitales empiezan a estar “bastante colapsados”.
La misma fuente apunta que tiene la sensación de que “la efectividad de las vacunas, con el paso de los meses, va bajando”. A esto, arguye, hay que sumar el frío y el que la gente se junte en sitios cerrados: “Es posible que sigan subiendo los datos y los ingresos a pesar de la vacunación”.
En Navarra, la incidencia acumulada a 14 días por cada 100.000 habitantes supera hoy la barrera de los 1.000 casos y su ocupación en UCI por casos COVID está en torno al 20%. Aragón también se encuentra en riesgo alto por COVID. En los últimos siete días, la incidencia acumulada en la comunidad es de 316 casos por cada 100.000 habitantes. Y a 14 días, la incidencia acumulada asciende hasta los 605 casos.
La hospitalización global también ha aumentado en Aragón en los últimos siete días, si bien el incremento de hospitalizaciones en UCI se mantiene contenido. Actualmente se registran 274 pacientes COVID ingresados en los centros aragoneses (233 la pasada semana). Del total, 33 se encuentran en UCI (28 la pasada semana), lo que supone el 15% de las camas UCI.
La incidencia acumulada en Castilla y León se sitúa en riesgo alto, pero el gobierno autonómico mantiene a la Comunidad en “riesgo controlado” y descarta implantar el pasaporte COVID u otras restricciones. Según los últimos datos, la incidencia de la COVID es de 430 casos por cada 100.000 ciudadanos en los últimos 14 días y de 236 en los últimos 7. También se sitúa en nivel de riesgo alto la ocupación de camas de UCI por pacientes con COVID: el 17,1%. La ocupación en las unidades de críticos ha subido al nivel alto de riesgo por primera vez esta semana desde principios de septiembre. Y lo que preocupa especialmente es la alta ocupación en las unidades de críticos en León (26,32%, riesgo muy alto) y la alta incidencia notificada en los últimos días en Ávila, Palencia y Valladolid, ante la posibilidad de que algunas contagiadas necesiten atención hospitalaria. De hecho, todos los datos relativos a los contagios están en riesgo muy alto.
En Catalunya la ocupación de camas de UCI de pacientes con la infección ya supera el 20%, lo mismo que sucede en La Rioja. “La situación es preocupante”, asegura Pere Domingo, coordinador COVID del Hospital Sant Pau de Barcelona. “Cada día ingresa más gente. En las dos semanas anteriores, teníamos cero, uno o máximo dos ingresos. Ahora tenemos tres o cuatro cada día”, explica. “Ahora mismo tenemos 11 pacientes en críticos y 17 en hospitalización convencional. Y eso son cifras que no veíamos desde hace bastantes días”. Casi todos los ingresos, en este caso, corresponden a personas de entre 60 y 70 años, aunque hay también algún joven de poco más de 30 años.
Domingo no cree que los números de ahora sean las consecuencias del puente, lo cual puede ser más preocupante aún. “A pesar de la vacunación las personas se siguen infectando y esto es motivo de preocupación. Lo que quiere decir que, o bien la vacunación está dejando de hacer efecto o bien la variante, si es que ha llegado hasta aquí, está sorteando nuestras defensas inmunológicas”.
Patrones de sociabilidad, conexiones con Europa o el clima podrían ser los factores que impulsan el contagio antes en unas comunidades que en otras, sostiene Segura, aunque indica que todavía faltan investigaciones sociológicas y antropológicas sobre el asunto. “¿Qué diferencia a Extremadura, que tiene la incidencia más baja, de Navarra, que tiene la incidencia más alta?”, se pregunta el experto, que se detiene en lo que sucede en las comunidades al norte del Ebro. “Podríamos pensar en si hay un factor climático, pensar que las comunidades al norte del Ebro son más verdes. Pero, por otra parte, alguien te diría entonces que por qué Galicia y Asturias tienen incidencias menores”, reflexiona.
Aunque al final, sostiene, “las diferencias son de tiempo”. Con esto quiere decir que, en una sociedad interconectada, dentro de dos o tres semanas “Extremadura tendrá una incidencia parecida a la que tenía Navarra hace dos”. En su opinión, las estrategias de vacunación y de control de la pandemia en clave nacional o continental “son poco inteligentes y hasta que no haya un mínimo de vacunación, sobre todo en África, estaremos abocados a que aparezcan variantes y a estar de nuevo preocupados”.
Con información de Candela Canales, Alba Camazón y Pau Rodríguez.
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