La crisis climática no sale gratis a nadie. Los fenómenos extremos que causa el calentamiento global provocan un impacto económico allá donde golpean. Y la sequía que ha atravesado –y atraviesa todavía– España es uno de los 10 desastres más costosos del año en el mundo este 2023, según el análisis anual de la organización Christian Aid.
La lista la encabezan los incendios forestales expandidos en agosto por Hawaii –costaron unos 3.700 euros por persona– y las tormentas torrenciales en Guam y Vanuatu –con 1.300 y 800 euros cada una–, además de la tormenta tropical de Nueva Zelanda. Las inundaciones de Italia de mayo pasado son el sexto desastre. Por delante de la sequía española, la organización sitúa a las inundaciones de Libia y Perú.
“Estimar los impactos económicos de los desastres climáticos es una manera de entender el coste de la crisis climática”, explica el director ejecutivo de Christian Aid, Patrick Watt.
Aunque el coste de las sequías y a cuántas personas afecta es más difícil de calibrar que fenómenos más inmediatos como las inundaciones o huracanes, el trabajo de Christian Aid calcula que la falta de agua generó unos daños de 50 euros per cápita. “Antes de que gran parte de Europa experimentara calor extremo durante el verano, algunas regiones de España soportaron ya una fuerte sequía en abril”, dice el documento. “España registró el comienzo de año más seco desde que hay datos, 1960”, añade.
Además de las restricciones sobre el consumo humano, “la sequía ha provocado peores cosechas, incluida la de un cultivo clave como es la oliva, aparte de peores temporadas de trigo y cebada”, recuerdan estos analistas. Los cálculos del impacto económico se basan en “el paquete de ayudas puesto en marcha por el Gobierno” y estiman que se llegaron a los 2.400 millones de euros solo en 2023.
“No se atribuyen fallecidos al pico de sequía de abril a pesar de los cortes de suministro”, remata Christian Aid. Con todo, este trabajo se centra en la inusual falta de lluvias en medio de una de las épocas, supuestamente, más húmedas del año. “Esta sequía estuvo exacerbada por estaciones especialmente cálidas que incrementaron el estrés hídrico en embalses que ya estaban bajos”.
El verano acabó siendo muy cálido, pero también húmedo, algo similar al otoño. Aunque esto “ha ayudado a paliar, en parte, la situación de sequía meteorológica sobre todo en el noroeste y el centro de la península”, como dice la Agencia Estatal de Meteorología, las precipitaciones todavía están bastante por debajo del promedio. “En las cuencas del Guadiana y el Guadalquivir, así como en el sur de Andalucía, la sequía actual es la más larga desde que hay registros”, aclara la Agencia.
Y luego está Catalunya. Allí la racha seca encadena también más de 30 meses con lo que se ha calificado como la más larga de su historia (que tiene datos desde 1916). La Generalitat ha calificado la situación de crítica y mantiene en “emergencia” a una treintena de municipios. La directora de Meteosat, Sarai Sarroca, ha avisado de que “no se prevé lluvia abundante que pueda revertirla”.
Sequías más severas, prolongadas y recurrentes son uno de los impactos atribuidos por los científicos al cambio climático. Y España está en el centro de ese impacto. De hecho, hace casi un mes, un grupo de investigadores calculó con nuevos datos más precisos que Europa podría afrontar una megasequía cada cinco años a partir de 2030.
El código postal
Los costes de los impactos climáticos varían mucho de un lugar a otro. “El promedio de 2023 está en unos 360 euros por persona”, pero el “código postal es una lotería global”, cuentan en Christian Aid.
Patrick Watt describe que “el coste humano que causa el cambio climático se ve en casas destruidas, cosechas y ganado perdidos por las sequías y, evidentemente, los fallecidos”. Watt, sin embargo, subraya que ese coste “es más devastador si vives en un país vulnerable” y recuerda que, mientras algunos desastres copan titulares, “como los incendios en Hawaii”, otros pasan desapercibidos.
“Los huracanes, las tormentas y la sequías han matado o desplazado a millones de personas en lugares que tienen poca responsabilidad en la generación de la crisis climática”, plasma este trabajo: el huracán Freddy en el sureste africano, los ciclones Judy y Kevin o la tormenta tropical Mawar, en el Pacífico, son ejemplos de cómo en 2023 esa situación se ha repetido.
Y, aun así, países de ingresos altos como EEUU, Italia y España han experimentado desastres con daños de decenas, cientos o miles de euros por persona. Como ha advertido la ONU: nadie está a salvo de la crisis climática causada por la humanidad.