Sonia Vivas (Barcelona, 1978) ha pasado de policía local a conocida activista feminista en las redes sociales. Por el camino, se ha convertido también en edil de Podemos en Palma. Su historia se popularizó fuera de Mallorca tras la condena en 2016 a dos compañeros del cuerpo, que la vejaron y humillaron por ser lesbiana. La Audiencia Provincial les impuso una pena de dos años de cárcel e inhabilitación por un delito de coacciones y el Tribunal Superior de Justicia de Baleares lo rebajó a 15 meses.
La sentencia dictaminó que dos compañeros la acosaron “movidos por su odio y desprecio a su condición homosexual”. Ahora, ha publicado Vivas nos queremos (2019, Penguin Random House). En el libro explica como funciona el “#Sistema', aquel creado al margen de las mujeres, que opera contra ellas desde múltiples planos y que las enseña a ser sumisas y a callar. Vivas también cuenta su experiencia como policía, da consejos sobre cómo debe actuar una víctima de agresión sexual o cómo interponer una denuncia por una agresión machista.
¿Cuál es su historia en la Policía Local de Palma?
Formé parte de una promoción donde éramos 90 personas, 89 hombres y yo la única mujer. Para mí, la academia fueron seis meses muy duros, en los que tejí buenas amistades, pero también tuve que soportar el machismo de más de un compañero. También de un profesor en concreto, que fue denunciado incluso por otra compañera de una promoción posterior a la mía. La Policía es un cuerpo hipermasculinizado.
Siempre trabajé de noche en diferentes unidades de intervención. Estuve en Reactivo, los encargados de acudir a las emergencias y los códigos rojos, todo lo urgente como peleas multitudinarias, violencia de género y accidentes graves. Después estuve en la motorizada pesada nocturna, donde manejábamos motocicletas de grandes dimensiones y hacíamos apoyo a los reactivos. En esa unidad es donde fui discriminada gravemente por mi condición de mujer lesbiana, fue donde sucedieron los hechos que motivaron el juicio posterior y la sentencia favorable que pone de relieve que hay homofobia y discriminación en la Policía.
Al cabo de los años promoví, cree y lideré la única unidad de protección a la diversidad de Baleares, el SADO –Servicio de atención a los delitos de odio– del Ayuntamiento de Palma. Empecé a trabajar con las comunidades que veían sus derechos vulnerados por pertenecer a minorías concretas. Fue un trabajo precioso.
Sufrió acoso por parte de sus compañeros por su orientación sexual. ¿Qué pasó?
Me discriminaron por ser una mujer lesbiana, me maltrataron por mi orientación sexual mediante burlas y acoso y, cuando les denuncié, me pusieron una denuncia falsa para meterme en prisión. Cinco jueces los han condenado por denuncia falsa y por acosarme, ahora estoy pendiente del Tribunal Supremo, porque fueron a apelación. Es la primera vez que dos policías entran en prisión en nuestro país por un delito relacionado con la orientación sexual de una compañera. Mi sentencia marca un antes y un después.
¿Cree que hay machismo en los Cuerpos de Seguridad?
Sí, claro que hay machismo en la Policía. Lo hay en todas partes, cuanto más en una institución que está hipermasculinizada. La identidad policial se construye sobre la idea del uso de la fuerza y no sobre la idea de trabajar con el ciudadano en el centro, ya que la Policía es un servicio público.
Hay muchos compañeros abriendo camino dentro, pero hay enormes resistencias por parte del bloque duro de la corporación, que entiende que son una especie de contrapoder. Las fuerzas de seguridad en nuestro país arrastran aún una mochila ideológica muy pesada. No se trabaja para la patria, se trabaja para la gente, para las minorías más aún, ya que todas las minorías sociales juntas son una mayoría social.
¿Cómo podríamos mejorar la situación de las mujeres en la Policía?
Aumentando el número de mujeres, pero sobre todo intentando un liderazgo distinto, un liderazgo no agresivo. Las mujeres en la Policía adoptan incluso la forma de hablar del varón mimetizándose totalmente con una cultura masculina, arcaica y nociva, poco sana. Hay que trabajar la formación, la sensibilización y el empoderamiento de las mujeres en todas las esferas y más cuando el espacio que abren es tan duro y complicado como los son las fuerzas de seguridad.
¿Por qué ha decidido publicar el libro?
Creo que más de ochenta feminicidios en lo que va de año [el recuento oficial marca 49, pero solo incluye a las mujeres asesinadas por parejas o exparejas], una violación denunciada cada cuatro horas y el aumento de las agresiones en grupo son motivos más que suficientes para pasar a la acción. No podemos quedarnos quietas esperando que nos juzguen como mujeres que disfrutan con jolgorio y regocijo. Creo que es hora de avanzar y avanzar es reclamar nuestro derecho a ser parte de la humanidad.
¿Qué le recomendaría a una mujer que ha sufrido violencia sexual, psicológica o física?
Que lo cuenten, que lo hablen, que lo lloren a plazos, que lo escriban, que lo canten, que le pongan voz y palabra, que lo compartan. En definitiva, que no lo escondan en un cajón, porque el cajón será un cajón demasiado pesado. Les recomiendo que sobre todas las cosas entiendan que no es porque fueran ellas, sino porque son mujeres. Tomar distancia y despersonalizar la acción del agresor da espacio para entender que eres una víctima de un sistema que entiende que que nos violen entra dentro de la normalidad.
A lo largo del proceso, han dudado de su testimonio como víctima. Incluso han hecho mención a problemas mentales.
Mi trayectoria no fue fácil. Fue lacerante y doloroso seguir trabajando con dos compañeros en prisión por haberte acosado. Muchos policías dudaron de mi palabra. La verdad me hizo ganar y que se respetara mi testimonio. Aquellos que dudaron y me atacaron de mil maneras hoy son mis subordinados y les trato con cariño porque entiendo que hay veces en la vida en la que todos tenemos cosas que aprender.
¿Cuándo dio el paso a la política? ¿Por qué se fue a Podemos?
Di el paso en Podemos porque para mi es el único espacio político que representa mi lucha, mis pensamientos e inclinaciones ideológicas. Pienso que es el único espacio político de transformación.
- ¿Volverá a la Policía Local?
Sería como volver a salir con una ex.