El aumento de suicidios en la Guardia Civil este verano pone en duda la estrategia de prevención de estos casos

La Guardia Civil está registrando en los últimos meses un repunte en el número de suicidios. Este año se han contabilizado 14 casos. El verano se ha convertido en una época fatídica para este Cuerpo. Según la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en julio hubo seis agentes que se quitaron la vida y dos en agosto.

La cifra registrada en estos ocho meses ya supera a las que se alcanzó en los últimos cinco años: doce en 2016, ocho en 2015, doce en 2014, nueve en 2013 y doce en 2012. La AUGC recuerda que en este Cuerpo de Seguridad la tasa de muertes por esta causa supera a la de la población civil: 7,7 fallecimientos en 2015 por cada 100.000 habitantes en la sociedad en general frente a 16 entre los agentes de la Guardia Civil durante el año pasado.

El suicidio en España es un problema de salud pública, y así lo designó la Sociedad Española de Psiquiatría. Según el INE, en 2015 –último año del que existen cifras– se registraron 3.602 fallecimientos por esta causa en todo el país. Y, a la vista de los datos, los expertos protestan porque las administraciones no invierten en campañas de prevención entre la población en general.

En la Guardia Civil sí que existe desde el año 2002 un Plan de Prevención de Conductas Suicidas que se renueva anualmente, confirma el gabinete de prensa del Cuerpo a través de una nota remitida a este medio. Esta estrategia incorporó una red de psicólogos, atención telefónica 24 horas al día, formaciones sobre estrategias de prevención e investigación de las posibles causas de los fallecimientos y durante sus primeros meses de funcionamiento la tasa se redujo, pasando ese año de 33 casos cada 100.000 agentes a ocho en el 2011.

La AUGC considera, que 15 años después de la implantación de esta estrategia, algunas medidas no se están poniendo en práctica y otras están “obsoletas”. “Las renovaciones del plan se hacen de espalda de las asociaciones. El protocolo sigue siendo el mismo y las cifras de suicidios no descienden. Desgraciadamente, la estadística continúa aumentando”, explica Juan Fernández, portavoz de la asociación.

Este colectivo asegura que no tienen constancia de que estos psicólogos desarrollen campañas de prevención, recriminan que el número de teléfono de prevención de casos de suicidios no se coloca en un “lugar visible” en las unidades y señalan que “la inmensa mayoría de los agentes no conoce” a los profesionales que les pueden prestar asistencia en salud mental. La Guardia Civil ha rechazado hacer comentarios sobre estas críticas.

Un psicólogo para cada 1.200 agentes

Entre las reivindicaciones de este colectivo también reclaman que los psicólogos que les atienden sean civiles y no oficiales, porque actualmente son superiores jerárquicos. Esta unidad especializada cuenta con 62 psicólogos, tres menos que el año pasado, para atender a los 74.600 agentes que hay en plantilla. Según la respuesta que dio el Gobierno al diputado socialista Miguel Ángel Heredia, en regiones como Madrid cuentan con 30 mientras en Baleares, Navarra, Murcia o Extremadura solo hay uno. Cada uno de ellos atiende de media a 1.200 agentes.

“No es una relación de paciente a doctor, es una relación de subordinado hacia un oficial. En el momento en el que entra en su despacho, el agente se tiene que presentar ante él como un mando de la Guardia Civil. Le dice: ”¡A la orden!“ y el cargo que tenga: teniente o capitán”, describe Fernández, que a su vez cuestiona que estos mandos mantengan la confidencialidad absoluta ante estos casos.

Por su parte, desde la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (RedAIPIS), su presidente, Javier Jiménez, destaca la formación de estos profesionales. “Si hay psicólogos expertos en prevención de conductas suicidas son ellos, mucho más que los de la población civil. En muchos casos los que trabajan en el sistema sanitario no están formados porque este tema no entra en los programas de estudio de los grados de Psicología, se lo tienen que financiar por su cuenta”, advierte.

Disconformidad sobre las causas

El director general de la Guardia Civil, José Manuel Holgado, reconoció este año en la Comisión de Interior del Congreso que el número de suicidios registrados en 2016 fueron “representativos”. Además, aseguró que este cuerpo está “absolutamente implicado” en actualizar el plan general, así como en “nuevas formas de control y de detección” que reviertan la tendencia al aumento.

Desde hace varios años portavoces de la Guardia Civil argumentan que el 90% de los suicidios registrados entre sus agentes no están relacionados con motivos laborales. Y aseguran que hay estudios que justifican esta respuesta. De hecho, el director general repitió esta declaración en sede parlamentaria en abril: “Hay una parte absolutamente residual que tiene que ver con el trabajo y casi todos, el 90% como digo, son cuestiones personales”. Pero desde la AUGC se quejan de que “nunca nos han explicado cómo llegan a esa cifra”.

Ante esta argumentación, el psicólogo Daniel Jesús López se muestra “preocupado” porque considera que actualmente “no se conocen las causas” que propician esta situación. Este profesional analizó estas cifras en el libro ¿Todo por la patria?, en su preparación investigó y se entrevistó durante cinco años con agentes de la Guardia Civil.

Sobre este análisis, López destaca la opacidad que mantiene este cuerpo para hacer públicas las conclusiones de su estrategia de prevención. Asegura que en ningún momento le facilitaron cifras sobre el resultado de la atención que prestan a través de la línea telefónica operativa 24 horas. “Tendría que cambiar la cultura organizacional a un modelo mucho más democrático porque los agentes no tienen derecho para defenderse. Es un obstáculo grave y no tiene que ver con los problemas individuales. Se tiene que plantear un sistema democrático”, reseña.

Los expertos en prevención de suicidios destacan que este tipo de fallecimientos son “multicausales” y destacan que esta institución está “muy jerarquizada”. “Hay casos en los que solamente se están fijando en la gota que colma el vaso. Tienes que entrar en las características de esa persona. Es una mezcla de todo, hay que ver caso por caso qué le ha sucedido en su vida para saber qué le ha llevado a suicidarse”, argumenta Jiménez.

Además destacan por un lado que, debido al acceso al arma, estas situaciones pueden ser más difíciles de prevenir. Y, por otro, señalan, “es más fácil determinar que no es un accidente, queda constatado el suicidio”. “Pareciera que el uniforme y pertenecer a una institución tan seria, dura, opaca y sacrificada les hace más inmunes al dolor emocional, cosa que no es cierta, con lo cual solicitan y reciben menos ayuda que otros profesionales”, añade Jiménez.

Seguimiento psicológico para todos

La AUGC solicita un mayor seguimiento psicológico a los agentes y consideran que es “incomprensible” que no haya exámenes mientras están en en el cuerpo. “Es fundamental que haya controles periódicos. No es de recibo que pasen los años, se mantenga el acceso a un arma durante 24 horas y no sean sometidos a ningún control médico ni psicológico”, afirma Fernández.

Además, subraya que el hecho de que a un agente le retiren el arma pesar si les han concedido una baja psicológica o le diagnosticado una conducta suicida no previene del todo que acceda a la de un compañero: “El año pasado tuvimos un caso así en Madrid, acudió al puesto de trabajo, abrió una taquilla, cogió el arma de otro compañero y se suicidó”.

Por eso, para evitar actuaciones de este tipo, esta organización propone que en las casas cuartel de la Guardia Civil se creen armeros para que queden protegidos. Entre las medidas que incluye Jiménez para mejorar la estrategia propone incorporar “más profesionales”.