David Asta Alares
Quezón (Filipinas), 17 nov (EFE).- El supertifón Man-yi tocó tierra este domingo en el norte de Filipinas tras golpear la pasada noche la isla de Catanduanes, dejando a su paso una estala de destrucción que ha desplazado a más de 650.000 personas, muchas de ellas ya afectadas por una inusitada serie de seis tormentas tropicales consecutivas en menos de un mes.
Pepito, como se le conoce en Filipinas, tocó tierra en la provincia norteña de Aurora a las 15:20 hora local (7:20 GMT) acompañado por vientos sostenidos de hasta 185 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 230 km/h, afirmó la Agencia de Meteorología de Filipinas (PAGASA) en su último boletín.
La pasada noche, el supertifón golpeó la provincia isleña de Catanduanes, destruyendo casas y arrancando árboles, según imágenes compartidas por el medio en línea filipino Rappler.
Los fuertes vientos y lluvias torrenciales obligaron a evacuar a más de 650.000 personas y forzaron a las autoridades a poner en alerta a numerosas regiones de la isla norteña de Luzón, la mayor del país, incluyendo Ciudad Quezón, la mayor del área metropolitana del Gran Manila.
Ramona Tornella, residente en el barrio Roxas de Ciudad Quezón, explicó a EFE desde una escuela reconvertida en campamento que se vio obligada a abandonar su hogar la pasada noche, debido a la alerta de las autoridades.
“Nos pasa cada vez que llega un tifón”, dijo esta barrendera de 64 años, resignada a ver subir las aguas del canal junto al que se encuentra su humilde barrio chabolista cada vez que hay una tormenta tropical.
Tornella enumeró la retahíla de tormentas tropicales que desde hace menos de un mes golpean al país asiático: Trami y Kong-rey, que golpearon Filipinas a finales de octubre y dejaron 162 fallecidos entre ambos, seguidos de Yinxing, Toraji, Usagi y ahora Man-yi.
Se trata de “la primera vez desde que comenzaron los registros en 1951 que coexisten tantas tormentas en la cuenca del Pacífico en noviembre”, dijo esta semana la NASA, citando a la Agencia Meteorológica de Japón.
En cada ocasión, la mujer, sus familiares y vecinos abandonan sus hogares llevándose lo justo y necesario: ropa, medicinas y los indispensables ventiladores para combatir la humedad.
“El agua nos llegó al segundo piso la última vez”, explicó Tornella.
Los últimos tifones no han dejado por el momento muertos, debido a que las autoridades filipinas han ordenado evacuaciones masivas debido a las críticas por el elevado número de fallecidos en anteriores ocasiones.
No obstante, la sucesión de tormentas golpeó con fuerza al sector agrícola y Filipinas se verá obligada a importar unos 4,5 millones de toneladas de arroz para abastecer la demanda, afirmó esta semana el presidente del país asiático, Ferdinand Marcos Jr.
Marcos Jr. declinó asistir a la cumbre de líderes de APEC (Foro para la Cooperación Económica Asia-Pacífico), que tuvo lugar el viernes y sábado en Lima, para atender la situación meteorológica en el archipiélago.
En un país que recibe en torno a una veintena de ciclones al año, la máxima que reiteran desde hace días oficiales como el secretario de Interior filipino, Jonvic Remulla, es que es mejor pasarse con las evacuaciones que quedarse cortos.
Por eso, explicó a EFE Lai Pérez, una empleada municipal del barrio de Tatalon en Ciudad Quezón, las evacuaciones de vecinos residentes en zonas en riesgo comenzaron la pasada noche y actualmente en torno a un centenar de personas acampaban en la escuela primaria local.
“Todavía no sabemos cuándo podrán volver a casa, estamos pendientes de las últimas alertas”, dijo. EFE
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