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De no oír nada a bailar con la música: una terapia génica restaura la audición en bebés nacidos sordos

Uno de los niños sordos tratados en el ensayo, bailando con la música

Antonio Martínez Ron

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Pocas cosas hay tan emocionantes como ver a un bebé que ha nacido sordo oír por primera vez la voz de sus padres. Estas emotivas escenas solo se producían, hasta hace poco, gracias a los implantes cocleares, una neuroprótesis que recupera la función del oído interno. Ahora, un ensayo clínico internacional con terapia génica está abriendo por primera vez la posibilidad de ir a la raíz del problema y reemplazar el ADN que causa este tipo de sordera hereditaria para restaurar la audición.

Esto es lo que ha culminado con éxito un equipo de científicos chinos, liderados por Yilai Shu, de la Universidad Fudan en Shanghai, con cinco niños que han sido tratados por primera vez en ambos oídos. Según describen este miércoles en la revista Nature Medicine, el tratamiento con terapia génica no solo restauró la función auditiva, sino que los niños también experimentaron una mejor percepción del habla, adquirieron la capacidad de localizar y determinar la posición del sonido y pudieron incluso distinguir la música y bailar con ella. 

Se trata del primer ensayo clínico del mundo que administra una terapia génica en ambos oídos, que presenta beneficios adicionales a los observados en la primera fase de este ensayo, publicado a principios de este año en la revista The Lancet, cuando otro grupo de niños fueron tratados de un solo oído. En esta ocasión, hubo mejoras enormes en la percepción y la localización del sonido y alguno de los niños adquirieron la capacidad de chapurrear algunos sonidos y de apreciar la música, una señal auditiva más compleja, como se aprecia en los vídeos facilitados por los investigadores.

“Cuando nos dimos cuenta de que los niños podían oír, nos sentimos abrumados por la emoción y llenos de lágrimas”, relata Shu a elDiario.es. “Fue emocionante para todos, desde los padres hasta todas las personas involucradas”. Estos pacientes no tenían implantes cocleares, recuerda. “Creemos que la terapia génica funcionará mejor porque es conveniente ya que no hay ningún dispositivo adjunto como los implantes”, asegura. “Y notamos que los pacientes recuperaron el habla a un ritmo más rápido que los implantes cocleares. La terapia génica bilateral tiene una buena capacidad de localización de fuentes de sonido y unn mejor reconocimiento del habla en entornos ruidosos”.  

¿En qué consiste exactamente esta nueva terapia? Básicamente, en administrar una solución en el oído con un vector viral que llega a las células dañadas y proporciona una copia sana del gen defectuoso que causa este tipo de sordera hereditaria. Se calcula que hay más de 430 millones de personas sordas en todo el mundo, de las cuales alrededor de 26 millones padecen sorderas congénitas. Y estas últimas, producidas por factores genéticos, constituyen hasta el 60% de los casos totales de sordera infantil.

Los autores inyectaron copias funcionales del transgén OTOF en el oído interno de los niños con una cirugía mínimamente invasiva

El caso de los niños incluidos en este ensayo clínico es un tipo de sordera identificada como DFNB9 en el que se presentan una serie de mutaciones en el gen OTOF que impiden la producción de la proteína otoferlina funcional, que es necesaria para los mecanismos auditivos y neuronales subyacentes a la audición. Durante este ensayo clínico, Shu y su equipo inyectaron copias funcionales del transgén OTOF humano usando como vehículo un virus adenoasociado (AAV) para llegar a los oídos internos de los pacientes mediante una cirugía especializada y mínimamente invasiva. Los niños fueron observados durante un período de 13 a 26 semanas en el Hospital Oftalmológico y Otorrinolaringológico de la Universidad de Fudan en Shanghai, en China, y permanecen bajo seguimiento.

“Los resultados de estos estudios son asombrosos”, subraya Zheng-Yi Chen, DPhil, coautor del estudio y científico asociado del Mass Eye and Ear, centro que lidera el ensayo clínico. “Seguimos viendo que la capacidad auditiva de los niños tratados progresa espectacularmente y el nuevo estudio muestra beneficios adicionales de la terapia génica cuando se administra en ambos oídos, incluida la capacidad de localización de fuentes de sonido y mejoras en el reconocimiento del habla en entornos ruidosos”. En cualquier caso, reconocen los autores, se necesitarán más pacientes y un seguimiento más prolongado de cara al futuro, así como una comparación con los implantes cocleares en ensayos aleatorios más amplios.

Abrir el abanico a otras sorderas

Para Gemma Marfany, catedrática de Genética de la Universidad de Barcelona (UB) que no ha participado en el estudio, este resultado es un gran avance, sobre todo si tenemos en cuenta que más de 26 millones de niños son sordos debidos a mutaciones genéticas. “Además, este tratamiento de terapia génica es, de momento, no tóxico y efectivo, lo que abre la puerta a utilizarlos en otras terapias génicas para enfermedades del oído”, explica a elDiario.es.

Una vez demostrado que los virus AAV funcionan y son seguros en la cóclea, se abre la posibilidad de usarlos para otras sorderas congénitas

Gemma Marfany Catedrática de Genética de la Universidad de Barcelona (UB)

La especialista recuerda que este artículo es la continuación de un ensayo clínico para pacientes que sufren una enfermedad minoritaria. “Escogieron de entre 316 pacientes, a cinco que tenían mutaciones heredadas por parte de ambos progenitores en el mismo gen, OTOF, que produce una proteína absolutamente necesaria para la función de las células de la cóclea”, apunta Marfany. “La terapia génica aplicada consiste en una intervención quirúrgica para depositar en la cóclea virus adenoasociados que contienen el gen correcto, con el fin de que infecten las células cocleares del paciente”.

La corrección de sorderas congénitas debidas a mutaciones en genes que portan información para proteínas que actúan en las células del oído interno es extraordinariamente compleja, destaca Lluis Montoliu, experto en genética e investigador del CNB-CSIC. El motivo, explica, es que esas células están ocultas en el denominado caracol, estructura celular en espiral que se encuentra protegida por el hueso temporal del cráneo. “Para acceder al caracol o bien hay que perforar el hueso temporal o bien hacer lo que ha hecho este equipo de investigadores chinos, usar un endoscopio para conseguir llegar hasta el caracol y depositar partículas virales portadoras de copias funcionales del gen afectado”, asegura. “Estas copias no se integran en el genoma de las células, sino que permanecen fuera, aportando la versión correcta de la proteína que el paciente tenía mutada, todo un logro médico de precisión terapéutica”.

Si la terapia génica que restaura el funcionamiento natural del oído es efectiva realmente es un cambio de paradigma

Oliver Haag Jefe del Servicio de Otorrinolaringología del del Hospital Sant Joan de Déu

Oliver Haag, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona que participó en el anterior ensayo clínico de estas terapias génicas, cree que se trata de un paso adelante, en el sentido de que estos autores han tratado más pacientes, y recuerda que en esta fase lo importante es, sobre todo, comprobar la seguridad del tratamiento. “Los resultados audiológicos no son tan buenos como los que hemos visto nosotros”, asegura.

“Hay dos pacientes bastante buenos, pero los otros, aunque mejoran, siguen con sordera moderada, no tienen mejorías tan grandes como hemos visto en nuestro paciente”. Respecto al hecho de que hayan aplicado la terapia de forma bilateral, cree que es el objetivo final, y que puede tener ventajas respecto a la respuesta inmunológica: al ponerlo primero en un oído se podrían generar anticuerpos que dificultaran un segundo tratamiento en el otro oído, aventura, aunque hace falta estudiar con detalle este aspecto. 

Respecto a las ventajas de una terapia génica frente a los implantes cocleares, si finalmente se muestran seguros y efectivos, el doctor Haag lo tiene claro: “Conceptualmente es mucho mejor reparar un defecto y devolver la función natural que depender de una prótesis que puentea el defecto y estimula el nervio de una forma eléctrica, que requiere cambios de baterías y otras muchas cosas”, explica. “La idea de una terapia génica es una intervención única que repara el defecto genético y restaura el funcionamiento natural, es lo mejor que se puede pedir. Si esto funciona, realmente es un cambio de paradigma”.

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