Terapias con caballos, música o alumnos mediadores: los centros educativos se vuelcan con el bienestar emocional

Irene Velázquez

7 de noviembre de 2024 23:12 h

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El Instituto público Neil Armstrong de Valdemoro, en Madrid, es el único centro en España que ofrece terapias emocionales con caballos para estudiantes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y otros niños vulnerables. Esta innovadora iniciativa, totalmente gratuita, permite a los alumnos, seleccionados por sus tutores y supervisados por la psicóloga del instituto, asistir semanalmente a una hípica. Las sesiones, diseñadas a medida, no solo buscan mejorar la gestión emocional y la resolución de conflictos, sino que también emplean técnicas de relajación basadas en el movimiento y el calor corporal del caballo. Las familias también hacen algo de terapia en forma de apoyo compartiendo experiencias con otros padres en situaciones similares.

La psicóloga del instituto, que asiste al centro tres veces por semana, ofrece además talleres para gestionar la ansiedad ante los exámenes con claves para relajarse y afrontarlos de una mejor forma. Otros proyectos incluyen la prevención de relaciones tóxicas, enseñando a los jóvenes a identificar y gestionar estas situaciones en sus primeras experiencias interpersonales, con el objetivo de evitar problemas mayores en el futuro.

Como sucede en el caso del Neil Armstrong, la salud mental de los jóvenes se ha convertido en una preocupación creciente en nuestra sociedad. El 70% de las psicopatologías de los adultos se manifiestan primero en la niñez y la adolescencia, lo que resalta la importancia de una intervención temprana en las primeras etapas de estas enfermedades mentales. La llamada a la acción es inmediata, según asegura la Fundación Atalaya en su informe Inquietudes, preocupaciones y salud mental de la juventud en España

Este análisis, que recoge las respuestas de 2.002 jóvenes de entre 15 y 29 años, revela que un 52,3% de los encuestados sufren síntomas moderados o graves relacionados con la ansiedad. Además, más de la mitad de los participantes informan tener dificultades asociadas a un bajo estado de ánimo, lo que señala un preocupante aumento de los síntomas de depresión. Además, 143 jóvenes han contestado a la escala de riesgo de suicidio. De estas respuestas, el 1,5% del total de encuestados presenta un riesgo grave de suicidio.

Con estas cifras, resulta fundamental identificar las preocupaciones de los jóvenes para poder actuar de manera efectiva y para ello, defienden algunos expertos, es fundamental el rol del docente. “Los maestros deben ser testigos de la realidad porque en los centros educativos hay jóvenes que acosan y otros que se encierran en sí mismos”, sostiene Javier Urra, doctor en Psicología y Ciencias de la Salud.

La preocupación por este asunto es universal. A nivel internacional, países como Australia, Reino Unido, Noruega y Finlandia han implementado modelos de apoyo emocional, conocidos como Headspace, para abordar estas problemáticas. En España, esfuerzos como el del IES Neil Armstrong no son aislados. Hace unos días el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes premió a 30 centros de todo el país por su compromiso con el bienestar emocional.

Son colegios que realizan acciones diversas para mejorar la salud mental y bienestar de su alumnado, como mesas de diálogo, reuniones, actividades para integrar en el colectivo a los pequeños con más problemas de socialización o designan estudiantes mediadores para que entre pares traten de resolver los conflictos que pueden surgir. “A través de la música, el cuidado y disfrute de la naturaleza, el juego y otras herramientas, los proyectos premiados trabajan aspectos como la gestión de las emociones, el autocuidado, la convivencia o la salud mental de sus alumnos y alumnas, muchos de ellos pertenecientes a entornos socioeconómicamente vulnerables o que han atravesado situaciones de especial complejidad, como la erupción del volcán de La Palma”, explica el ministerio.

Actividades para todos en los 'recreos prestosos'

El Colegio Público Fernando de Rojas, ubicado en un barrio obrero de Burgos, es uno de los centros galardonados. Este colegio preferente para alumnado con discapacidad motora se ha volcado en iniciativas integradoras, como el proyecto “112 conectando vidas”, que enseña a los estudiantes cómo actuar en situaciones de peligro mediante prácticas restaurativas. Además, el profesorado recibe formación específica para la prevención de conductas suicidas, reforzando el compromiso del centro con el bienestar emocional de sus alumnos.

En Asturias, el Colegio Público Maximiliano Arboleya ha recibido el premio por su proyecto “La tribu del Maximili”, que prioriza el desarrollo emocional integral del alumnado. Implementan mesas de diálogo, reuniones diarias de delegados, y asambleas en todos los cursos de primaria. Además, organizan los “recreos prestosos”, que son actividades en el patio diseñadas para fomentar la integración de todos los estudiantes y asegurar que nadie se sienta excluido.

En el caso de Educación Infantil los recreos están más estructurados. Así, cada día de la semana hay una propuesta de juego: telas, tizas , música, cuentos, vehículos en el circuito de educación vial pintado en el patio... Sin embargo, en Educación Primaria, los juegos están menos dirigidos. Tienen un carrito que los encargados sacan al recreo con diferentes materiales: combas, raquetas de velcro, balones, gomas, etc. También pueden hacer uso de las ruedas gigantes y las mesas de pimpón y del huerto (suele estar el maestro coordinador del huerto escolar realizando labores de mantenimiento y siempre hay voluntarios que disfrutan ayudando). 

El Colegio Público Antonio Machado en Fuenlabrada, Madrid, también ha sido reconocido por sus innovadoras propuestas. Se trata de un centro preferente para alumnos TEA y sordos, y todos sus carteles están traducidos a lengua de signos. Han desarrollado un programa en el que dos estudiantes “ayudantes” de cada curso median en conflictos durante el recreo y ayudan a prevenir el acoso. Además, este año, organizaron una carrera solidaria para recaudar fondos para investigar el Síndrome de Usher, una enfermedad que afecta a una alumna del colegio y causa pérdida progresiva de visión y audición. El evento movilizó a toda la comunidad local.

En este colegio los niños tienen la oportunidad de gestionar sus emociones al seleccionar en una tablet una de las seis emociones básicas que sienten al llegar de casa y después del recreo. “Eso nos volcaba muchísima información porque a veces saltaban las alertas”, señala la directora, Cristina Gutiérrez. Estas alertas permitían identificar problemas a tiempo y ofrecer apoyo inmediato.

Han sido 30 los centros premiados por Educación, pero cada vez son más los que realizan este tipo de iniciativas, aterrizando en el aula la importancia que administraciones públicas y gestores educativos dan a la salud mental de los jóvenes. El bienestar de los estudiantes se ha convertido en una prioridad urgente en colegios e institutos, especialmente desde la pandemia, subrayando la necesidad de programas innovadores y de apoyo emocional. “Los adolescentes necesitan espacios de intervención temprana donde puedan expresar sus preocupaciones y obtener ayuda sin necesidad de un largo proceso de derivación médica. La salud mental debería ser tratada con la misma facilidad con que se aborda cualquier otra necesidad de bienestar”, aseguraba el Doctor Celso Arango.