No, aún no existe un tratamiento con células madre demostrado que cure la ELA

No, aún no existe ningún tratamiento con células madres demostrado que cure la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Este domingo La Vanguardia publicaba un artículo asegurando que un enfermo de ELA había vuelto a hablar y caminar “gracias a un nuevo tratamiento con células madre”, acompañado de un vídeo en el que un enfermo corría alrededor de una mesa con personal de la Food and Drug Administration de Estados Unidos. La Fundación Española para el Fomento de la Investigación de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (FUNDELA) es clara: se trata de un ensayo clínico, no se sabe si este tratamiento funciona y no existen artículos científicos al respecto revisados por expertos. En España más de 3.000 personas padecen ELA, una enfermedad que tiene una esperanza de vida media de tres años.

La ELA es una enfermedad neuromuscular degenerativa en la que las motoneuronas van muriendo provocando una debilidad muscular progresiva que acaba en una parálisis total del enfermo, viéndose afectadas también su capacidad de hablar, tragar y respirar. Se desconocen las causas de esta enfermedad. El ensayo clínico llevado a cabo por el laboratorio BrainStorm Cell Therapeutics busca utilizar células madre mesenquimales para ralentizar la degeneración de las neuronas motoras y, por tanto, de los síntomas de ELA. Sin embargo, insiste FUNDELA, se trata de un ensayo clínico, en ningún caso de un tratamiento.

“Es muy cruel, no es verdad que sea un tratamiento, es un ensayo clínico. Se está jugando con la esperanza de miles de pacientes que buscan en internet y se agarran a todo mientras ven que la enfermedad progresa. Es un ensayo clínico en fase III cuyos resultados se sabrán dentro de unos meses, pero en ningún caso se puede afirmar que es un tratamiento”, cuenta a eldiario.es Maite Solas, vicepresidenta de FUNDELA y profesora de biología celular en la Universidad Complutense de Madrid.

Después de que la noticia se hiciese viral y llegase a cientos de pacientes afectados, las asociaciones y fundaciones que trabajan con enfermos de ELA no han dejado de recibir llamadas pidiendo información. “No te puedes imaginar la cantidad de gente que nos está llamando. Gente totalmente desesperada, como una mujer de 30 años con hijos que estaba dispuesta a irse a Estados Unidos costase lo que costase para tratarse”. Actualmente la ELA no tiene tratamiento. Existe un único fármaco aprobado, el Riluzol, que ralentiza el progreso de la enfermedad unos meses.

El doctor Jesús Mora, director de la Unidad de Ensayos Clínicos en ELA del hospital San Rafael y asesor científico de FUNDELA y de la Fundación Luzón, explica que se trata de un ensayo doble ciego, en el que ni el paciente ni los médicos saben si está tomando el tratamiento o se le está administrando un placebo. “En ningún caso se puede tener en cuenta un paciente individual del que no sabemos nada”, afirma. El proceso normal en estos casos, cuenta, es que los resultados del ensayo se expongan en artículos y congresos ante la comunidad científica: “No hay publicaciones, no se han presentado los resultados definitivos de la fase III en congresos. Es lo que dicen ellos, pero hay que contrastarlo científicamente”, sostiene Mora. “Hay que ser cautos, ya que ensayos positivos en fase II no han sido reproducidos en los definitivos de fase III muy frecuentemente, aunque tenemos esperanzas positivas”, afirma.

“Los ensayos con células madre son muy interesantes y esperamos que funcionen en un futuro, pero esto no es aplicable actualmente”, afirma Mora, que apela a la responsabilidad a la hora de publicar informaciones de este tipo. “Es común que laboratorios pequeños saquen notas sobre sus ensayos para buscar inversores alentados por buenas noticias, pero esto no es responsable, no se deben publicar estas cosas”, cuenta a eldiario.es. “Estamos en el camino, pero hay que esperar a los resultados del ensayo en fase III que se sabrán a finales de 2020. Mientras, estamos realizando ensayos clínicos farmacológicos”.

Solas insiste en la “crueldad” de difundir una información así, sobre todo cuando se habla de enfermos de larga duración. “No queremos dar falsas esperanzas, pero que a los pacientes les quede claro que, si este o cualquier otro ensayo da positivo, presionaremos donde haga falta para que se dé como uso compasivo”.