Dosis de refuerzo y medidas urgentes. Es lo que pide el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), ante el avance de la pandemia, en su último análisis de riesgos, presentado este miércoles. “Los escenarios del ECDC indican que la carga potencial de enfermedad de la variante Delta será muy alta en diciembre y enero, a menos que se apliquen ahora medidas de salud pública junto con esfuerzos permanentes para aumentar la vacunación a toda la población”, afirma la directora del organismo de la Unión Europea, Andrea Ammon.
“Los países también deben considerar una dosis de refuerzo para todos los adultos mayores de 18 años, con prioridad para las personas mayores de 40 años”, afirma la directora del ECDC, “para aumentar la protección contra la infección debido a la disminución de la inmunidad, lo que podría reducir potencialmente la transmisión en la población y prevenir hospitalizaciones y muertes adicionales. La dosis de refuerzo se recomienda seis meses después de completar la pauta completa. Los datos de los últimos días nos están demostrando los efectos positivos de las dosis de refuerzo. Esto es lo que hay que hacer”.
Marco Cavaleri, de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha compartido el análisis de Ammon: “Recomendamos las dosis de refuerzo, generalmente a partir de los seis meses de tener la pauta completa, pero algunos países las están aplicando antes, en torno a cinco meses, y está bien también”. Y añade: “Las dosis de refuerzo juegan un papel importante en las estrategias de vacunación. Los datos muestran que las terceras dosis restauran la protección contra la infección y la enfermedad de la COVID-19”.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también ha apoyado las dosis de refuerzo, y su prioridad para mayores de 40 años.
“Debido a que la inmunidad inducida por la vacuna disminuye con el tiempo”, dice el ECDC, “el impacto de las vacunas disminuye con el tiempo sin dosis de refuerzo. Un programa de refuerzo puede detener y, eventualmente, recuperar el impacto de las vacunas a un nivel previo a la disminución”.
“Desde principios de año, hemos visto un rápido despliegue de programas de vacunación que ha evitado con éxito muertes y ha reducido las hospitalizaciones y la transmisión”, afirma Ammon, “pero todavía hay grupos de personas y de edad en los que la cobertura sigue siendo inferior a la deseada, incluso en países que han logrado una buena cobertura general de vacunación. Todavía hay demasiadas personas en riesgo de infección grave por la COVID-19 a quienes debemos proteger lo antes posible. Necesitamos centrarnos urgentemente en cerrar esta brecha de inmunidad, ofrecer dosis de refuerzo a todos los adultos y reintroducir medidas no farmacéuticas”.
Según los datos del ECDC, “menos del 70% de la población en la UE ha sido completamente vacunada. Esto deja una gran brecha de vacunación que no se puede salvar rápidamente y da un amplio espacio para que el virus se propague”.
“Debido a que las vacunas ofrecen una alta protección contra los resultados graves de la infección por la COVID-19”, prosigue la directora organismo comunitario, “los pronósticos muestran que una gran cantidad de nuevos ingresos hospitalarios por la COVID-19 serán personas no vacunadas, en particular personas no vacunadas en grupos de riesgo. Por lo tanto, el nivel actual de la vacunación será insuficiente para limitar la carga de casos de la COVID-19 y las hospitalizaciones durante los meses de invierno, y los países con niveles más bajos de vacunación tienen un mayor riesgo”.
Según el ECDC, “aumentar la cobertura de vacunación contra la COVID-19 en todos los grupos de edad, pero particularmente en los ancianos, los vulnerables y los trabajadores de la salud, debe seguir siendo la prioridad para las autoridades de salud pública. Europa debe cerrar las brechas de inmunidad en la población adulta y garantizar una cobertura eficaz y equitativa en todos los países y regiones”.
“La conclusión es evidente”, dice la Comisión Europea: “Las personas completamente vacunadas tienen menos probabilidades de morir a causa de la COVID-19 que las que no están vacunadas. Los datos lo demuestran”. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha insistido en ello este martes en el pleno del Parlamento Europeo, en Estrasburgo: “Muchos Estados miembros se enfrentan a una nueva ola debido a la variante Delta”.
“Sin embargo”, ha proseguido Von der Leyen, “ahora estamos en mejores condiciones que nunca para romper la ola porque nuestras vacunas nos protegen. Las personas vacunadas tienen muchas menos probabilidades de enfermarse gravemente a causa de la COVID-19, de tener que ir al hospital o de morir a causa de la COVID-19. Y también está claro que en la mayoría de los países las camas de cuidados intensivos ahora están ocupadas principalmente por pacientes que no están vacunados o solo están parcialmente vacunados. La relación es obvia: en países como Portugal y España, por ejemplo, donde del 80% al 90% de los adultos están vacunados, el riesgo de morir por la COVID-19 es 30 veces menor que en los países con las tasas de vacunación más bajas”.
Europa es en estos momentos el epicentro de la pandemia y los casos de todo el continente superan ya a los registrados en el pico de octubre del año pasado. Es decir, vive el peor repunte de contagios desde el inicio de la crisis sanitaria.
La OMS anticipó a principios de este mes un “invierno duro” impulsado, según el organismo, por la relajación de las medidas, más interacción en interiores por la llegada del frío y una cobertura vacunal insuficiente en muchos países. Ayer, la organización volvió a alertar de que si no se toman medidas urgentes el continente podría sufrir 700.000 muertes más de aquí a primavera a causa de la COVID.
Impulsar la vacunación
Para tratar de frenar esta nueva ola e impulsar la vacunación, la mayoría de los países ha centrado sus restricciones en quienes aún no se han puesto la inyección contra la COVID. Donde más han subido los contagios respecto a la semana anterior ha sido en Alemania, Dinamarca, República Checa, Austria, Suiza, Francia, Países Bajos, además de en España y Portugal, que aun así mantienen tasas de incidencia mucho más bajas que el resto gracias a una mayor cobertura vacunal.
Austria es uno de los países más castigados por la pandemia en este nuevo repunte y ha sido el primero, además, en establecer un nuevo confinamiento general y decretar la vacunación obligatoria para toda la población. Este miércoles, el país centroeuropeo ha registrado su segunda mayor cifra de contagios en la pandemia, con 15.300 nuevos casos.
Alemania, que también afronta su peor momento en cuanto a contagios, con la incidencia semanal por encima de los 400 casos, ha puesto en marcha el uso obligatorio del certificado COVID para el transporte público y para el trabajo.
Italia, por su parte, tiene previsto aprobar hoy un paquete de medidas más duras, centradas en los no vacunados. Está programada este miércoles una reunión entre expertos y el Gobierno en la que se abordará exigir el certificado COVID para la entrada en salas cerradas de los restaurantes, en cines, teatros o en manifestaciones deportivas.
España mientras tanto ha comenzado a desgranar los datos de incidencia, hospitalizaciones y fallecimientos en función de la población que está vacunada y la que aún no se ha puesto las inyecciones contra la COVID, que dan cuenta de la efectividad de los antídotos. Por ejemplo, de acuerdo con las cifras publicadas este martes, correspondientes a la semana del 8 al 14 de noviembre, la incidencia acumulada fue de 88,3 entre los no vacunados y 41,3 en la población vacunada con pauta completa.
El efecto de las vacunas se nota especialmente en las hospitalizaciones y en las muertes, que apenas han subido entre los vacunados en las últimas semanas, a pesar del reciente repunte de contagios.