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La urbanización descontrolada del monte agrava la peligrosidad de los incendios forestales

Casas aisladas. Urbanizaciones remotas… la construcción desordenada de viviendas en los montes está agravando la peligrosidad de los incendios forestales. Una zona de contacto denominada interfaz urbano-forestal que incrementa el riesgo de provocar un fuego y multiplica el peligro para vidas humanas. En 2005 se registraron 50 evacuaciones de población por incendios forestales. En 2015 fueron 73. En 2014 se contaron 65, en 2013, 90 y en 2012 llegaron a 152, según los datos del Ministerio del Interior.

“La invasión caótica de los montes por urbanizaciones y otras construcciones ha creado escenarios de altísimo riesgo”, explica la organización WWF en su informe anual sobre incendios. “El desastre de Doñana, y especialmente la tragedia de Pedrógão Grande en Portugal, son un terrible recordatorio de lo que nos espera”, dice su director de conservación Enrique Segovia.

Esa interfaz es la zona de monte en la que el terreno forestal entra en contacto con el suelo urbano. Este tipo de terreno alcanzó más de un millón de hectáreas en 2000, lo que suponía un aumento del 6,8% desde 1987, según un recuento de 2010 realizado por las geógrafas Cristina Montiel y Gema Herrero. Está dinámica de urbanización, lejos de detenerse, se ha incrementado como consecuencia del aumento del parque inmobiliario.

El cambio en el patrón de los incendios forestales atribuido al cambio climático que ha provocado el incremento de los grandes fuegos, casi inextinguibles y que devoran grandes cantidades de monte, incide en estas franjas periféricas cada vez más extendidas.

Mayor vulnerabilidad

Se trata del “reflejo de una mayor vulnerabilidad territorial que se asocia a la creciente importancia de la urbanización residencial dispersa, pero que también tiene que ver con una progresión de la vegetación natural y una menor gestión de los entornos de muchos núcleos rurales”, según explicaba Luis Galiana Martín del departamento de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid al analizar el nuevo riesgo que implican estas interfaces.

Estos fuegos implican también cambios a la hora de afrontar su extinción. Transforman el incendio de un siniestro fundamentalmente medioambiental en un problema de emergencia de protección civil. WWF afirma que con estos fuegos “los medios de extinción se ven forzados a cambiar de estrategia: dejan de atacar el frente del incendio forestal para pasar a defender las propiedades. Las prioridades de protección varían: primero las personas, luego los bienes y, por último, el monte”.

La ONG reclama que las zonas de contacto entre lo forestal y lo urbano sea declarada oficialmente Zonas de Alto Riesgo de Incendio para obligar a las administraciones a que se creen planes de prevención. En este sentido, el análisis técnico de Luis Galiana ponía el acento también en “la concienciación de los residentes en estos espacios y una mayor consideración de esta situación de riesgo por parte de la planificación, tanto espacial como de protección civil”.