“El padre Román me dijo que tenía que dormir en su cama. Me negué en rotundo. Me pidió un masaje, y también me negué, a pesar de su insistencia (…). Al día siguiente me fui y desparecí de allí”. J.M.S., un joven que frecuentaba la parroquia de San Juan María Vianney ha relatado esta mañana en el juicio por el caso Romanones que sufrió “tocamientos” y “besos en el cuello” por parte del padre Román, que enmarcó en el “amor cristiano” su relación con la víctima y negó los abusos.
En la cuarta jornada del juicio en la Audiencia Provincial de Granada, el testigo ha señalado que, tras colocar un colchón en el suelo para que se acostara, el sacerdote le pidió que le hiciera un masaje “en calzoncillos”, algo a lo que también se negó. “Al final dormí en un colchón en el suelo, en la misma habitación” que Román, entre su cama y la de otro miembro del grupo.
No fue el único caso de acoso sufrido. Así, JMS, que ha sido llamado a declarar como testigo, ha desvelado situaciones de “excesivo contacto físico y cariño”, por parte del líder del clan, como “besos en el cuello o caricias en el muslo debajo del brasero”, aunque ha remarcado que no sufrió abusos sexuales explícitos.
Compartió con Daniel (nombre ficticio), el denunciante del clan de los Romanones en Granada, que declaró este miércoles, muchos años en la parroquia como monaguillos y ambos entraron en el entorno de los Romanones prácticamente de la mano. JMS ha confesado el “impacto” que le produjeron estas y otras escenas vividas en el chalet de Los Pinillos y ha declarado que vio a los sacerdotes salir de la piscina y desnudarse todos, y que le invitaron a hacer lo mismo. “Yo no lo vi normal”, apuntó.
“Gracias a Dios a mí no me han tocado ni he sido abusado”, apuntó, pero sí señaló haber sido testigo de “situaciones muy incómodas”. Tras estos episodios, decidió abandonar a los Romanones y, aunque continuó viendo a su compañero Daniel, no comentaron el tema hasta mucho tiempo después, “Los dos sabíamos que había algo, pero evitamos el tema”.
En el juicio también ha declarado una profesora granadina, que fue una de las primeras personas en escuchar el relato del denunciante del caso. Ha explicado que el joven le contó en julio de 2014 que había sufrido abusos y que “estaba absolutamente decidido a denunciar”, y “firme, muy firme y muy seguro de lo que decía” al respecto de los abusos padecidos.
El juicio por el caso Romanones continuará este viernes con un plato fuerte: la declaración el arzobispo de Granada, Javier Martínez, responsable del expediente canónico que el Tribunal admitió como prueba, y al que la instrucción declaró responsable civil subsidiario de los abusos del clan de los Romanones. El 7% de los miembros del clero de Granada estuvo implicado en los abusos.