“Para los que nos hemos dejado la piel contra el franquismo, esto es algo emocionante”. Habla Felisa Echegoyen, detenida y torturada en varias ocasiones en 1974 por su militancia política, desde su casa en Madrid. Ha puesto la radio y la televisión –que mantiene sin voz– a primera hora de la mañana para seguir en directo la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, una tarea que culmina con su entierro en Mingorrubio. “Se ha tardado, pero da alegría y orgullo haber logrado sacar del mausoleo al responsable del holocausto español”.
Felisa es una de las víctimas del expolicía franquista conocido como 'Billy el Niño', que la detuvo junto a otros compañeros de la Brigada Político Social del régimen en varias ocasiones en 1974. Considera que el paso dado hoy “favorece nuestro sistema democrático”, pero tiene un recuerdo para todas las personas para las que, irremediablemente, la decisión ha llegado tarde. Franco fue enterrado con honores hace 44 años en un lugar de culto y exaltación y “lo terrible es que muchos no hayan podido ver este día histórico”, lamenta.
Nada recuerda lo que significó, pero la Puerta del Sol de Madrid fue el principal centro de detención del régimen, en el que la policía mantenía días y días a sus detenidos. Entre ellos, Felisa o Luis Suárez, la primera víctima del franquismo que presentó una querella individual en España, finalmente archivada, para el que hoy “no puede ser más que un día de júbilo”. “Los que llevamos prácticamente toda la vida enfrentados a la dictadura y a su herencia hemos tenido tan pocas satisfacciones, que esta indudablemente la tenemos que celebrar. Es una de ellas, pequeña, pero lo es”, señala. Suárez.
Las víctimas de la dictadura, no obstante, se muestran cautas y miran más allá de Cuelgamuros para posar su atención en lo que todavía está por conseguir. Lamentan, además, que Franco haya salido a hombros, cubierto por el que se convertiría en el escudo de armas del franquismo y entre gritos de '¡Viva Franco!' por parte de la familia. “Ya me gustaría que a todas y todos los que están desaparecidos y enterrados en Cuelgamuros, fosas y cunetas tuvieran desde las instituciones el mismo trato”, ironiza Felisa.
Sacar los restos del mausoleo que el dictador mandó construir para honrar su “gloriosa cruzada” era “una deuda pendiente dolorosa e insoportable”, algo “tremendamente insultante” para las víctimas, dice Suárez, en especial para aquellos que pelean por recuperar los restos de sus familiares. Muchos aún permanecen en el Valle de los Caídos, la mayor fosa común de España.
“La democracia nació coja”
Fausto Canales, que busca a su padre y a su tío, enterrados sin permiso allí, es uno de ellos. Ambos fueron detenidos y ejecutados en 1936 en su pueblo natal, Pajares de Adaja (Ávila), cuando Fausto tenía dos años. Ahora, con 86 ya ha conseguido la autorización de Patrimonio Nacional que le da derecho a exhumar a sus familiares, pero el proceso aún está a la espera y ni siquiera la familia de los hermanos Lapeña, que tiene una sentencia favorable, lo ha logrado.
Fausto atiende a eldiario.es por teléfono al tiempo que una televisión entra en su casa para grabar su testimonio. Hoy es un día ajetreado para las víctimas del franquismo, muchas de las cuales se reunirán pasadas las 19.00 de la tarde en la Puerta del Sol para celebrar. Tras la ristra de obstáculos por parte de la familia y el prior “al fin se ha podido sacar al dictador”, pero “esto no debe pararse. Se tendría que haber hecho mucho antes, pero debe ser el principio. Aún hay miles de fosas sin abrir y de desaparecidos, hay gente en las cunetas y en el Valle”.
“El franquismo aún colea en nuestro país”, prosigue tajante Suárez, que anuncia que acudirá esta tarde a la concentración sobre todo para encontrarse “con la gente que de alguna manera lleva entregando toda la vida su tiempo y sus energías a esto”.
Con lo que muchas de las víctimas son críticas es con la decisión de que el dictador sea reinhumado en el cementerio de Mingorrubio, un lugar “que al fin y al cabo será mantenido con fondos públicos”, afirma Rosa María García, una de las mujeres que estuvo en la cárcel de Yeserías, donde las presas compartían una doble represión por sus ideas y su género.
Ella no ha podido ver la exhumación en directo porque justo a la misma hora participaba en un coloquio organizado en un instituto madrileño en el que se ha proyectado el documental El silencio de otros, que muestra la lucha contra el régimen de las víctimas de Franco y las deudas pendientes con ellas. “Todavía hay que sacar los restos del franquismo de la sociedad. La democracia nació coja y la exhumación del dictador es un mínimo”.