El cuadro de Goya sobre el que otro artista pintó y que ahora el Museo del Prado ha devuelto a su estado original

José de Toro-Zambrano y Ureta fue uno de los primeros directores del Banco de San Carlos, lo que actualmente se conoce como el Banco de España. Más allá de los números y de las finanzas, este hombre se sumó a una costumbre en la institución, no muy distinta a la de muchos monarcas, figuras o representantes públicos: tener un retrato que recordase su labor al frente del organismo.
Esa responsabilidad se la dejó a Francisco de Goya, que completó una obra sobria en la que se reflejaba el carácter y la personalidad de José de Toro-Zambrano y Ureta. Y en esa imagen concebida por el pintor no había ninguna medalla, como ha acreditado el Museo del Prado tras la restauración del cuadro. Esa condecoración fue posterior y por eso se ha encargado de eliminarla.
Una medalla añadida
En una época posterior a la finalización de la pintura, se había añadido sobre el pecho del retratado la condecoración de Carlos III, lo que alteraba la imagen original creada por Goya. Ahora, en virtud de un convenio de colaboración suscrito por el Museo del Prado y el Banco de España en 2013, el retrato de José de Toro-Zambrano y Ureta, obra de Goya, ha recuperado su estado original.
La intervención de los especialistas ha permitido verificar que una medalla que aparecía pintada sobre el pecho del retratado fue añadida por un pintor posterior al artista, por lo que ha sido eliminada de la composición para devolver la obra a su estado original. “La restauración ha permitido eliminar los repintes y recuperar la unidad de la superficie respetando la calidad y la composición del maestro”, informa el Museo del Prado en una nota de prensa.
Este añadido se produjo después de finalizado el retrato, cuando se encargó el repintado de la medalla a un pintor desconocido en un momento posterior del que no ha quedado constancia. Esta condecoración no respetaba la calidad ni la composición de la obra de Goya, añade el museo.
Más allá de medallas, los especialistas destacan la sobriedad de la obra de Goya, aunque ese registro no fue impedimento para captar todo lujos de detalles: los aspectos externos de Zambrano, el color de su tez, la finura y elegancia de sus manos, el color profundo de su casaca, la frialdad de sus ojos azules, el gesto seco y tenso de la boca o la firmeza de su puño sobre el antepecho de piedra.
Para recordar un legado
El retrato de José de Toro Zambrano y Ureta fue el primero de los seis retratos oficiales pintados por Goya para la institución entre 1784 y 1788. La Junta de Gobierno del Banco de San Carlos, predecesor del Banco de España, decidió encargar retratos de los directores que cesaban en sus puestos “con el fin de adornar con ellos las salas de sus juntas y de conservar la memoria de sus buenos servicios”.
Los directores podían elegir al pintor que realizase su retrato. Se cree que Toro Zambrano escogió a Goya por recomendación de Ceán Bermúdez, que era el secretario del Banco.
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