María Magdalena sale a la luz en la Capilla Sixtina: el hallazgo que reescribe 'El Juicio Final'
!['El Juicio Final', el fresco que pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina de 1536 a 1541](https://static.eldiario.es/clip/418b7549-f6a8-44a7-bd2f-d239016c88c5_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Durante siglos, la Capilla Sixtina ha sido un símbolo de majestuosidad artística y espiritual, un espacio donde lo divino y lo humano convergen a través del genio de Miguel Ángel. Anualmente más de 20.000 personas al día acuden al Vaticano a visitar esta obra, lo que se traduce en más de 5 millones de turistas al año. De hecho, ya en 2019, el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, calificó de “insostenible” la afluencia diaria de 20.000 visitantes a la Capilla Sixtina, y tras la pandemia estas cifras se han ido manteniendo.
Sin embargo, incluso en esta obra cumbre del Renacimiento, el fresco de El Juicio Final sigue revelando secretos que cautivan a expertos y amantes del arte. El más reciente de estos hallazgos promete reescribir la comprensión de la obra: la identificación de María Magdalena, la figura femenina más intrigante del cristianismo, en el monumental fresco.
La autora del descubrimiento es Sara Penco, restauradora y estudiosa del arte renacentista. En su reciente libro, María Maddalena en el Juicio de Miguel Ángel (Scripta Maneant Editore), Penco detalla cómo logró encontrar a Magdalena entre las 300 figuras que pueblan el fresco. Según su análisis, la figura de una mujer rubia, vestida de amarillo y besando una cruz de madera, es nada menos que la legendaria pecadora redimida. En una rueda de prensa en Roma, el pasado mes de diciembre, la investigadora explicó: “Estoy convencida de que Miguel Ángel quiso resaltar la importancia de María Magdalena en su cosmovisión cristiana. Su presencia en El Juicio Final es un símbolo de redención y misericordia”.
Una figura clave en un rincón escondido
La figura, ubicada en el extremo derecho del fresco, detrás del altar de la Capilla Sixtina, pasó desapercibida durante siglos. Esto no resulta sorprendente, considerando la abrumadora complejidad de El Juicio Final, donde cada gesto y expresión parecen formar parte de una narrativa mayor. Penco destaca que, para Miguel Ángel, María Magdalena no podía ser excluida de una obra que refleja el destino final de la humanidad: “Miguel Ángel no solo era un maestro del detalle, sino también un conocedor profundo de la iconografía cristiana. Este fresco gritaba que algo faltaba”, comentó la autora.
Desde su finalización en 1541, El Juicio Final ha sido objeto de innumerables interpretaciones. La composición muestra a Cristo como juez supremo, rodeado por ángeles, apóstoles y santos, mientras las almas ascienden al cielo o descienden al infierno. La inclusión de María Magdalena, según Penco, subraya su papel como intercesora en el marco de la teología renacentista, un contrapunto a la dureza del juicio divino representado en la obra.
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El enigma de María Magdalena en la historia del arte
A lo largo de los siglos, la figura de María Magdalena ha inspirado representaciones llenas de simbolismo. Desde la penitente aislada en el desierto hasta la testigo de la Resurrección, su imagen ha oscilado entre la redención espiritual y la marginalidad social. En El Juicio Final, Miguel Ángel parece haber optado por una representación más matizada: una mujer empoderada que actúa como mediadora entre los condenados y los salvados.
En este contexto, la elección del color amarillo en su vestimenta resulta significativa. Según Penco, los tonos cálidos del manto de Magdalena simbolizan la luz de la conversión y la esperanza, mientras que su postura dinámica y mirada fija en Cristo refuerzan su papel como “apóstola de los apóstoles”. Además, la restauradora sugiere que el pequeño frasco que sostiene podría ser una referencia a los óleos con los que ungió a Jesús, conectándola directamente con los Evangelios.
Un hallazgo basado en la tecnología y la historia
El descubrimiento de Penco no solo se basa en el análisis visual, sino también en un enfoque interdisciplinario. Utilizando técnicas como la espectroscopia infrarroja, la restauradora pudo identificar detalles ocultos bajo las capas de pintura que se habían oscurecido con el tiempo. Este enfoque técnico, combinado con un profundo conocimiento de la iconografía cristiana y los textos renacentistas, permitió a Penco construir una hipótesis sólida sobre la identidad de María Magdalena en el fresco.
Redefiniendo la obra maestra de Miguel Ángel
La identificación de María Magdalena en El Juicio Final no solo añade una nueva capa de significado a la obra, sino que también resalta la vigencia del arte renacentista como campo de estudio. Según Penco, esta figura podría haber sido influenciada por los debates religiosos del Renacimiento tardío, cuando el arrepentimiento y la redención femenina cobraron una relevancia especial.
Aunque este descubrimiento ya ha suscitado opiniones divididas entre los expertos en arte, muchos coinciden en que la propuesta de Penco abre nuevas puertas para reinterpretar una de las obras más estudiadas de la historia. “María Magdalena no es solo un símbolo de redención sino una figura de esperanza que Miguel Ángel quiso inmortalizar en su fresco más monumental”, concluye Penco.
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