Block, la “criptoesperanza” del exjefe de Twitter para cambiar el mundo
Jack Dorsey no puede ser más claro cuando habla del Bitcoin y del impacto ideológico que tiene en su vida. Por elegir una de sus declaraciones, valga ésta del pasado junio en la Conferencia Bitcoin 2021: “El Bitcoin lo cambia absolutamente todo. No hay nada más importante en mi vida sobre lo que trabajar”.
Con “todo”, el fundador de Twitter se refiere a todo el mundo. “El Bitcoin unirá a un país profundamente dividido. (Y con el tiempo: al mundo)”, escribió en agosto. “Mi esperanza es que traiga la paz mundial”, insistía en la Conferencia Bitcoin. Más allá de promover la “descentralización del poder”, nunca ha llegado a explicar cómo un activo digital que vale unos 50.000 euros por unidad, extremadamente volátil y asociado a un enorme coste energético va a conseguir todo eso, pero lo cierto es que él tiene una fe casi religiosa en su potencial.
Dorsey anunció el lunes que dejaba el puesto de CEO de Twitter para centrarse en su otra creación, Square, una empresa de tecnología financiera cuya dirección ha compatibilizado con la red social en los últimos años. En un movimiento que recuerda mucho al de Mark Zuckerberg con Meta y el metaverso, el primer paso de Dorsey como jefe a tiempo completo de Square ha sido cambiarle el nombre a su matriz por el de “Block” (por la tecnología blockchain que sustenta las criptomonedas, no tiene pérdida).
El de las finanzas digitales descentralizadas puede parecer un negocio más aburrido que dirigir la red social que concentra la conversación sociopolítica del mundo occidental, de la que además su fundador es un usuario muy activo. La clave es que Square “tiene un rol que jugar” en la cripto-revolución que Dorsey anticipa.
De hecho, Twitter también lo tenía. “Si no estuviera en Square o Twitter, estaría trabajando en Bitcoin. Si [el Bitcoin] necesitara más ayuda que Square o Twitter, los dejaría por el Bitcoin. Pero creo que ambas empresas tienen un papel que desempeñar”, dijo en junio. En septiembre se supo cuál era: en un movimiento inédito en las grandes redes, Twitter incorporó los pagos con Bitcoin y anunció que pronto incluirá una herramienta para mostrar los NFT que tenga cada usuario.
Una proyecto vital que nació como plan B
Dorsey, de 45 años, fundó Twitter en 2006. La lideró hasta 2008, cuando la junta directiva lo descabalgó al considerar que no era “apto” para el puesto. Liberado de sus funciones, creó Square poco después. Su servicio principal es el de plataforma para recibir pagos o transferir dinero, con un punto fuerte: no tiene que estar asociada a una cuenta bancaria.
Square se ha convertido en la pasarela que utilizan numerosas empresas de EEUU para recibir pagos, siendo la opción preferida para muchas pymes. El motivo es que les permite cobrar con tarjeta a través el teléfono móvil y un pequeño dispositivo que proporciona la propia app.
Esto es para las transacciones físicas, ya que sus servicios incluyen una plataforma para diseñar de forma sencilla webs orientadas a la venta, distribución y reparto de productos o comida, conectándolas con el comercio físico y facilitando la digitalización de estas pequeñas empresas. También tiene dispositivos TPV más tradicionales para organizaciones más consolidadas. Con Dorsey al mando es indudable que Square apostará por promover el uso de criptomonedas en este sector.
A lo largo de los años Square ha ido añadiendo otras funciones, como préstamos: en 2016 superó la cifra de 1.000 millones de dólares prestados a empresas. También ha ido comprando otras startups, centrándose en el sector cripto. Este agosto adquirió la firma australiana Afterpay, especializada en gestionar aplazamientos de pago, por 30.000 millones de dólares. El servicio se ha vuelto muy popular entre los jóvenes de EEUU.
De momento la app de Dorsey está en período de pruebas en España. “Prueba Square antes que nadie. Los candidatos seleccionados podrán obtener descuentos y hasta hardware gratis”, promociona su portal oficial. Para apoyar este plan Square compró Verse por 30 millones de euros a finales de 2020, una compañía catalana liderada por Bernardo Hernández, ex Google e inversor de Tuenti o Glovo.
Dorsey volvió a Twitter en 2011 y desde entonces compagina ambas jefaturas. Como las oficinas de Square y Twitter están muy próximas, iba de una a otra andando. Normalmente pasaba las mañanas en Square y las tardes en Twitter. Sin embargo, el apaño no ha funcionado igual en las dos aceras: hoy Block vale casi tres veces más que la red social (38.000 millones de dólares una, 98.000 la otra).
Fuentes conocedoras de la situación han explicado a varios medios, como Financial Times, que esa compatibilización de funciones no satisfacía a uno de los socios capitalistas de Twitter, Elliot Management, que llevaba tiempo presionando para que Dorsey volviera a marcharse. Como casi todas las tecnológicas, la red social ha salido revitalizada de la pandemia, pero está estancada en ingresos y usuarios y la sensación es que no ha aprovechado todo su potencial.
Movimientos como el de añadir pagos en Bitcoin en vez de reforzar el formato de los vídeos cortos al estilo TikTok, el plan de Instagram, Facebook y YouTube para contrarrestar el auge de la app china, han hecho dudar a los analistas y a Elliot Management sobre la visión estratégica de Dorsey para la compañía y su línea de innovación.
Lo cierto es que las redes sociales ya no son el campo de disrupción tecnológica que una vez fueron, acosadas por las críticas sobre desinformación, toxicidad, extracción de datos personales y filtros burbuja. Las finanzas digitales descentralizadas, en cambio, representan un nuevo campo de juego. Sobre todo para perfiles como Dorsey, cuya fortuna se estima en 10.000 millones de dólares y al que acompaña esa imagen de gurú entre lo visionario y lo excéntrico que se asocia con los fundadores de las grandes tecnológicas estadounidenses, “el Gwyneth Paltrow de Silicon Valley” como le definió el New York Times.
Esta vez parece menos probable que Dorsey vuelva algún día a Twitter, puesto que como ha dejado claro, su futuro pasa por Bitcoin. Sin embargo, sigue poseyendo el 2,7% de la compañía (también tiene el 14% de Block) y quién sabe si la red social puede volver a tener un papel en su plan de llegar a la paz mundial vía criptomonedas.
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