Creada en 1987 en China, Huawei entró discretamente en el mercado internacional hace unos cinco años. Tan discretamente que su propio director de consumo, Richard Yu, recordaba el pasado domingo en el Mobile World Congress (MWC) que no eran conocidos ni en China, su país de origen, hace diez años.
Llegó de la mano de los operadores, ofreciendo sus teléfonos móviles con marca blanca. Y aprovecharon un Mobile World Congress para darse a conocer e iniciar su andadura con nombre y apellidos en el mercado europeo. Han pasado 10 años desde esa presentación y la compañía ha pasado de ser un fabricante anónimo de telefonía móvil y de infraestructura de red a convertirse en la segunda compañía que más smartphones venden en Europa y una de las que está empujando más la implantación de las redes 5G. Y que comienza a expandirse también en el mercado de los ordenadores personales y los dispositivos de hogar conectado.
Desde el 2008, cuando decidieron centrar su investigación tecnológica en el 5G, aseguran que tienen ya 2.570 patentes registradas sobre este estándar y que han hecho una inversión en I+D de 75.000 millones de dólares. Esto les ha permitido suministrar más de 40.000 estaciones base 5G y ser líderes en un tipo de tecnología de microondas que elimina la necesidad de conectar las estaciones base con fibra óptica, lo que les permite llegar a lugares remotos.
Como fabricante de dispositivos, el pasado año, alcanzó la cifra de 206 millones de teléfonos móviles, superando así en ventas a Apple, y quedando solo por detrás de Samsung. La innovación ha sido el factor diferencial, marcando tendencias que han ido siguiendo otros fabricantes. Desde las dobles y triples cámaras traseras al uso de la inteligencia artificial para mejorar las fotografías, que han sido dos pilares fundamentales en los que se ha sustentado su estrategia de terminales. Acuerdos con empresas de renombre como Leica, cuya tecnología de cámaras han incorporado a las suyas, han reforzado y avalado la calidad de sus productos. Los nuevos dispositivos del fabricante chino, como el flamante smartphone plegable Mate X, están preparados ya para circular por las nuevas redes que están ayudando a crear.
Tras los teléfonos móviles, tanto la gama P para el segmento doméstico y la Mate para el profesional, la compañía china se ha atrevido con los portátiles y los relojes inteligentes, completando así su gama conectada. Incluso se atrevieron con una segunda marca, Honor, para llegar a un público joven, que este año ha tenido un crecimiento de ventas fuera de China del 150% frente al año anterior. Como Huawei, Honor también es ambiciosa y aspira a convertirse en una de las tres marcas móviles más importantes a nivel mundial en los próximos cinco años. Y 5G es la clave para conseguir este reto.
En España, el fabricante chino lidera las infraestructuras de fibra y 5G y, también a nivel mundial, es la segunda marca que más smartphones vende en España, solo por detrás de Samsung y adelantando a Apple. De hecho, Huawei es el principal proveedor de infraestructura 5G para la mayoría de los operadores europeos, compitiendo con Nokia, Ericsson y ZTE. En España, los principales operadores —Telefónica, Orange y Vodafone— están desarrollando sus redes 5G con su infraestructura: Vodafone España anunció en el MWC que construirá su red de 5G con Huawei; Telefónica y 5G Barcelona cuentan con su tecnología en The Thinx, el laboratorio 5G ubicado en el Pier01 de Barcelona Tech City; y Orange también está realizando pilotos con equipos de red.
Las cifras de inversión en I+D seguirán siendo altas a nivel mundial: en los próximos cinco la compañía invertirá más de 100 mil millones de dólares en I+D. La promesa de mejoras que traerá la conectividad 5G es seductora y la clave son las redes.
5G en juego
Más allá de ser un rentable negocio, 5G se ha convertido en un campo de batalla político. De una manera más o menos encubierta, dos potencias mundiales - China y Estados Unidos- se enfrentan por dominar esta nueva era de conectividad inteligente.
Los desencuentros entre Huawei y los EEUU se han acrecentado desde el pasado diciembre, cuando se solicitó a Canadá la extradición de la directora ejecutiva de Huawei, Meng Wanzhou. La Fiscalía federal estadounidense abrió el pasado enero una investigación a Huawei por un presunto delito contra la propiedad intectual. La compañía también se ha enfrentado a acusaciones sobre la seguridad de su tecnología 5G en Europa. Todo ello después de que la diplomacia estadounidense haya estado presionando a países aliados y a sus proveedores de Internet para que eviten a Huawei, alegando que Pekín podría forzar a la compañía a espiar o desactivar sus redes. Estos movimientos ponen de manifiesto que hay mucho en juego, y no solo hablamos de negocio.
Esta mañana, en el Mobile World Congress de Barcelona, el presidente rotativo de Huawei, Guo Ping, ha rechazado las acusaciones “sin pruebas” de los Estados Unidos. Ping ha afirmado que Huawei no ha hecho nada mal, dejando claro que tampoco ha creado 'backdoors' (“puertas traseras”) con las que poder controlar de forma maliciosa equipos ajenos. El representante de Huawei ha destacado que la compañía se toma “muy seriamente” todo lo relativo a la seguridad, defendiendo que ni se espía ni dejará que nadie espíe a través de ella. El gigante chino se juega el futuro de su negocio mundial.