La semana pasada se celebró en Santander el 28 Encuentro de las Telecomunicaciones y Economía Digital, una cita que reúne a las figuras clave del sector de las telecomunicaciones en España y, por supuesto, a los principales operadores del país. Además de las declaraciones de César Alierta contra la neutralidad de la red y la antigua comisaria Viviane Reding, el evento se caracterizó por la petición unánime de los principales operadores (Yoigo, Orange, Vodafone y Telefónica) de un nuevo marco regulatorio a Bruselas que siente las bases de un escenario mucho más favorable para el desarrollo de su negocio. Aunque cada vez usemos más nuestros dispositivos móviles, los operadores han visto cómo disminuían sus ingresos.
Del monopolio a la liberalización para luego llegar al oligopolio
Una de las peticiones en la que los cuatro grandes operadores de España estaban de acuerdo era la relativa a los actores presentes en el mercado. Desde su perspectiva, el mercado está “saturado de operadores” y la legislación actual, precisamente, fomenta la competencia y el surgimiento de operadores virtuales que se apoyan sobre infraestructuras de terceros (la de los operadores mayoritarios).
¿Cuál es la solución de los operadores? Su propuesta, tomando como referencia a Estados Unidos, es consolidar el mercado y reducir el número de operadores a un conjunto discreto de 3-4 grandes en España. Si en España salimos de un monopolio gubernamental y pasamos a un mercado liberalizado (con un operador que sigue teniendo mucho peso), los operadores proponen que Bruselas siente las bases que permitan transformar el mercado de las telecomunicaciones en un oligopolio como ocurre en el sector eléctrico (donde los clientes, básicamente, viven a merced de las cinco grandes compañías eléctricas que controlan el mercado).
La llegada de los operadores móviles virtuales (OMV) supuso un importante cambio en el mercado; según los datos de la CNMC, a marzo de 2014, estos “operadores sin red propia” concentran ya un 13,84% de los usuarios y esto se traduce en una importante pérdida de clientes para los operadores mayoritarios.
Para que nos hagamos una idea de cómo han llegado a afectar los operadores móviles virtuales al mercado, Antonio Coimbra, consejero delegado de Vodafone, señaló en su intervención que los ingresos de los operadores habían bajado un 30% y, sin embargo, la de los operadores virtuales había crecido un 300% y el director financiero de Orange, Federico Colom, comentó que “los operadores virtuales que no invierten en red móvil pueden crecer a costa del negocio de otros”.
Si hasta ahora la Comisión Europea favorecía la aparición de estos operadores y la regulación, que data de 2006, apostaba por fomentar la competencia, en los últimos meses el discurso ha ido cambiando.
Europa comienza a considerar necesaria la reducción de operadores para llegar a ese mercado común de las telecomunicaciones. Un ejercicio de eficiencia y consolidación del mercado que, en su día, Neelie Kroes señaló como la necesidad de tener “operadores europeos fuertes”. A día de hoy, los operadores están obligados a dar acceso a sus redes a los virtuales (a pesar de las negativas al acceso a la redes 4G que, por ejemplo, Yoigo señaló durante su intervención en Santader) y esta obligación ha “equilibrado el mercado” y ha dado muchas opciones a los usuarios pero, si la regulación cambia, ¿existirán ofertas diferenciadoras o nos encontraremos un mercado demasiado homogéneo en precios y ofertas de servicio?
Neutralidad de la red y el Internet de “clases”
El presidente de Telefónica, César Alierta, lo dejó muy claro el primer día del evento y comentó que era necesario “un ecosistema simétrico en toda la cadena de valor en Europa” puesto que los proveedores de contenidos “están encantados porque tienen acceso a todo y no pagan nada”. Alierta no fue el único en hablar de la neutralidad de la red y, básicamente, los cuatro operadores principales de España parecen estar de acuerdo en que los OTT (empresas “over the top content”, aquellas que están en la capa de servicios, como por ejemplo Google o Facebook) son “el enemigo” porque no invierten en redes e infraestructuras y, sin embargo, hacen negocio gracias a estas infraestructuras que despliegan los operadores.
En septiembre del año pasado, la Comisión Europea ya estableció un borrador del nuevo marco regulatorio que recogía la principal demanda de los operadores en cuanto al tratamiento de los OTTs: discriminar el tráfico y establecer tasas a servicios como Google, Facebook o WhatsApp.
Si bien estos instrumentos no dejan de ser un borrador, Europa, en lo que concierne a la neutralidad de la red, ha terminado alineándose con los operadores. Lo que propone Bruselas nada tiene que ver con una red neutral y, básicamente, se abre la puerta a que los operadores puedan establecer distintas calidades de servicio a los accesos de datos (y el usuario pagar precios distintos según esta calidad de servicio); además, los operadores pueden imponer tasas a los proveedores de contenidos y servicios para que su tráfico sea cursado con “mayor calidad”.
Durante su encuentro con la prensa, el consejero delegado de Vodafone presentó la visión de la compañía con respecto a los OTT y ésta está perfectamente alineada con las bases que presenta Bruselas. Antonio Coimbra señaló que “se deberían poder diferenciar por tipos de servicios y clientes de manera transparente”; es decir, aplicar “calidades distintas” siempre y cuando el usuario sea consciente de cómo se gestiona el tráfico (un precepto que ya señaló Bruselas como clave a la hora de aplicar distintas clases de calidades de servicio en el transporte de datos).
Dicho de otra forma, podría darse el caso de que los operadores impusieran tasas a Google, Facebook o WhatsApp para garantizar la fluidez de sus servicios e, incluso, que los usuarios tuviesen que enfrentarse a tarifas de datos en las que supusiese un gasto extra garantizar el buen funcionamiento de los servicios ofrecidos por los OTT.
¿Qué ocurrirá con los precios?
Si el mercado se termina reduciendo a unos 3-4 grandes operadores, la competencia estaría muy acotada y los precios podrían llegar a estancarse. Durante 2013, operadores como Telefónica y Vodafone se han visto obligados a actualizar sus tarifas para evitar la pérdida de clientes provocada por competidores como Yoigo o los operadores virtuales (según apuntaba la CNMC en julio); si el número de actores decae, es evidente que también se pondrá freno al ajuste de precios que hemos vivido en estos últimos años.
Durante el encuentro de Santander, Vodafone comentó que los servicios habían aumentado en prestaciones a la vez que los precios habían bajado; un caso contrario al mercado estadounidense donde los servicios aumentan en prestaciones pero los precios se mantienen. El mercado estadounidense se caracteriza, precisamente, por tener un número de operadores muy bajo que operan a nivel nacional en un territorio con 350 millones de usuarios; un escenario que los operadores ansían para Europa tal y como comentó Vittorio Colao, CEO del Grupo Vodafone: “en Europa tenemos cien operadores cuando Estados Unidos tiene, depende de cómo cuentes, cuatro, seis o quizás diez. China tiene tres”.
¿Y no hay otra forma de hacer las cosas?
La principal queja de los operadores se centra en la bajada de ingresos frente al aumento del despliegue de nuevas infraestructuras. La tecnología avanza rápidamente y las inversiones en despliegue ya no se pueden amortizar a tan largo plazo como antaño (recordemos la longevidad del par de cobre); además, la demanda de capacidad de datos sigue creciendo de manera exponencial y es necesario dar servicio a esta demanda. Sin embargo, el nuevo escenario que solicitan los operadores a Europa no es el único camino que se puede seguir para afrontar la realidad que nos rodea.
Nadie niega la inversión que realizan los operadores en nuevas redes pero ¿están optimizando sus esfuerzos? Precisamente, dentro de los ejes de actuación de la Agenda Digital Europea para 2020 se encontraba el despliegue eficiente y ordenado de infraestructuras, un hecho que se ha reflejado también en la Agenda Digital para España o, incluso, en estrategias regionales como, por ejemplo, la de Andalucía. Europa hizo un llamamiento a la compartición de infraestructuras como estímulo a las inversiones y con la intención de reflejar estos ahorros en una bajada de la cuota de acceso para los usuarios.
¿Tiene sentido cablear cuatro veces el país? Desde el punto de vista de las inversiones no tiene sentido alguno; sin embargo, a los operadores les cuesta compartir costes e infraestructuras y parecen hacerlo, únicamente, dentro de alianzas entre operadores afines (Telefónica-Yoigo, Telefónica-Jazztel u Orange-Vodafone) para hacer frente a sus competidores y no quedarse atrás en la carrera. Más que una regulación que elimine a los operadores virtuales del mercado o que imponga un acceso a Internet con distintas calidades de servicio, Europa debería transformar el mercado para hacerlo realmente eficiente y fomentar una compartición y coordinación real que, seguramente, redunde en un mejor balance contable para todos los actores implicados (tanto operadores como usuarios).
De los cuatro operadores que acudieron al encuentro de Santander, solamente Yoigo (que también marcó a los OTT como causa de la pérdida de ingresos de los operadores) pidió a Europa la eficiencia del sector por medio de la compartición de las infraestructuras aunque, eso sí, también señaló la vía de la “consolidación del mercado” como otro camino hacia la eficiencia.
Imágenes: Roy Costello (Flickr), Emilian Robert Vicol (Flickr) y Patrick Stahl (Flickr)