Drones, la tecnología militar que aspira a prestar servicios civiles
El papel de los drones como arma ha quedado tristemente patente y cada vez tienen más eco las denuncias públicas que se hacen de este tipo de tecnología militar. Sin embargo, como ha ocurrido en otras ocasiones, del plano bélico se pasa a los usos civiles. Esto es lo que está sucediendo ahora con los drones, que se están reconvirtiendo para implantarse en diversos campos, alejados de la industria militar.
Una de las noticias que más ha llamado la atención este año en relación con los drones es el anuncio de Amazon. El CEO de la compañía Jeff Bezos habló en una entrevista sobre el programa 'Prime Air', que persigue repartir paquetes de menos de dos kilos –hoy en día éstos representan el 86% de los pedidos– utilizando este tipo de vehículos aéreos no tripulados. El objetivo es cubrir un área con un radio de 15 kilómetros, partiendo desde un centro habilitado para efectuar las entregas en un máximo de 30 minutos.
Con varios de estos centros se podría llegar a una buena parte de la población en las ciudades. Esta es la idea de Amazon, aunque no está tan cercana como pueda parecer. Bezos comentó que para que el programa dé comienzo tendrán que pasar aún cuatro o cinco años. Un tiempo durante el que habrán de resolverse numerosas cuestiones que tienen que ver con el marco legal, el acondicionamiento del espacio aéreo y otras necesidades, además de con la evolución tecnológica propiamente dicha.
Pero aparte del impacto promocional causado por Amazon al revelar su programa ‘Prime Air’ existen otros ámbitos donde los drones ya se están utilizando. Uno de ellos es la búsqueda y el estudio de restos arqueológicos, sobre todo en zonas de difícil acceso. Los drones pueden sobrevolar el terreno tomando fotos precisas de áreas extensas, de las que resultaría más trabajoso obtener datos de otra forma. En Perú se han empleado para estudiar las ruinas en lo alto del Cerro Chepén. En 10 minutos se hicieron 700.000 fotos aéreas a baja altitud.
Los drones también se están probando en la agricultura, con el fin de vigilar los cultivos en grandes superficies. Así se pretende identificar prematuramente problemas de riego, posibles enfermedades que estén afectando a las plantaciones y controlar otras circunstancias para aumentar el rendimiento. También se está experimentando para descubrir riesgos de catástrofes naturales, informar sobre las condiciones atmosféricas o medir los niveles de contaminación en el aire.
Y como el principal uso que se le ha buscado a los drones es la vigilancia, aparte de circunstancias ambientales también se están haciendo pruebas para vigilar a las personas. Brasil ya ha puesto en marcha un programa para controlar una porción de sus fronteras con ayuda de esta tecnología. Mientras que la policía británica se ha decidido a experimentar con drones y cree que pueden ser útiles en la lucha contra el crimen o la monitorización de acontecimientos públicos masivos.
Problemas para su implantación
A pesar de todos los programas que se están llevando a cabo con drones, aún no hay una legislación que los regule. En Estados Unidos, algunos estados han tratado de crear un marco legal mediante moratorias específicas para su uso. Pero las cuestiones a resolver son numerosas. En primer lugar, hay que definir el estatus de estos vehículos no tripulados y fijar quién responde legalmente por el drone. Si uno de estos aparatos causa daños materiales o personales de algún tipo, o bien vulnera los derechos de alguien, la situación tiene que estar clara.
Para el tránsito de los drones será necesario establecer rutas aéreas, de la misma forma que existen para los aviones o, sin ir más lejos, hay carreteras para los coches. Si varias empresas o instituciones del Estado utilizan estos dispositivos, será preciso establecer una entidad que coordine el tráfico. Igualmente necesario, clasificar a los drones según su función y autorizarlos únicamente a realizar las tareas que se esperan de ellos. Si un aparato está destinado a repartir un paquete, tal vez debería tener prohibido hacer fotos de la calle y almacenarlas.
El uso militar
Si la regulación de los drones en el ámbito civil prácticamente no existe, en el plano militar no se puede decir que la legislación internacional haya avanzado más. En el mes de octubre de 2013, un grupo de expertos de Naciones Unidas señaló que estos dispositivos no son “inherentemente ilegales”, aunque representan una clara amenaza para los civiles en una situación de conflicto o en operaciones selectivas contra el terrorismo.
La ONU pidió a los estados que emplean este tipo de tecnología que respeten el derecho internacional y acompañen sus acciones de transparencia informativa. Lo que quiere decir, sobre todo, que hagan constar el número de víctimas civiles que se producen en un ataque. Y es que los daños colaterales se desconocen, pero hay quien apunta cifras escalofriantes de 10 civiles muertos por cada terrorista que se elimina en una operación con drones.
Tanto es así que el corresponsal en seguridad nacional de The New York Times, Mark Mazzetti, afirma conocer evidencias de que las acciones con drones de la CIA han fomentado el terrorismo contra Estados Unidos, decidiendo a actuar a gente que había experimentado de cerca estos ataques. El escenario que describe Amnistía Internacional de la región de Waziristán del Norte, en Pakistán, ilustra la crudeza de estas operaciones. La población civil tiene que lamentar muertes y víctimas heridas por culpa de los drones, mientras que los que han sobrevivido a un ataque de este tipo viven con miedo.
Imagen: Joachim S. Müller