Lo sabemos: las grandes multinacionales de internet como Facebook, Google, Apple, Skype, Yahoo, Microsoft almacenan nuestros datos personales y los transfieren desde la Unión Europea a Estados Unidos sin que exista ningún tipo de control por parte de las autoridades de protección de datos de cada país. Ahora se celebra en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en Luxemburgo una vista oral del caso Europa vs Facebook, un precedente que ambiciona cambiar las reglas del juego.
Es el típico caso de David contra Goliath, con un joven abogado austríaco llamado Max Schrems en el papel de David y Facebook en el del famoso soldado de tres metros que asediaba la ciudad de Israel. Durante un semestre de estudios en Estados Unidos, Schrems tuvo la oportunidad de escuchar al abogado de Facebook Ed Palmieri, especializado en privacidad, en una conferencia y constatar su desconocimiento de la legislación europea respecto a la protección de datos.
Ya de regreso en Austria, en junio de 2013, el joven Max empezó una serie de denuncias ante las agencias responsables de la Protección de Datos en los países sede de las empresas: contra Facebook y Apple en Irlanda, Skype y Microsoft en Luxemburgo, y Yahoo en Alemania.
En Irlanda, el Tribunal Superior decidió pedir al Tribunal de Justicia de la UE que interpretara la legislación europea al respecto y que valorara si es aplicable el concepto de safe harbor (puerto seguro) por el que las grandes empresas aseguran proteger los datos que recaban aunque los transfieran a Estados Unidos y destruirlos al cabo de un tiempo.
Este parece ser un punto básico del equipo internacional de abogados que representará a Max Schrems, una vez descubierta la existencia del programa PRISM por el que –gracias a Edward Snowden– se supo que la NSA de Estados Unidos accedía masivamente a datos.
Un abogado junior con 25.000 codemandantes
La vista oral en Luxemburgo coincide con la campaña de Amnistía Internacional en contra de la vigilancia masiva ilegal #DejenDeSeguirme. Pero esta no es la única demanda de Schrems contra Facebook. Al decidir ejercer su derecho y pedir qué información había recabado Facebook sobre él en sus tres años como usuario de la red social, el austríaco recibió un CD con 1.200 folios y, por ello, inició una demanda colectiva por violación de la privacidad.
Después aceptó a los primeros 25.000 usuarios como codemandantes, para los que pide 500 euros por cabeza, “una cantidad deliberadamente baja” por violación de privacidad. Un tribunal vienés verá esta otra causa el 9 de abril y decidirá sobre la solicitud de compensaciones. Esta compensación no sería el mayor prejuicio para Facebook, el objetivo es que el tribunal declare que sus prácticas empresariales son ilegales bajo la legislación europea.
Schrems aboga activamente por el fin del monopolio de las redes sociales y defiende que la legislación europea debería imponer a los proveedores a una interfaz abierta. Y muchos lo apoyan: lleva recogidos 60.000 euros de más de 2.000 personas en crowdfunding.