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Goodall recuerda fascinada sus primeros descubrimientos sobre chimpancés
La primatóloga Jane Goodall ha afirmado hoy haberse sentido “fascinada” cuando descubrió, mediante la observación de chimpancés, que “eran muy iguales a nosotros, se besaban y se abrazaban”.
En una conferencia en la sede de RBA en Barcelona, la científica inglesa ha recordado sus inicios en el mundo de la primatología y sus primeros viajes al África en los se dedicó a la observación de los chimpancés en su hábitat natural.
Con la imitación de los sonidos que hacen los chimpancés cuando se reúnen, la doctora Goodall ha iniciado su presentación recordando que, como los humanos, “cada chimpancé tiene su sonido característico y los otros lo reconocen cuándo se acercan”.
Con un relato salpicado de anécdotas personales que explican su pasión por los animales desde una edad muy temprana, Goodall ha agradecido a su madre por haberla apoyado siempre en su amor por los animales.
Entre los recuerdos, la explicación de una de sus primeras observaciones, cuando en unas vacaciones con cinco años en el campo inglés y ante su curiosidad por saber por dónde ponían los huevos las gallinas, estuvo “cuatro horas escondida en un gallinero esperando que las gallinas vinieran a poner un huevo hasta que lo conseguí”.
“Había estado desaparecida durante mucho rato” -ha proseguido Goodall- pero cuando mi madre vio la ilusión que había en mis ojos entendió que para un pequeño científico lo mejor era experimentar y equivocarse“.
A raíz de la lectura de un libro sobre Tarzán a los díez años, Goodall se marca como objetivo viajar al África: “Todo el mundo pensó que estaba loca y me decían que las mujeres no podían hacer esas cosas”, explica.
“Pero mi madre me ayudó y me dijo que si trabajaba y lo deseaba mucho al final conseguiría lo que quería”, ha relatado antes de volver a agradecer de nuevo su progenitora el apoyo y la confianza.
Después de un tiempo trabajando como secretaria y en un hotel, con 23 años Goodall consigue reunir suficiente dinero para ir al África y gracias a sus anteriores visitas al Museo de Historia Natural en Londres empieza a trabajar como secretaria del antropólogo Louis Leakey en Kenia.
“Leakey me ofreció la oportunidad de estudiar a los chimpancés y conseguimos el dinero necesario para hacer una observación de seis meses, pero no tenía un título universitario y era una mujer, por lo que tuve que buscar a alguien que me acompañara, mi madre”, ha recordado Goodall.
Fue su madre también quién, ante la desesperación por no encontrar nada durante los primeros meses de observación, la animó y le dijo que “sabía más de lo que creía, que había visto muchas de las rutinas de los chimpancés”.
“El primer chimpancé que confió en mí me introdujo en su vida y su grupo, y gracias a él pude observar que usaban herramientas como los humanos”, ha dicho Goodall.
“Fue fascinante ver cómo eran muy iguales a nosotros y tenían comportamientos parecidos, se abrazaban, se besaban... pero también pude ver su lado oscuro, sus guerras primitivas, los ataques”, ha recordado la primatóloga.
Goodall, investida doctora honoris causa por 45 universidades y merecedora de varios premios como el Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, ha recibido el Premio Internacional de Cataluña este año 2015.
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